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Bruce Willis: un actor duro de olvidar

Bruce Willis anunció se retira de la actuación tras haber sido diagnosticado con afasia

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

abril 1, 2022

Cortesía Miramax

La afasia es una alteración neurológica causada por una lesión en las áreas del lenguaje del cerebro, que impiden la producción y/o la comprensión del lenguaje y como consecuencia, las habilidades comunicativas se ven seriamente afectadas. 

Bruce Willis anunció su retiro de la actuación tras haber sido diagnosticado con afasia. Antes de dejar el cine, el actor completó quince películas en cuatro años (todas de pésima calidad) y ocho más se encuentran completadas y/o en postproducción. Al parecer, Willis no quería abandonar el cine y aceptó trabajar en estas cintas de bajo presupuesto en papeles cortos y sin mucho diálogo, antes de reconocer su condición.

El actor que se inició en la televisión con series como Miami Vice y Moonlightning en la década de los ochenta, también fue el protagonista de Die Hard (para algunos, la mejor película de acción de todos los tiempos), Pulp Fiction (definitivamente, la mejor película de la década de los noventa y una de las mejores de todos los tiempos), 12 Monkeys (obra maestra del cine ciberpunk) y The Sixth Sense (la inolvidable cinta de suspenso sobrenatural, con uno de los mejores giros cinematográficos en la historia del cine).  

Pero Willis también nos dejó una serie de interpretaciones en películas que, aunque no son tan recordadas como los títulos anteriores, ponen en evidencia a un actor de amplio rango, que podía ser el tipo más duro del cine (equiparando a John Wayne y a Clint Eastwood), como a una persona con un gran sentido de la comedia y con la sensibilidad suficiente para hacer parte de unos dramas románticos y psicológicos bastante alejados de las cintas de acción con las que se le asocia. Estos son algunas de estas películas:

BETWEEN TWO FERNS (2019), WHAT JUST HAPPENED (2008), THE PLAYER (1992) 

En estas tres comedias, Bruce Willis hace de Bruce Willis. En los ochenta, él ya había asumido una personalidad paralela como Bruno, el cantante de Soul que tuvo un sencillo en los diez primeros lugares llamado Respect Yourself (cover de The Stpale Singers). Pero en la cinta protagonizada por Zach Galifianakis (como el entrevistador más ofensivo que haya existido), en la película protagonizada por Robert De Niro sobre un productor de cine en decadencia (dirigida por Barry Levinson) y en la obra maestra de Robert Altman sobre la vacuidad de Hollywood, Bruce Willis no tiene ningún sentido del autorrespeto y se interpreta a sí mismo como un actor vanidoso, superficial y muy poco inteligente. No por nada Willis se tomó de la mejor manera el roast que el canal Comedy Central hizo para él, en donde hasta su ex esposa Demi Moore se burló de sus defectos.

LOOPER (2012), THE KID (2000) 

No solo Bruce Willis interpretó en varias ocasiones a una versión poco agraciada de sí mismo, sino que también viajó en el tiempo para redimirse e inclusive para matarse. En la descabellada e inteligente cinta de ciencia ficción dirigida por Rian Johnson, es todo un deleite ver a Joseph Gordon-Levitt imitar los manierismos de Willis, al encarnar su versión más joven, y a Willis imitar los gestos y miradas de su colega. En la encantadora cinta familiar de Disney dirigida Jon Turteltaub, el actor infantil Spencer Breslin interpreta a la versión de ocho años de edad de Willis, quien aparece como por arte de magia frente a su propia versión adulta de cuarenta años, para ayudarlo a superar sus traumas y ser una persona más feliz.  

THE STORY OF US (1999) 

Injustamente menospreciada, tanto en su época de estreno como en la actualidad, este drama romántico dirigido por Rob Reiner (When Harry Met Sally…) nos muestra a Willis interpretando a un hombre casado con una mujer (encarnada magistralmente por Michelle Pfeiffer), que lucha por mantener una relación de quince años que se encuentra al borde del colapso. En la vida real, Pfeiffer se encontraba en graves apuros económicos y se enfrentaba a la muerte de su padre, mientras de Willis estaba separándose de Demi Moore. Ambos lograron canalizar sus conflictos emocionales y sentimentales, para confeccionar una película que bien puede equipararse a Secretos de un matrimonio de Ingmar Bergman y la reciente Marriage Story de Noah Baumbach. 

NOBODY’S FOOL (1994)

En esta cinta dirigida por el gran Robert Benton (Kramer Vs. Kramer, Places in the Heart), Bruce Willis no fue promocionado como actor principal, por temor a que el público se sintiera decepcionado de encontrar a su estrella de acción favorita en un drama pequeño y entrañable. Paul Newman y Willis ya habían trabajado juntos en el estupendo drama judicial The Verdict (Willis ni siquiera aparece en los créditos), y fue Newman quien recibió dos postulaciones a los premios Óscar por estas dos cintas. Sin embargo, Willis brilla junto a Newman, Philip Seymour Hoffman, Jessica Tandy (en su película final) y Melanie Griffith, en una historia acerca de un hombre gruñón e independiente que aprendió a cerrarse a los demás, pero que al final de sus días aprende a ser más humano y tolerante. 

SIN CITY (2005)

¿Cuál es la mejor adaptación cinematográfica de un cómic de todos los tiempos? ¿The Dark Knight? ¿Avengers: Endgame? ¿La vida de Adéle? Probablemente ninguna de estas, ya que Sin City no solo posee la calidad de los títulos mencionados, sino que es una película que se siente a la vez cine y a la vez cómic.  Este brutal neo-noir dirigido a seis manos (Robert Rodríguez, Quentin Tarantino y Frank Miller, autor de las novelas gráficas en las que se basa), incluye a un Bruce Willis poseído por los espíritus de Humphrey Bogart, Charles Bronson y Jean-Paul Belmondo, interpretando a Hartigan, un rudo policía con rostro de piedra, encargado de detener al “bastardo amarillo”, el maléfico hijo de un senador (Nick Stahl), quien hace lucir al acertijo de la nueva película de Batman como una inocente palomita.   

UNBREAKABLE (2000)

Ahora la pregunta es la siguiente: ¿Cuál es la mejor película de superhéroes de todos los tiempos? Probablemente la respuesta no la van a encontrar en las cintas de Marvel o DC, sino en la maravillosa y poco apreciada cinta de M. Night Shyamalan, la cual muchos consideramos como una cinta superior a la elogiada The Sixth Sense. Shyamalan, un lector apasionado por los cómics, deconstruye la estructura narrativa tradicional del género y, al mismo tiempo, nos entrega una metáfora conmovedora acerca de lo que significa ser padre. Bruce Willis, sin necesidad de palabras, recurriendo a la postura y a la mirada, nos entrega quizás la mejor interpretación de su carrera artística, como un hombre que no sabe qué hacer con sus superpoderes.