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Desde las fronteras del conflicto en Ucrania

Mario González, periodista de CNN en Español, comparte su experiencia en las fronteras ucranianas y analiza el complejo conflicto con Rusia

Por  LAURA VÁSQUEZ ROA

abril 25, 2022

SERGEY BOBOK/AFP/GETTY IMAGES

Tras dos meses de la ocupación rusa en diferentes puntos de Ucrania, el conflicto sigue en curso. Las rondas de negociación entre los dos países no han dejado avances significativos, las operaciones de Rusia se intensifican en el Este, mientras que el pasado 3 de abril el gobierno ucraniano denunció una aparente masacre tras la retirada rusa del pequeño poblado de Bucha, al noroeste de la capital. De Bucha se conocieron imágenes de civiles asesinados en las calles presuntamente durante la ocupación rusa de la zona. Aunque el Kremlin ha calificado esta acusación de “montaje mediático ucraniano”, equipos de investigación periodística como el del New York Times contradicen a Rusia con imágenes satelitales que indican su responsabilidad en estos crímenes.

Ante la continuidad de la guerra, las sanciones económicas sobre el pueblo ruso, los millones de refugiados que han salido de Ucrania, los encriptados planes de Putin y la sombría resolución del conflicto, hablamos con el periodista Mario González, quien recientemente estuvo en las fronteras que comparte Ucrania con Moldavia y Rumania, reportando sobre esta crisis humanitaria. En esta conversación revisamos la complejidad de esta situación que va más allá de la mirada sesgada que inevitablemente se tiene desde Occidente, las tensiones internas del pueblo ucraniano, el pasado soviético que sirve de telón de fondo y la tragedia de los millones de ucranianos que buscan proteger sus vidas.  

DESDE LAS FRONTERAS: La ocupación rusa ha creado un ambiente de tensión constante. Desde que inició el conflicto, 6,5 millones de personas se han desplazado internamente y más de 4,5 han abandonado el país para proteger sus vidas.
CORTESÍA MARIO GONZÁLEZ

Luego de estar tan cerca del conflicto, ¿con qué impresión llegaste de lo que está ocurriendo en Ucrania?

Cambió algo mi percepción desde que llegué a cubrir allí. Llegué el 11 de marzo con una misión muy específica, que era la de reportear a los mexicanos que regresaban. Fue un vuelo de la Fuerza Aérea Mexicana y se repatriaron a varios connacionales. Eran alrededor de 60 con sus familias, muchos de ellos con familias ucranianas y algunos latinoamericanos también, sobre todo peruanos, y alguno que otro ecuatoriano.

Cambió mi percepción porque, ya estando allá, además de ver la cara del absurdo que es una guerra de este tipo en este siglo, algo que no nos había tocado ver como generación, fue ver que el riesgo del que se hablaba tanto al principio, de que esto escalara más y fuera un conflicto global, ha variado. Sigue existiendo esa posibilidad, pero creo que ya lo estamos viendo más en su justa dimensión. Al conocer un poco el terreno, y también las tantas complicaciones que hay en las sociedades de este lugar de Europa, te cambia la percepción. No estamos simplemente entre una pelea entre buenos y malos. Evidentemente todos estamos en contra de que el presidente Putin haya tomado esta acción, pero te das cuenta también de que en cada camino que vas, hay gente que lo apoya. Hay muchos territorios en los que todavía se mantiene el control ruso. Por ejemplo, en Moldavia e incluso en Rumania, hay poblaciones que son abiertamente prorusas. Entonces, eso te habla de la complejidad que hay en esta región del mundo. Es una inmensa torre de Babel esta parte de Europa donde se hablan muchos idiomas, en donde hay diferentes posturas, incluso religiosas y también hay conflictos étnicos y raciales.

Este es un menú de cosas muy complejo para entender de entrada, y te das cuenta de que no se trata simplemente de una acción bélica de este momento, sino que es algo histórico que se viene peleando desde hace mucho tiempo. Por otra parte, queda la sensación del sinsentido. Todos condenamos a Vladimir Putin, pero también hay responsabilidades de otros. Del otro lado está el no haber agotado el diálogo en un principio, por ejemplo. Eso es lo que se discute allá y que levanta pasiones. Esa es mi sensación, que es un conflicto mucho más complejo de lo que vemos desde la superficie.

