Cómo nació Saldías, el Polo Cultural de Buenos Aires que funciona como consorcio de artistas

Con sala de ensayo y eventos, Saldías logra amplificar la escena porteña a otro nivel

Por  MARÍA PAZ MOLTEDO

junio 13, 2022

Saldías, el Polo Cultural de Buenos Aires que funciona como consorcio de artistas
Dillom, en vivo en Saldías.

Gentileza Saldías

En un borde de la ciudad de Buenos Aires, detrás de Barrio Parque, existe un Triángulo (casi) de las Bermudas formado por las calles San Pedro de Jujuy y Padre Carlos Mugica. El Barrio Saldías es silencioso, a pesar de los camiones que circulan por ahí; un barrio ferroviario de los años 50, que a partir de 2005, volvió a sonar. Lucas Pombo y su hermano Nicolás trabajaban con una empresa de transporte en la zona y un día les llamó la atención un edificio abandonado, donde antiguamente funcionaba un mercado de frutas y había 68 oficinas con 68 cajas fuertes. Lucas las abrió todas y ese día no encontró nada. Hoy cada una de esas salas alberga tesoros de la escena cultural urbana: músicos, bandas, escultores, fotógrafos, cineastas. Más de 1.500 artistas conviven armónicamente en el Polo Cultural Saldías.

Lucas se describe como un músico frustrado. En un principio empezó a usar una de las salas para ensayar con una banda que tenía. Tiempo después, comenzaron a acercarse productoras en busca de locaciones para rodajes. Y poco a poco más artistas se apropiaron del espacio. Las 68 salas han estado ocupadas por músicos como Bandalos Chinos, Dillom, El Zar, Lo’ Pibitos, 1915, Silvestre y La Naranja, Nenagenix, La Piba Berreta y Mujercitas Terror. Algunos proyectos pagan por el uso, otros están de algún modo becados.

En 2008, llegó a Saldías Luis Alberto Spinetta. Buscaba un espacio grande y no conocido para ensayar para el recital Bandas Eternas. “El lugar no era de nadie, técnicamente nosotros somos okupas. El Estado solo se acercó para intentar desalojarnos. Esto es capital propio de los músicos”, cuenta Lucas hoy, para detallar luego que se constituyó una asociación civil sin fines de lucro y que han logrado pactar con cada gobierno para seguir activos, aunque sin un contrato ni concesión legal.

André Parisier y Lucas Pombo, responsables de Saldías.

Además de las salas, el polo cultural resonó en los últimos años por sus eventos. Un hito reciente fue Argenta FT, un festival creado en solo tres semanas entre Lucas y André Parisier, su socio creativo, empresario creador de Big Box y del restaurante Mengano Bodegón. Lo pensaron como una obra de teatro gastronómica y musical coreografiada por Sol Villalobos, con once salas, un menú de once pasos y once artistas en escena. En cada sala un artista fusionaba un plato con un chef y un vino con la curaduría de Pancho Morelli, o un trago a cargo de un bartender. “Si le hubiéramos puesto un precio a esto, la gente tendría que haber pagado 100.000 pesos por persona”, dice Lucas.

Cada uno puso lo suyo para lograr este baile de estímulos. Dante Spinetta junto a Federico Jorge, de Nare Sushi Bar; Mariano Ramón, de Gran Dabbang, con Bandalos Chinos; Facundo Kelemen, de Mengano, con Dillom. Pedro Bargero, de Chila, junto a su pareja artista, pintó la comida con chocolate a lo Pollock, mientras tocaba Silvestre y La Naranja. Fito Paéz fue como tecladista de la banda de su pareja, Eugenia Kolodziej. Cuando terminó, se acercó a la sala de Dillom y le pidió que tocara para él su nuevo disco. Un chico que fue al evento subió a sus redes una foto en el baño con Fito al lado: “meando con Fito”, posteó. Los límites de lo famoso, lo conocido y lo desconocido se borran en Saldías. Donde hasta la política puede asomarse, aunque de manera tangencial: Francisco Macri, hijo del ex presidente, filmó un videoclip de Lit Killah, y Dyzhy, hijx de Alberto Fernández, fue parte del line up de uno de los últimos festivales en el lugar.

El polo trasciende a los edificios y sale a la calle en cada Festival Cultural Saldías. En la primera edición, en la plaza del barrio, solo había un público de cuatro personas. Tiempo después fueron 400 y, en el último, en 2020, convocaron a 3.000, entre puestos  de choripanes y cerveza. Prometen el próximo para septiembre, esta vez con invitados internacionales.