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Dave Matthews mira al futuro

Es el líder de una de las bandas más exitosas de las últimas décadas, él y su familia tienen el futuro más que asegurado, pero eso no impide que se preocupe mucho por el mundo que heredará a sus descendientes

Por  RICARDO DURÁN

mayo 8, 2023

Amy Harris/Invision/AP, File

Dave Matthews está dentro de su camioneta, ha ido a recoger a su hijo en el colegio, y se disculpa por no saber español. Confiesa que su esposa lo habla “con un acento terrible”, y que él tiene planes de estudiar nuestro idioma; “no tengo mucha educación”, bromea, “pero, cuando me comprometa con eso, voy a ser bilingüe”.

Es raro entrevistar a alguien que está en su carro a miles de kilómetros (se encuentra en Seattle mientras hablamos), pero ese es el mundo que nos ha tocado, y estas son las ventajas de la tecnología. Nos hemos encontrado para hablar un poco sobre Walk Around the Moon, el décimo álbum de Dave Matthews Band, que está inspirado por la pandemia, por los tiempos raros que hemos vivido últimamente, y –en alguna medida– por los hongos que consumió Matthews en la época de cuarentena. “Realmente no son drogas, son una comida saludable”, asegura, recordando esa etapa que pasó con su familia en los bosques de Virginia.

El disco tuvo su punto de partida con la canción que le da título, y parece lleno de reflexiones sobre la actualidad y la forma en que hemos llegado a ella, nuestros miedos y alienaciones, además del apego que el mundo ha desarrollado hacia las armas. “Creo que todo el álbum habla del lugar en el que me encuentro y el mundo que les voy a dejar a mis hijos”, dice el cantante y guitarrista, añadiendo que la edad y su familia le han dado una mirada más introspectiva, más preocupada por el futuro. Por ejemplo, ‘Singing From the Windows’ hace una referencia directa a la época en que la gente en Italia salía a cantar desde sus ventanas y balcones para hacer más amable el tiempo del encierro y la cuarentena; por su parte, ‘Madman’s Eyes’ toca el tema de las armas en los Estados Unidos, las masacres y tiroteos (más de 200 en apenas cinco meses de este año), y a la forma en que los gobiernos dan la espalda a esta aterradora realidad.

Cortesía OCESA

La música de Dave Matthews refleja una visión muy auténtica del mundo, fundamentada en el hecho de nacer en Johannesburgo (Sudáfrica), además de haber vivido en Inglaterra y los Estados Unidos. Aunque creció oyendo a los Beatles y a Marvin Gaye, siempre tuvo presente el jazz africano, además de la música surafricana, con gente como la cantante Miriam Makeba (reconocida mundialmente por su ‘Pata Pata’) y el genial pianista Abdullah Ibrahim. Al recordarles, evoca también la sonoridad de Grecia y Turquía, así como el trabajo del pakistaní Nusrat Fateh Ali Khan; “Creo que todo eso compone una paleta muy hermosa, que en el mundo occidental no apreciamos lo suficiente”, dice. “Tal vez esas escalas nos parecen misteriosas y dramáticas porque no las escuchamos habitualmente”. Ese misterio ha estado siempre presente, en mayor o menor medida, en la música de DMB, y un ejemplo perfecto es ‘The Last Stop’, del exitoso Before These Crowded Streets, que lanzaron en 1998.

“Todos en la banda venimos de contextos muy abiertos musicalmente”, señala, y antes de pasar a hablar del impresionante baterista Carter Beauford (le preguntamos expresamente por él), su hijo sale del colegio y entra a la camioneta. “Él se quedará en silencio mientras hablamos”, indica cuando el muchacho de 16 años saluda a través de la cámara.

Beauford fue reconocido en 2003 por la revista Modern Drummer como el Mejor Baterista de Pop, y en varias ocasiones ha figurado en listados de ROLLING STONE entre los grandes bateristas de la historia. “Es muy musical, muy melódico y preciso”, reconoce Matthews. “Tal vez yo sea el compositor principal, pero su contribución es muy profunda, creo que no seríamos lo mismo sin él; si la banda suena como una máquina, se debe en gran parte a su aporte y a la forma en que toca la batería”. Y añade jocosamente: “Después de un año de tocar con él, cuando volví a oír otras bandas, descubrí que a su lado muchos bateristas me parecían muy vulnerables”.

Recuerda entonces a LeRoi Moore, el saxofonista de la banda que falleció en 2008, y dice que ha sido muy afortunado al poder tocar con ambos, confiando en que ellos se hayan sentido igualmente afortunados al trabajar con él.

Es curioso que en países como Colombia, la banda apenas sea conocida, cuando en el mundo entero es una de las más vendedoras en términos de conciertos. En agosto del año pasado Pollstar publicó un listado de los artistas que han vendido más entradas en las últimas cuatro décadas, y DMB apareció segunda con uno 23 millones, detrás de U2, que ostenta el récord con 26 millones de tiquetes. Algo muy especial hay en una banda de estas características, para que en ese rubro logre superar a gente como los Rolling Stones, Metallica y Coldplay.

Como ya hemos visto, ese carisma especial va más allá de los discos y las tarimas; en 2023 Dave Matthews y The Nature Conservancy completarán más de cuatro millones de árboles plantados, en un trabajo que vienen realizando desde 2020. Además, hay siempre un esfuerzo en sus giras para compensar las emisiones de carbono generadas, y la banda ha sido nombrada Embajadora de Buena Voluntad para el Medio Ambiente por las Naciones Unidas.

Matthews y sus amigos son mucho más que una gran máquina de vender entradas; son músicos impresionantes, versátiles y virtuosos, reunidos bajo un concepto que habla de los desafíos más duros que enfrenta la humanidad. Dentro y fuera del escenario han hablado del cambio climático, del matrimonio igualitario y del racismo; además, en lo que va de este siglo, la banda ha sido muy activa durante las campañas presidenciales de los Estados Unidos, uniéndose en 2004 a la campaña Rock The Vote, que no logró evitar la reelección de George W. Bush.

Todo eso es un reflejo de la forma en que asumen su trabajo. Cuando se le pide que defina en solo tres palabras lo que pasa por su cabeza antes de subir a un escenario, Matthews lo piensa mucho, y dice lentamente: “ESTO-ES-TODO”. Luego recuerda que LeRoi Moore siempre les invitaba a tocar como si fuera la última oportunidad de sus vidas, sin importar si estaban ante 100 o 100.000 personas. Y sí, así es como debería pensar cualquiera que haga música en vivo con el alma; allí es donde realmente se conoce la calidad de una banda.

Cortesía OCESA
Cortesía OCESA

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