Piazzolla Electrónico, el proyecto de Nico Sorín que se transforma en un clásico de Niceto Club

El tecladista, ex Octafonic, armó un dream team para revisitar la obra del autor de “Libertango” desde una perspectiva contemporánea. Podés ganar entradas en la cuenta de Instagram de Rolling Stone

Por  HUMPHREY INZILLO

junio 19, 2023

Gentileza Ale Mazzei

”Cuando lo convoqué a Nico Sorín para los festejos por el centenario de mi abuelo, en el CCK, me imaginé todo esto. Que la gente haga pogo y coree las canciones es emocionante. La del octeto electrónico fue la unión de mi abuelo con los rockeros en los 70. Nico es increíble, siempre tiene una vuelta de rosca”, le decía a Rolling Stone, hace unos meses, Daniel “Pipi” Piazzolla, baterista, líder de Escalandrum y nieto de Astor Piazzolla (1921-1992). Se refería al proyecto Piazzolla Electrónico, que el tecladista Nico Sorín comenzó casi por encargo y que se transformó en una de las grandes revelaciones de la escena porteña. Este jueves, como todos los meses, se presenta en Niceto Club, Niceto Vega 5510, a las 20. En consonancia con la conmemoración de los 25 años de Niceto Club y el aniversario de la aparición de Rolling Stone Argentina, ambas marcas se unen en una celebración conjunta y te invitan a participar en un sorteo por entradas para disfrutar de este concierto. 

“Más de una vez el Pipi me había llamado para participar del Festival Piazzolla en el Konex, pero meterme con la música de su abuelo siempre me había dado extremo pudor”, explica Sorín. “Cuando me convocó para recrear el octeto electrónico para el homenaje por el centenario me pareció una linda oportunidad para poder abordar la música y perder un poquito ese pudor. Para eso, nada mejor que el octeto electrónico, en donde el eclecticismo y los diferentes estilos se juntan. Creo que fue un acierto… De hecho, lo llevé al Pipi al primer ensayo, como amuleto de la suerte y como para que nos dé su bendición, unos días antes del show”.

El octeto electrónico de los años 70, liderado por Astor  en bandoneón, incluía a Tommy Gubitsch (guitarra), Gustavo Beytelmann (piano), Osvaldo Caló (órgano), Luis Cerávolo (batería), Luis Ferreyra (flauta y saxo), Ricardo Sanz (bajo), y el padre de Pipi, Daniel Piazzolla, en sintetizadores. Para la recreación de ese sonido en la segunda década del siglo XXI, Sorín armó un verdadero dream team: Nana Arguen (guitarra), Santiago Vázquez (percusión), Franco Fontanarrosa (bajo), Rodrigo Gómez (batería), Noelia Sinkunas (piano), Marcos Cabezaz (marimba y percusión), y Nicolás Enrich (bandoneón).

“Además de ser una banda de chiflados, creo que es un grupo muy extraño. Cada uno viene de un palo diferente. De hecho, la primera vez que ensayamos, creo que a los cuatro segundos me di cuenta de que iba a funcionar. Realmente, tenía mucho miedo de abordar el tango con gente que por ahí no tiene nada que ver con el tango. La tesis era plasmar la música de Astor sin necesidad de ser tanguero”, argumenta. 

Lo que parecía un one shoot only se transformó en un proyecto de largo aliento: “Todo esto lo veo como un accidente fortuito. Esto iba a ser solo un show único en el CCK para los 100 años de Astor y luego, con [su manager y productor] Ale Mazzei, empezamos a fantasear con hacerlo en Niceto. Y Ale redobló la apuesta ´qué interesante sería tenerlo todos los meses´. A mí, al principio, me pareció una locura, porque ni en mis mejores épocas con Octafonic hubiese pensado en hacer un show todos los meses. Fue una apuesta fuerte y realmente se está armando. Obviamente, Niceto es un lugar emblemático para la música: estamos como en casa y muy contentos, con ganas de que esto siga creciendo”.

Ver en vivo a Nico Sorín al frente de su octeto es una experiencia trascendental. Un subidón de energía emocional que desemboca tanto en usos y costumbres de los recitales de rock (pogo, coros) como en el brillo en los ojos y las lágrimas. En algunas ocasiones, todo eso al mismo tiempo. “Cuando la primera vez la gente empezó a corear los temas, fue un momento mágico. Y eso después se empezó a replicar en los demás shows. Obviamente, es la música de Astor que tiene una energía fuertísima, y a la vez tiene sutileza y expresión, que es lo que a mí me interesaba conservar”. 

Piazzolla electrónico se transformó en un proyecto de exportación. Hace unas semanas, estuvieron de gira por Brasil. La experiencia fue extraordinaria. “A pesar de que ese país es un planeta musical aparte y por su tremenda cultura musical no necesitan nada de afuera, igual aprecian la buena música. Y creo que Astor ha tenido una buena relación con Brasil. Para ellos, la experienca musical va más allá de la escucha, es casi espiritual. Creo que la gente que había ido a vernos se esperaba otra cosa, pero apenas terminó ´Libertango´, el primer tema, el público se quedó muy conmovido. 

En el festival compartimos cartel con un artista del Congo, Júpiter & Okwess, que mezcla la música africana con el pop. Pegamos buena onda y subió a improvisar con nosotros en ´Adiós Nonino´. Después, nos invitó a Gómez y a mí a participar de su show, y quedó un vínculo muy lindo”, celebra. 

Puede entenderse a Piazzolla Electrónico como un proyecto crossover. “La idea era que sean músicos que no vinieran del lado. Salvo, quizás, Noelia Sinkunas y Nico Enrich. Eso era una premisa, creo que funcionó muy bien. Más que nada, son músicos que admiro mucho, con los que me gusta mucho tocar y que tienen una personalidad muy marcada, una impronta muy fuerte, personal. Creo que gran parte de lo que pasó es es gracias ese casting, lo que se armó con esa combinación de ocho personajes”.

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