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Clifford, el gran perro rojo

Un perro de tamaño descomunal causa mucho desorden a donde quiera que va, pero es imposible no sentir cariño por él. Los amantes de las mascotas se sentirán más que identificados con la historia de Clifford

Walt Becker 

/ Jack Whitehall, Darby Camp, Tony Hale, John Cleese

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de UIP

El escritor y caricaturista norteamericano Norman Bidwell, fue rechazado por quince editoriales. Uno de los editores le recomendó convertir uno de los dibujos de su portafolio en un cuento infantil. La ilustración en cuestión mostraba a un enorme perro rojo acompañado de una pequeña niña. Bidwell le hizo caso y el resultado fue Clifford, una serie de más de cuarenta libros, tres series animadas para la televisión, un musical de Broadway, una película animada y ahora, una película de acción real. 

Por más cínicos y amargados que seamos, es prácticamente imposible odiar a ese simpático perro rojo. El director Walt Becker (autor de la hilarante Van Wilder, la cinta que lanzó a Ryan Reynolds a la fama, pero también de las desastrosas Rebeldes con causa, Papás a la fuerza y Alvin y las ardillas sobre ruedas), trata de alejarse de las películas frenéticas y escandalosas que muchos adultos deben soportar con estoicismo cuando llevan a sus hijos, y se acerca más a la gentileza de las maravillosas películas del osito Paddington. El resultado es un producto intermedio que mantiene algo de ese molesto frenetismo, pero que logra capturar algo del espíritu de los adorables personajes creados por Jim Henson para los más pequeños en Plaza sésamo y Elmo, así como de esas inolvidables películas de acción real que Disney solía hacer en los años cincuenta y sesenta como Su más fiel amigo, El perro fiscal, El gato que vino del espacio, Un gato del FBI o Un sabio en las nubes.

La historia comienza cuando Emily (Darby Camp de la miniserie Big Little Lies), es dejada por su madre Maggie (Sienna Guillory de la serie Fortitude), al cuidado de su despistado tío Casey (interpretado por el gracioso Jack Whitehall de Jungle Cruise), mientras ella acude a un viaje de trabajo. En una caminata matutina, el tío y su sobrina se encuentran con el misterioso señor Birdwell (John Cleese canalizando al fallecido autor de Clifford) y este le entrega a la niña un adorable perrito de color rojo que quedó solo cuando la perrera se llevó a su familia. Casey no está de acuerdo con que Emily se quede con el cachorrito y le dice que lo tiene que devolver. La niña se acuesta a dormir con Clifford pensando en que posiblemente las cosas cambien al día siguiente ¡Y vaya si cambian!   

Al igual que King Kong y Godzilla, Clifford es de un tamaño colosal y destruye todo a su paso, pero Clifford no tiene el fuerte temperamento del gorila y el reptil mutantes, y eso hace que no solo Emily se encariñe con él, sino también los vecinos de Emily y Maggie, como los Jarvis (Keith Ewell y Bear Allen-Blaine), una joven pareja de abogados, Raúl y Alonso (Horatio Sanz y Paul Rodríguez), los dueños de la tienda del barrio y la señora Cullerman (Tovah Feldshuh), una inmigrante rusa con una fuerte adicción a la leche condensada. Emily también va a encontrar un aliado en Owen Yu (Izaac Wang), un vecinito adinerado que está enamorado de la niña, y el dueño de T-Bone, un perrito muy conocido por los seguidores de la serie de televisión.  

Como no pueden faltar los villanos, aquí los tenemos en el conserje Packard (David Alan Grier), que odia a las mascotas; en Florence (Mia Ronn), la odiosa compañerita de Emily que se burla de ella; y especialmente en Zac Tieran (Tony Hale de Arrested Development), el dueño de Lyfegro, una empresa dedicada a la biotecnología, que quiere apoderarse del perro mutante para beneficio personal (pese a que se ufana de ser un filántropo). 

La película de Clifford es corta, su ritmo es fluido y sus mensajes sobre la inclusión y el respeto a la tolerancia son bien recibidos. Se agradece muchísimo que los productores no hayan puesto a hablar al perro ya que, gracias a ello, se ve mucho más real (pese a su extraño color y tamaño inusual) y mucho más cercano a las mascotas reales. Ya se está pensando en una secuela y no es de extrañar. Clifford ha vuelto y, sin importar que seamos adultos o niños, es imposible resistirse a su encanto.    

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