Santiago Adano, exintegrante de Julio & Agosto y miembro fundador del colectivo Perropájaro, fue detenido el miércoles 12 de junio en la boca de la estación Congreso del subte A, a metros de la Confitería del Molino, en las inmediaciones del Congreso de la Nación. Fue durante la manifestación en contra de la Ley Bases que el Senado iba a votar esa noche. Santiago ejercía el derecho a la protesta, contemplado en el artículo 14 de la Constitución Argentina como forma de libertad de expresión y en varios tratados internacionales, como la Declaración Universal de Derechos Humanos. El video que muestra el momento de su detención no evidencia que estuviera ejerciendo ningún tipo de violencia. Sin embargo, y a pesar de que no existían pruebas en su contra, fue una de las más de 30 personas que permanecieron detenidas por 48 horas (16 de ellas, pasaron el fin de semana largo tras las rejas). Santiago fue liberado el viernes, al caer la tarde. En exclusiva, responde por escrito las preguntas de ROLLING STONE, en la que repasa una experiencia traumática, tristemente inolvidable.
La primera pregunta no es una mera formalidad. Después de haber atravesado una situación traumática como la que te tocó atravesar, lo primero que me sale preguntarte es: ¿Cómo estás? ¿Tenés miedo?
Para empezar, gracias por la empatía y la humanidad. Estoy ansioso, pero bien. Ayer a la tarde nos dieron la noticia de que se había dictado la falta de mérito, y si bien eso implica que la causa sigue abierta, también implica que no vamos a volver a la cárcel, y ese era el miedo más grande. Habiendo ya pasado por eso era una tortura la idea de tener que volver ahí. Me parece importante recalcar que en buena medida estar bien ahora tiene que ver con la compañía de la red comunitaria que se armó, saber que estaba ocurriendo todo este active afuera nos daba mucho ánimo y ahora, estando afuera, es clave para sentirse mejor.
¿Qué es lo primero que recordás ahora del 12 de junio de 2024? ¿Cómo pensás que vas a recordar esa fecha dentro de diez, veinte o treinta años?
Lo más fuerte que se me viene es el momento en Comodoro Py en que la abogada me dijo que los cargos de los que se nos acusaba eran muy graves. Íbamos con la idea de que nos iban a tomar la declaración y a liberarnos, con carátula de resistencia a la autoridad. Nos encontramos con una acusación enorme, inédita, que básicamente nos trataba de terroristas. Según ese papel habíamos intentado dar un golpe de estado, cuando solamente habíamos ido a manifestarnos pacíficamente por nuestros derechos, y enmarcadxs en el derecho constitucional a la protesta. De repente, frente a la abogada, tuve la sensación de que iba a quedar encarcelado meses, años. El miedo de terminar en Marcos Paz, donde finalmente nos llevaron, frente a lo desconocido, con la violencia institucional que sabemos que existe, era enorme. Es absurdo caer en cuenta de que fuiste a reclamar por tus derechos y por cuidar la Constitución, y terminar en una cárcel de máxima seguridad, siendo maltratado por los oficiales y con la sensación de que no tenes las herramientas para sobrevivir ahí.
¿Cómo fue el momento de tu detención?
La sensación fue de entrar en modo pesadilla. Yo había ido a Congreso temprano, pero cuando se pudrió me fui. No soy un inconsciente y sé que es riesgoso estar en las inmediaciones del Congreso cuando están deteniendo gente. Mi auto se había quedado sin batería porque había estado poniéndolo en contacto para cargar la batería del celular, por eso cuando me fui, fue en subte. Me fui a lo de un amigo, estuve un rato, volví a cargar el celular un poco y cuando vi que habían destruido autos me asusté y decidí volver. Me bajé del subte en Congreso, subí las escaleras pero no llegué a pisar la vereda, había poca gente y mucha policía. Mi vieja es jubilada, por primera vez en quince años no esté llegando a fin de mes, estoy en contacto con otrxs jubiladxs en la misma situación, y me puse a decirles a los efectivos que esta ley iba a hacer que sus madres, sus tías, sus abuelas vivieran mal, que nos afectaba a todxs, y mientras estaba diciendo eso sentí un tirón de atrás. Me agarraron entre muchos, solo identificados con la camperita, y me empezaron a arrastrar y ahorcar. Yo les pedía que me dejaran ponerme bien la mochila porque tenía un disco rígido con un disco de mi amigo Emiliano Topolino, el Topo, exintegrante de Bestia Bebé, que estoy produciendo y me volvía loco la idea de que se cayera la mochila y perderlo. No solo no me dejaron sino que siguieron ahorcándome, en los videos de la prensa se ve que estoy todo rojo, diciendo que me están ahorcando. Toda esa escena fue en modo pesadilla, pura adrenalina y desesperación animal. Cuando les dije que me sentía mal -tengo trastorno de ansiedad, estoy medicado- me agarraron del pantalón y la ropa interior y me los clavaron entre las nalgas. Se portaron con un sadismo y una violencia que no tenía sentido, yo no estaba tirando piedras ni prendiendo fuego nada, podrían haberse identificado y avisado que me detenían pero eligieron arrastrarme y dejarme sin aire.
