Bebe cambia de piel

La cantante española presentó recientemente su cuarta producción discográfica, un álbum desnudo y muy personal

septiembre 7, 2015

Cortesía

Después de Un pokito de rocanrol, un álbum que dentro de la carrera de Bebe se alejó del estilo intimista que había imperado en sus dos producciones anteriores, la artista regresó en octubre de este año con Cambio de piel. El disco ve el regreso de Carlos Jean, el productor de sus dos primeros trabajos, para retratar a una música que se reinventa después de un proceso de cambios emocionales y personales, desnudándose de parafernalias y fórmulas de estudio y enseñando su lado más humano y honesto.

En el primer sencillo que la española ha dado a conocer, Respirar, queda evidenciado que el eje central del disco es el cambio, la transformación. Bebe muda de piel para presentarse rejuvenecida y nueva, retomando la faceta con la que enamoró a su público hace más de una década. Como una serpiente, Bebe canta “Cae la piel rota/ Dejando al descubierto la otra/ Con más brillo que la que cae/ Porque algo está alimentando”: detrás de esa piel que cae nace una nueva cantante que es, en esencia, la misma pero más madura, más sabia y, al mismo tiempo, más brillante pues se ha desprendido de todo aquello que le pesaba, de esa piel vieja que le estorbaba. Hablamos con la cantante sobre Cambio de piel, sus proyectos a futuro y sus impresiones de Colombia, país que visitó en 2014 como conmemoración de los diez años de Pafuera telarañas y al que anhela volver próximamente. 

Hablemos del proceso de composición y producción de Cambio de piel. ¿Cómo fue regresar al estudio y trabajar con Carlos Jean después de Un pokito de rocanrol

Pues fue maravilloso. Un pokito de rocanrol  se grabó en Francia y por tanto teníamos muchas ganas de volver a trabajar juntos. La idea surgió a raíz de que yo lo llamé el año pasado para la conmemoración de los diez años de Pafuera Telarañas para hacer una serie de videos pero, al final, cuando estábamos en el estudio surgió el tema. Me dijo Carlos “¿Por qué no hacemos un disco nuevo y lo grabamos aquí?” y yo “pues, venga, sí, ¿por qué no?  Si tú lo produces, fenomenal”. Así que así surgió. Ha sido un año maravilloso, de muchas emociones, muchas vivencias con un ritmo de trabajo muy bonito. Que teníamos un horario muy libre, estábamos en el estudio y salíamos a buscar a los músicos. Después, por la noche, yo me venía a mi casa a seguir trabajando. 

Por otro lado, evidentemente, el tema del disco es el cambio. Se siente un disco muy íntimo en el que Bebe está reinventándose, volviendo a conocerse; está muy cargado de vivencias y de experiencias. ¿Cómo fue ese proceso de reencontrarte, de mudar de piel y descubrir esa nueva faceta Bebe?

Realmente ha sido así. En el último año he cerrado una etapa de mi vida a nivel emocional y personal y, al final, he estado como empezando de ceros, que es lo que me ha llevado a este disco. Y me ha encantado, cada disco es una nueva experiencia, es reinventarse. Es un disco muy alegre, hay una producción preciosa de Carlos Jean y, además, la diferencia también a nivel musical es que las composiciones son mucho más abiertas. Tenía muchas ganas de cantar y además el piano es una cosa bonita que tiene mayor protagonismo. Entonces sí, ha sido un cambio de piel, hay un montón de cosas ahí que están, además, puestas con mucho amor para hacer este trabajo. 

Por un lado se reconoce a la Bebe de siempre y, por el otro, hay una Bebe totalmente distinta. ¿Cómo fue el mantener este equilibrio en el proceso de reinvención al mismo tiempo de que mantenías tu esencia, tu música, tus letras, tu honestidad?

Porque para mí es evolución. Un la vida uno no necesita cambiar del todo, solo necesita ir evolucionando. Yo sigo la misma persona, la misma que sacó hace años el disco que llevaba Malo, el disco de Pafuera Telarañas, pero ahora ya soy una mamá, he evolucionado. Estoy en ese en ese proceso de transformarme que me encanta, me divierte mucho. 

Siendo un disco tan íntimo se siente una Bebe muy desnuda, sin máscara. ¿Era esa la carga simbólica que buscabas generar con la portada del disco? Una portada blanca en la que solo aparece tu rostro.

Pues sí. La verdad es que yo claramente nunca había salido claramente en la portada. No lo veía tan necesario. Pero esta vez dije ‘¿Por qué no? Vamos a hacer un cambio de piel, vamos a empezar de nuevo’. Y sí. Es el estado en el que me encuentro, es la cara con la que me siento, estaba muy feliz, estaba satisfecha con mis vivencias, estaba muy tranquila porque estaba mi hija conmigo. Y bueno idea de que fuera clarito es porque yo concibo el disco así como luminoso, con mucha luz, aunque tenga sus momentos un poco más oscuros y de canciones más desgarrados por dentro, tiene momentos de alegría muy divertidos.

En La cuenta dices “Descubrí el monstro que habita en mí, y aún no intento demolerlo”. ¿A qué te refieres con eso? ¿Cuál era el monstruo que había en ti y del que buscabas deshacerte?

¿Quieres que te hable de mi monstruo? [risas]. El monstruo es algo muy personal, hasta cierto punto no podría hablar de él. Hablo de un monstruo que preferimos no sacar pero que a veces situaciones de la vida te hacen sacarlo. No me siento orgullosa de tenerlo pero allí está, solo intento aplacarlo. Hace parte de la vida. A veces cuando uno se siente apagado o derrotado sale, porque cada uno tiene su monstruo dentro y quiere aplacarlo. Siempre es un proceso de crecimiento que tenemos los seres humanos. Hay gente que lo saca y otros que tratamos de guardarlo. 

¿Cómo va a ser el proceso de promoción del disco? ¿Tienes planeado pasar por Latinoamérica, volver a Colombia?

Ay sí, claro que sí. Tengo unas ganas que me muero. La pasé tan bien en el auditorio del Julio Mario, que es un auditorio precioso. Y luego Medellín, que no lo conocía. Una ciudad maravillosa, al igual que su gente. Entonces sí, tengo muchas ganas de volver a Colombia. La verdad que se siente mucho el cariño y ya tengo muchas ganas de cantaros. 

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