“Ciclotímica de mierda”. Esa era la bio de Natalie Pérez cuando se abrió, hace varios años, su primera cuenta de Twitter. Esa es la primera referencia que esboza la cantante y compositora, también actriz, para explicar el por qué del título de su flamante tercer álbum, Intermitente, que presenta en vivo el 9 de septiembre en el teatro Gran Rex. “Así fue el proceso creativo de este disco. Sin estar diagnosticada, yo siempre me percibí un poco ciclotímica”, explica. “También, todos mis amores de este tiempo fueron intermitentes. El disco pasó por muchos lugares, por muchas personas. Todo el proceso fue intermitente. Yo cambié de look un montón de veces. Me encontré perdiéndome y encontrándome muchas veces. En todo este tiempo sentía que todo era intermitente”.
El álbum incluye doce canciones, producidas por el bajista Mariano Otero, que se puso al frente de una banda que incluye a Sergio Verdinelli (“el mejor batero del mundo”, dice Natalie), el guitarrista Benjamín López Barrios, el trompetista Sergio Wagner, el trombonista Juan Canosa, entre otros. “A Mariano lo conocí en su estudio, Insigno, cuando Bambi me invitó a grabar ‘ZZZ’. Y hubo algo que me gustó mucho de ese día, de cómo la pasé, de lo que conocí de él, de lo que intentaron hacer cuando yo estaba cantando porque la canción no me quedaba tan cómoda, e incluso de la sonoridad de la canción”, recuerda Natalie. “Yo todavía no tenía planes de grabar un nuevo disco, pero dije ‘me gustaría trabajar con él’. Es un productor que sabe, que tiene historia, que tiene rock. Es un multiinstrumentista, un mega músico. Quisieron presentarme a miles de productores ‘del momento’, pero yo necesitaba aliarme con alguien del estilo de Mariano”.
¿Por qué?
Siempre quiero que la música suene, que sea un poquito más compleja, que estén los instrumentos tocados. Y cuando lo llamé a Mariano para hacer el disco, nos pusimos a hablar. Obviamente, yo había escuchado sus discos, cosas que él había hecho. Y me gustaba porque podía descubrir qué instrumentos estaban sonando en esas canciones, claramente. La verdad es que fue una gran experiencia, porque todo todo el trabajo que hay en el disco es realmente artesanal. Con Mariano llegamos a producir una canción durante seis meses de una forma, y un día dijimos ‘no es así’. Cancelamos todo y esa canción nació de nuevo.
¿Cuál era?
“En un loop”, que es la que le termina abriendo la puerta al disco de 12 canciones. Era otra cosa. Un flash re extraño. Conocernos y conocer todas las canciones es un trabajo que, para mí, termina siendo muy sensible.
¿En ese proceso escucharon música juntos? ¿A qué sonoridad apuntaban?
Una de las cosas que le dije a Mariano es “no quiero apuntar a nada”. Sólo quiero crear algo. Obviamente que todo lo que escuchamos y lo que vemos termina quedando en algún lado del inconsciente y después lo utilizas, pero si tuviera que decir artistas puedo nombrar a Drake, Carol G, incluso Roxette. Hemos pasado por todo tipo de estilos musicales y creo que el disco lo demuestra. También, por toda la historia musical que tiene Mariano. Muchas veces le decía “Che, a ver qué qué podemos hacer con esta canción que tiene cuatro acordes”, que son los más básicos que existen, y él encontraba cómo decorarla para que sea hermosa. Y ahí empieza un trabajo de ida y vuelta.
Intermitente navega por distintos géneros, de la rumba a la bachata, de la canción pop a la cumbia, con una fluidez propia de una compositora curiosa con una saludable y ecléctica voracidad. En “Trampa” aparece la firma de Chano Moreno Charpentier como uno de los autores. “Estábamos en una guitarreada, en la época que hicimos ‘El himno de nosotros’ y nos mostrábamos canciones. Y cuando él la escucha me dice, medio en tono de chicana, ‘vos podrías hacer un estribillo de verdad’. De todos modos, siento que me aconsejó bien. Chano es un melody maker. La verdad es que compartimos ese momento musical, tomé lo que él me compartió y esa parte que hicimos juntos no la usé como un estribillo, sino que armé un puente. No lo tomo como una colaboración, pero igual lo agregué porque hice lo mismo con otros amigos que quizás me sugirieron una palabra para la letra de una canción, y me parecía justo agregarlos”.
Julián Kartun, vocalista de El Kuelgue, se suma en el bolero “Vuelve”. Dice Natalie: “Cuando nos dimos cuenta que el disco ya era tan ecléctico, tan intermitente, y había tantos ritmos, nos dimos cuenta de que nos faltaba un bolero. Lo compusimos en una tarde, pero, la verdad, fue un tire y afloje porque no nos salía. Al final quedó bien, pero nos parecía que faltaba la voz de un hombre. En esos días, Mariano festejó su cumpleaños y estaba Julián, porque Mariano produjo el último disco de El Kuelgue. Yo había escuchado una canción de ellos que se llama ‘Carece de sentido?’ y me había gustado mucho. Así que se me ocurrió invitarlo a cantar. Le pedí el teléfono a Mariano y lo llamé. Aceptó enseguida. Nunca lo había escuchado cantar tan cerca, y realmente es muy impresionante. Tiene mucho vuelo y su voz es muy particular, tiene mucha personalidad: apenas lo escuchás, ya sabés que es él”.