Resulta importante tratar de entender a esas facciones ucranianas que no quieren ser parte de Ucrania, que son prorusas y que han alegado ser perseguidas, ¿cómo viste esa otra parte de la guerra?

Hemos visto al presidente Zelenski, en cada intervención, decir que él no ve ese sentimiento antiruso, ni una persecución a los hablantes de ruso. Este es uno de los temas que ha derivado en esta situación de crisis. No tanto la crisis armada, que ya es una decisión unilateral de Vladimir Putin, pero de esa crisis social, porque sí existe esa percepción. Yo conozco Ucrania desde hace algunos años, y por lo menos en Kiev te puedo decir que sí hay un sentimiento anti hablantes rusos, sí lo hay. Está en la piel de algunos, no de todo mundo, por supuesto, pero hay gente que lo rechaza y esto se ha venido incrementando a raíz de la acción rusa en Crimea, cuando -utilizando una estrategia muy cuestionable- Putin anexó Crimea por medio de un referéndum en 2014.

Es algo muy reciente que obviamente empieza a introducir a más hablantes rusos y a gente rusa en esta parte de la península de Crimea, y después trata de independizarse Crimea por medio de ese referéndum tan cuestionable donde gana el independentismo proruso. Eso ocurre prácticamente de una manera ilegal que no reconoce el mundo, o al menos no lo reconocen los países miembros de las Naciones Unidas al rechazar la anexión de Crimea a Rusia. Desde ahí viene una crisis social muy fuerte. El ánimo antiruso se hizo fuerte desde entonces en parte de la población de Ucrania. De ahí nos podemos ir mucho más atrás, donde también hay una sensación de presencia rusa que es rechazada por la población ucraniana.

CORTESÍA MARIO GONZÁLEZ

Algunas estadísticas de preferencias políticas, hechas hace algunos años, muestran porcentajes muy parejos frente a temas como el ingreso a la Unión Europea o la firma de tratados económicos con Rusia. ¿Esto es una muestra de una sociedad dividida, más compleja de la que vemos desde la distancia?

Sí, por supuesto. Y más atrás, hay todavía que hablar de esos antecedentes de identidad regional o nacional. Pues la antigua capital de Kiev fue la primera capital del primer Estado eslavo oriental y en la Unión Soviética fue la tercera ciudad más grande. Sí hay un sentimiento de división muy profundo en la sociedad. Como bien dices, hay unas encuestas que hemos visto también de participación dentro de la Comunidad Europea. Hay divisiones, como sucede mucho en nuestros países también. Recuerdo en Colombia el referéndum sobre la paz que generó una división muy fuerte. Es más o menos algo similar. Hay gente que se siente muy identificada con la parte soviética y otra que no necesariamente, y quiere desligarse de ese pasado.

Se han escuchado críticas sobre el racismo en la respuesta de la Unión Europea ante los refugiados ucranianos, comparada con los refugiados de naciones no europeas. ¿Qué opinas de esas denuncias de racismo?

Creo que se pueden decir varias cosas al respecto. Primero, esta es una crisis muy diferente a otras. Si bien me ha tocado cubrir otras partes del mundo, no me había topado con un conflicto bélico de esta magnitud. Es decir, el caso de Siria es una crisis brutal que ha movilizado a miles de personas, pero no los millones de desplazados que vemos en Ucrania. Lo más cercano podría ser el conflicto por la presencia de Siria en Líbano, terrible también. O el conflicto interno en Líbano entre árabes y cristianos. Pero lo de Ucrania tiene otras dimensiones.

Por otra parte, la crítica que se ha visto en redes sociales es sobre que el mundo está tratando de manera distinta a los ucranianos de piel blanca y ojos azules, pero la verdad es que esto es desconocer mucho del tema. Esta es solo una parte de los ucranianos, que es un sector importante que cumple con esas características étnicas, pero hay una buena parte que es morena, de piel oscura y que son los gitanos que viven ahí y que ahora son desplazados. Ellos son de las peores víctimas, doblemente victimizados, porque internamente sufren condiciones de racismo, segregación, marginación y externamente también. Esta población es la que no tiene posibilidades de ir más allá de los países muy cercanos, porque no tienen familias en Alemania o en Italia. Es gente muy pobre que no tiene qué comer al día siguiente, entonces hay una variedad de refugiados tan amplia como la composición misma de la sociedad ucraniana.


