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Cantoras, por los siglos de los siglos, amén

El libro Cantoras todas: la generación del siglo 21 presenta un abanico de artistas femeninas que en las últimas décadas ha estado derribando los estándares de la industria musical al establecer su propio estilo

Por  MELISA PARADA BORDA

marzo 15, 2021

Telmary: © Cortesía de Håkan Moberg/ Natalia Lafourcade: © Cortesía de Sony Music/ Mariela Condo: © Cortesía de Marko Bizarro/ Mon Laferte: © Cortesía de Mayra Ortíz/ Nathy Peluso: © Cortesía de Gisela Filc/ Nidia Góngora: © Cortesía de Pandebono Foto Club/ Miss Bolivia: © Cortesía de Inés Auquer y Gaspar Kunis - Gentileza Revista Brando/ Marta Gómez: © Cortesía de Adrián Zapata/ Laura Guevara: © Cortesía de Sergio Álvarez.

Telmary: © Cortesía de Håkan Moberg/ Natalia Lafourcade: © Cortesía de Sony Music/ Mariela Condo: © Cortesía de Marko Bizarro/ Mon Laferte: © Cortesía de Mayra Ortíz/ Nathy Peluso: © Cortesía de Gisela Filc/ Nidia Góngora: © Cortesía de Pandebono Foto Club/ Miss Bolivia: © Cortesía de Inés Auquer y Gaspar Kunis - Gentileza Revista Brando/ Marta Gómez: © Cortesía de Adrián Zapata/ Laura Guevara: © Cortesía de Sergio Álvarez.

La música, ese bello arte que tiene tanto la capacidad de despojarnos de lo terrenal, como de presionarnos para poner los pies sobre la tierra. Aquel espacio en el que convergen vivencias, sentimientos, clamores y emociones que nos hace sentir comprendidos por tres minutos y medio o una hora entera. Pero ese sitio donde parece haber lugar para cualquiera, durante mucho tiempo fue (y de cierta forma lo sigue siendo) una suerte de club social en el que se determinaba quién podía “ingresar” y quién no dependiendo del color de piel y de lo que se tuviera entre las piernas.

A pesar de ello, resultaría inverosímil afirmar que la industria únicamente ha sido ocupada por hombres, pues por sus canchas han pasado mujeres grandiosas que le han levantado el dedo de en medio al establecimiento y se han atrevido a gritar a los cuatro vientos, “aquí estamos y aquí nos quedaremos”. Ma Rainey, Janis Joplin, Violeta Parra, Shakira… la lista es infinita. Ellas y muchas más contribuyeron a abrir aquellos espacios tan herméticos para que las artistas del nuevo milenio pudieran hacer que su música y sus voces fueran escuchadas. Y como en las últimas dos décadas hemos sido testigos del surgimiento de cantautoras fenomenales, la Red de Periodistas Musicales en Iberoamérica (REDPEM) se dio a la tarea de crear Cantoras todas: la generación del siglo 21, un libro que reúne los perfiles de 20 de las más destacadas de Iberoamérica, y que además cuenta con las letras de Julieta Venegas y Lila Downs al inicio.

Desde el soul y el R&B de Gaby Moreno y Mabiland, pasando por los cantos tradicionales de Nidia Góngora y Mariela Condo, hasta los ritmos urbanos de Rosalía y Nathy Peluso, esta obra recopila las vivencias y procesos que forjaron el arte de cada una estas cantoras de habla hispana.

Aquel que lea cada una de sus páginas con detenimiento, notará que entre las particularidades de cada una de las protagonistas existe algo que las asemeja: ese aire de libertad que otorga el vencer las todavía existentes barreras del género en una industria históricamente machista. Y es que, aunque algunas se declaren abiertamente feministas y otras admitan que su propósito jamás ha sido llevar la bandera del movimiento, lo cierto es que el mensaje que han transmitido es político y es un manifiesto por sí mismo de la presencia de las mujeres en la música.

Ya sea mediante los gritos de rabia y denuncia, las expresiones abiertas sobre la sexualidad femenina o las letras dedicadas a las costumbres ancestrales, cada cantora se ha permitido componer sobre lo que nazca de sus entrañas y no sobre lo que se supone que “debería” escribir. Esta autonomía es significativa dado que demuestra que sí vale la pena aventurarse en el camino de la canción cuando una se reconoce como mujer.

Es aquí donde debemos resaltar la importancia de la representación, un término transversal que ha cobrado mucha más fuerza a lo largo de los últimos años. Hace no mucho tiempo era más complicado ver o escuchar personalidades con las que sentirnos identificadas pues las industrias se habían encargado de vendernos imposibles, pero que ahora existan más mujeres diversas ocupando esos espacios que eran reservados para unos pocos, sienta un precedente que tendrá un resultado positivo para las futuras artistas y sus públicos.

Al final me he quedado corta, así que me permito cerrar con este verso de Tu vestido de Ana Prada: “Hoy te pusiste tu vestido / El prohibido/Vos, inconsciente / Tan decente, desmedida / Con cada movimiento despeinas las frases / Se escuchan los rumores, pero no les haces caso”.    

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