¿Cómo fueron los dos días previos, hasta que te otorgaron la excarcelación? Entiendo que tomás algún tipo de medicación, ¿pudiste tener acceso a ella?
Fueron un infierno, entre maltrato institucional y desinformación. Nunca sabíamos adonde nos iban a llevar o de qué se nos acusaba, cuál era el próximo paso, nada. Nos verduguearon sin parar, a mi me perdieron las llaves de las esposas, y el momento de enterarnos que la acusación había pasado de resistencia a la autoridad a terrorismo y golpe de estado fue devastador. Varios de nosotros lloramos cuando nos lo comunicaron, la sensación de que podíamos terminar en Marcos Paz era horrible, yo nunca estuve siquiera detenido y de repente era una posibilidad firme terminar en un pabellón. Se puso todo oscuro, adentro y afuera, y finalmente, también sin saber, efectivamente nos llevaron a Marcos Paz.
Ese momento es clave y me imagino que traumático. ¿Cómo lo viviste?
Fue terrible. Ese jueves a la tarde en Comodoro Py, cuando nos comunicaron los cargos, la noche de jueves con los traslados al servicio penitenciario pero sin entender bien dónde, y todo el día de estar ahí fueron una locura, la sensación de que no conoces las dinámicas y que en cualquier momento podés equivocarte y terminar lastimado, era muy agobiante. Por suerte los presos nos blanquearon los códigos antes de que nos mandáramos una cagada, nos cuidaron y nos ayudaron a atravesar la secuencia, pero la sensación era que en cualquier momento podía pasar algo. Cuando finalmente nombraron Marcos Paz se nos cayó el mundo, sabiendo que además se venía un fin de semana largo y estábamos a contrareloj para la excarcelación, y con la perplejidad de que ni siquiera habían esperado las 24 horas que tenía la jueza para decidir si nos excarcelaban para trasladarnos a un penal. La medicación me la proveyeron a partir de la segunda noche, y cuando me liberaron ni siquiera me entregaron la medicación que restaba que les había alcanzado mi familia.
¿Estabas comunicado, tenías posibilidad de estar en contacto con un abogado?
Fue raro. Los abogados de la Defensoría vinieron a vernos a la primera comisaría, pero fue difícil mantenerse comunicados. No teníamos tarjeta de teléfono, no conocíamos la dinámica de comunicación con el afuera, pero igual nuestras familias y amigxs se ocuparon de todo desde afuera.
¿Cómo era el contacto con los otros detenidos y detenidas?
Con los otros detenidos en la manifestación, con quienes nos conocimos en el móvil policial o en la comisaría, se generó un bloque de soporte anímico muy fuerte. Entendíamos que estábamos ahí injustamente, y si bien estábamos muy asustados pudimos darnos ánimo entre nosotros y se generó un clima de mucho acompañamiento y comunidad.
¿Ya habías estado privado de tu libertad alguna vez?
Nunca. Fue mi primera experiencia en una comisaría.
Naciste en democracia, creciste y te formaste a nivel educativo, sentimental y artístico en democracia… ¿Qué significa la democracia para vos?