No estamos simplemente entre una pelea entre buenos y malos. Evidentemente todos estamos en contra de que el presidente Putin haya tomado esta acción, pero te das cuenta también de que en cada camino que vas, hay gente que lo apoya”.


Hay gente que pasa en automóviles de alta gama y que puede alquilar hoteles de 5 estrellas hasta esperar el regreso porque tienen una vida cómoda en Ucrania. Pero hay gente que no tiene absolutamente nada. Hay algunas características más o menos similares entre los ucranianos y es que por lo general tienen familias numerosas, no sé si por la religión ortodoxa, pero son una sociedad diversa. Ahora, si tú me dices que una crisis de un niño rubio es diferente a la de un niño gitano te diría que es el mismo drama, porque es arrancar a un niño de su vida cotidiana, de su familia, de su escuela y su entorno seguro. En todo caso, la crisis es más profunda de lo que vemos en las redes sociales.

¿Cómo ves la capacidad de negociación de Rusia en este momento?

Ha bajado la expectativa sobre el nombrado poderío militar ruso y quedan muchas incógnitas que no entendemos del todo bien, porque no sabemos cuáles son o cuáles eran los planes de Vladimir Putin. Para ponerlo de otra manera, la gran sorpresa es la resistencia ucraniana, que sin tener un poderío militar ni siquiera comparable con muchos países europeos, ni con Rusia, ha hecho una resistencia extraordinaria con lo poco que ha tenido. Eso habla muy mal de la estrategia de desempeño rusa.

Ahora se habla mucho de la reacción del Ejército ruso y de las supuestas deserciones. Son muchas cosas que yo dejo como comentarios de oídas, porque no hay comprobación de que efectivamente estos soldados rusos hayan atacado a su propio tanque para desertar. Realmente esa información no la tenemos, y hay que entender también que en ese tipo de conflictos existen sesgos. Nosotros, por ejemplo, como medio de comunicación somos occidentales y nuestros ojos son occidentales, así que vemos las cosas de determinada manera, con esos ojos vemos el mundo. Y del otro lado hay estrategias de comunicación muy importantes que tratan de imponer su punto de vista sobre las cosas. Si entendemos eso, creo que podemos acercarnos a una mejor comprensión de la situación para pensar que hay otras cosas que podemos poner en tela de juicio. Por eso hay cierta información que prefiero no dar como fiable, hasta que no sea algo fehaciente, como esto de las presuntas deserciones, porque puede corresponder a una campaña para bajar la moral de las tropas rusas. En todo caso, sí hay una gran sorpresa frente a la reacción de Ucrania ante el otrora poderosísimo Ejército ruso.

CORTESÍA MARIO GONZÁLEZ

¿Qué salidas se ven a este conflicto tras varias semanas de su duración y las últimas negociaciones?

Yo creo que la salida está en insistir en el diálogo, porque ya sabemos que las sanciones internacionales que se iban a aplicar ya se hicieron. Tal vez se pueda profundizar más en las sanciones económicas, que además inicialmente van a afectar al pueblo ruso y eso también es injusto porque no todo el pueblo ruso está a favor de la guerra. Eso también hay que entenderlo. Hay una gran parte del pueblo ruso que está en contra la intervención de su país en Ucrania.

En este momento sabemos del reagrupamiento de tropas, no de su retiro, pero lo que es evidente es que los planes no salieron como esperaba Putin. Hubo movimientos en su tablero de ajedrez que no le salieron como esperaba, como la resistencia ucraniana. Yo creo que el diálogo va a seguir siendo la puerta de solución entre los dos países. Por otro lado, también hemos visto los límites que tiene Occidente para reaccionar, porque no se va a meter en el conflicto siendo un país no miembro de la comunidad europea. No enviará tropas, ni va hacer una invasión por medio de la OTAN. Eso no creo que lo vayamos a ver, ante lo cual el único camino es el diálogo. Se ve que Zelenski ha bajado las expectativas y ya se habla de una zona de seguridad para Rusia donde no haya presencia de la OTAN y eso finalmente era lo que, queremos creer, buscaba Putin, aunque ya no sabemos realmente cuáles son sus planes.

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