Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Carmen María retrata una transformación personal en RUBEDO

Su segunda entrega discográfica utiliza la simbología alquímica para presentar un proceso interno.

Por  PATRICIA GUERRERO

mayo 15, 2024

Cortesía Carmen María

Carmen María es una auténtica artista, reconocida por su composición casi poética, una inconfundible voz grave y experimentación sonora que bebe de diferentes estilos. Nacida en Tijuana, Baja California, desarrolló su talento en la frontera, enriqueciendo su arte con diferentes géneros que propiciaron sonidos de una fusión del mundo pop latino experimental. 

Su primer álbum, Toloache, llegó en el 2019. Fue escrito junto a su padre como tributo a la música de su casa y lleva el nombre de un brebaje utilizado para enamorar. Ese mismo año, recorrió Latinoamérica y España como guitarrista y corista en la gira de Ximena Sariñana, “Dónde Bailarán las Niñas”.

Su recién estrenado segundo álbum, RUBEDO, entreteje géneros como el R&B, ranchera, house y folk dentro del pop latino. El material es un repaso por los últimos tres años de la vida de la artista, “el viaje más profundo y personal que hecho, deja de ser mío para ser NUESTRO” en forma de una alegoría alquímica que retrata su proceso interno —lírico y visual.

Existen tres etapas necesarias para transformar un metal en oro: nigredo, albedo y rubedo. Para la artista, la transformación del metal simboliza la transformación personal, “es metáfora de la experiencia humana en un viaje profundo del caos a la luz”. Para que el alquimista pueda transmutar la materia física, primero tiene que transformarse a sí mismo. 

Así, la segunda entrega discográfica de la cantante se divide en tres capítulos. El nigredo es un momento arropado en el color negro, es la oscuridad, la inconsciencia y el descenso antes del albedo, cuando “la persona harta de sufrir despierta, escucha su sabiduría interna y descubre su esencia divina”. El rubedo pone nombre al disco de Carmen María, una etapa representada por el color rojo. “El color de las cosas que brotan, pasión, alineamiento con nuestro propósito. El rojo es la promesa de que está a punto de producirse un nacimiento”, declara. 

Las letras de RUBEDO retratan experiencias basadas en la vida de Carmen María y la de sus abuelos. “La única regla del disco es que todo tenía que ser verdad”, dice, “hablan de mi historia al llegar a esta ciudad (CDMX) y atravesar todas las expectativas, decepciones, ansiedades hasta entender que la respuesta de mi bienestar, de mi alma no están en otra persona o en el mundo externo si no en mi conexión con algo más grande y el alineamiento con mi propósito”. 

Con influencias que van desde Bon Iver a C. Tangana, Soda Stereo, Natalia Lafourcade, Sting, la Orquesta Aragón, entre otros, entrega un álbum lleno de significado y cargado de conceptos profundos. La portada del disco refleja el color rojo que caracteriza la etapa última de la transformación, adornada con el Ouroboros, símbolo que representa el ciclo eterno de la vida y la muerte, la creación y la destrucción.