Sobre todo significa la posibilidad de juntarse y manifestarse sin sentir amenaza, la posibilidad de un disenso sano, de la escucha de la diferencia. Creo que hoy la democracia representativa está en una crisis severa, evidentemente nuestros representantes manejan otra cartera de intereses, y me conmueve la idea de repensar una forma de participación donde esos reclamos puedan llegar a tener algún impacto real en la trama política. Esta versión de la democracia en que se persigue a la gente por reclamar en paz lo que le parece justo, en la que se ensucian las manifestaciones con infiltrados violentos y se usa eso para encarcelar a un vendedor de empanadas me deprime y a la vez me genera un impulso muy fuerte de repensar nuestra vida democrática.
¿Te acordás de la primera vez que fuiste a una manifestación?
Sí, tenía 14 años y fui a una marcha del 24 de marzo con mi mamá y algunxs amigxs. Me resultó emocionante ver tanta gente junta con una misma consigna y moviéndose por lo que cree justo.
Hasta el momento de tu detención, ¿Tenías miedo de estar manifestándote? ¿Percibías algo distinto en esta a otras manifestaciones en las que habías participado?
Desde que empezó esta era de gobierno se siente distinto manifestar. El protocolo cambió todo, diluyó algunos límites establecidos y consensuados en todos estos años de democracia. Cada vez que se sale existe el riesgo de que te levanten, se sabe que están a la caza y que por más que no estés haciendo nada pueden arbitrariamente llevarte o maltratarte.
Más allá de tu trayectoria artística, participás de la asamblea de tu barrio… ¿Te definirías como un militante político? Y, en tal caso, ¿sentís que para este gobierno y para parte de la sociedad esta definición tiene una carga negativa?
Me interesa más pensarme como un miembro activo de mi comunidad. No me interesa participar en política partidaria, me interesa más mi barrio y la gente que lo habita, tender lazos comunitarios y humanos de cuidado. Eso también es política, pero creo más en construir a esa escala, desde la gente y desde el barrio y hacia arriba que en la política tradicional donde nos representan de esta manera desconectada de lo humano. La máquina se comió la empatía de muchxs, porque instala la lógica del individuo y del sálvese quien pueda. Por eso me interesa más una relación con la construcción que cuide el elemento comunitario y ayude a entender que para estar bien tenemos que estar bien todxs y sostenernos entre todxs. Si todxs nos sostenemos, nadie esta desprotegidx.
La primera vez que saliste en Rolling Stone fue por tu banda, Julio & Agosto. Un grupo que alcanzó bastante repercusión durante un buen tiempo. Ahora formás parte del colectivo Perropájaro, ¿Cómo definirías a ese proyecto?
Es un colectivo de artistas de diferentes disciplinas (música, historieta, dibujo, video) que tiene la intención de sinergizar nuestras búsquedas creativas. La idea es que cada quien aporte aquello que le genere libido, que le de ganas, y dentro de sus posibilidades reales. No está pensado como una banda con miembros fijos, sino como un grupo flexible de trabajo donde cada quien aporta lo que quiere y puede. De hecho el bajista original se mudó a Uruguay y la idea es que si hay fechas importantes, participe. El bajista que lo reemplazó es un crack y la idea es que puedan convivir esas situaciones y personas.
Con Perropájaro se han presentado en el Festi Inquilino, en el Matienzo. ¿Dirías que es un proyecto con una pata social o política?
Tiene una pata política más allá de que no tengamos material transparentemente político. Desde chico que me interesan los cruces de personas y colectivos, los cruces de registros, y creo que sería interesante aprender a hablar de política desde un escalón más terrenal, poder discutir sobre la situación de los alquileres mientras escuchamos música y tomamos una cerveza, en clima de distensión pero compensando en nuestra comunidad y en cómo hacerla más justa y más inclusiva. Lo político de mi encare, creo, tiene más que ver con un modo de hacer y de gestionar que con el discurso de nuestra obra.
¿De qué manera sentís que tu obra artística refleja tu compromiso social o político?
Creo que lo refleja en lo humano que tiene, en una visión de lo real que no busca mostrar un mundo plástico de hoteles y champagne, sino los dobleces reales de la existencia humana. Después, como decía antes, creo que lo político está más en el contacto y en cómo se da ese contacto con otras personas, organizaciones y temáticas sociales.