En su primer disco, Un té de tilo, por favor (2018), Natalie ya había colaborado con Fabiana Cantilo. Y hace unos meses, en las sesiones de Fa! que organiza en su casa Mex Urtizberea, versionó “Mary Poppins y el deshollinador” uno de los hits de Algo Mejor (1991), que la cantante compuso junto a Fito Páez. Desde aquella colaboración seminal, Natalie y Fabi se hicieron amigas. “Estos días nos estuvimos mensajeando. Como me corté el pelo, todos me empezaron a decir que estaba igual a ella, y le escribí para contarle”, dice. Y es cierto, por el corte apenas por debajo de las orejas, por ese lunar que tiene junto a su boca, por esa sonrisa tan Cantilo, Natalie y Fabiana comparten mucho más que “un aire”.
“Fabi es hermosa”, dice Natalie. “O sea, no hay una persona en este mundo que no pueda quererla y admirarla. Por quién es, por todo lo que vivió, por todo lo que significa para la música popular y el rock en nuestro país y por cómo se levantó en una época donde nadie se la podía bancar tanto como ella. Aparte, para mí, es una mina súper creativa, lo sigue mostrando en sus canciones y en sus vídeos. Sigue siendo un artista loca, que se pone, que se pinta, que usa máscaras, cosas artísticas más artesanales, más desde su verdad. Y eso me encanta: la admiro, la quiero y la respeto. De hecho, me habían llamado para hacer ese papel en la serie de Fito”.
¿Por qué dijiste que no?
Me parece demasiado. Ya me llamaron para hacer varios personajes que están vivos en versión serie. Y hay algo que me cuesta. Primero que nada, Mica Riera [la actriz que la representó], la rompió. O sea, nadie en este mundo lo hubiera hecho mejor. Creo que era algo muy riesgoso para mí interpretar a alguien que conozco, alguien tan emblemático, alguien que la gente ama tanto. Pero me encanta la serie, la amé. Y me encantó haber visto esa etapa de Fabi, que no conocía, y más la amé.
¿Y hablaste de ella sobre las repercusiones de la serie?
Ella está escribiendo su serie desde hace muchos años. Obviamente, ésta no era la serie de Fabi, aunque hablaba de ella, y siento que hubo una crisis en un momento con esa situación. Pero después, ya está: se amigó con esa situación y también entendió todo ese amor que vino, porque está muy bien contada su vida ahí ,desde esa perspectiva.
Durante la pandemia, Natalie Pérez participó del ciclo Picnic en el piso doce e invitó a Santiago Motorizado para versionar junto a su banda “El tesoro”, uno de los hits de El Mató a un Policía Motorizado. “Me encanta El Mató y me encanta la voz de Santiago, sobre todo. Es lo que más me llamó la atención de él. Por eso lo llamé para cantar esa canción. Y el sí de él, para mí fue una de las mejores cosas que me pasaron en la música. Muchos hombres de tu edad, no sé, entre treinta y cuarenta, me empezaron a prestar atención a partir de esa canción. Fue muy bien recibida, y me abrió un mundo. Lo mismo me pasó cuando hice Casi feliz [la serie de Netflix creada y protagonizada por Sebastián Wainraich]. Como que se me abrió un mundo”.
Un voluminoso libro con reproducciones de cuadros de Salvador Dalí le abrió a Natalie las puertas al surrealismo. Y ese movimiento de vanguardia, próximo a cumplir 100 años, es el que marcó la estética del disco. “El surrealismo termina siendo nuestra imaginación sin límite alguno, solo es lo que uno quiere hacer. Fue un trabajo en equipo, de los ojos que es la entrada del alma.. Y yo siempre pienso en esas cosas extrañas… ‘Che, ¿y qué pasa si no hay más tiempo?’, y el tiempo alado que tenemos y que lo respetamos… Y como el piso en el que yo camino no es exactamente rígido, sino que es intermitente y es ondulado, me recuerda a la arena, que camino donde estoy de vacaciones, y siento como si estuviera viajando. Ahí todo empieza mi viaje surrealista. El surrealismo es eso: es la imaginación en su máximo esplendor”.
Quizás los guiños al surrealismo en la portada de tu disco sean la puerta de entrada para parte de tu público a esa estética…
creo que solo podrían entenderme si vienen a mi casa. Yo digo que cuando alguien me quiere conocer, tiene que venir a mi casa. Ahí te vas a dar cuenta quién soy, por qué pienso así, qué onda… Pero, como no puedo, voy a tratar de ponerlo en palabras. Hay más artistas surrealistas, pero Dalí fue el inspirador. Yo creo que todo el viaje empieza por el lado del videoclip, cuando tuvimos que ponerle imagen a las canciones. Y fuimos yendo cada vez más al extremo.
¿Por ejemplo?
En el primer video, “Consuelo” entro en un lavarropas y me meto en un mundo megamágico. “What?”. Cualquiera hubiera estado bailando bachata con un chico súper sexy en un bar y, sin embargo, montamos todo un mundo surrealista con plantas creciendo por el piso y por las paredes. Bueno, y es eso: es eso un mundo imaginario donde todo puede suceder y que cada cosa representa algo. Los tubos de ese lugar imaginario que inventamos… bueno, no sé, son los caminos que podés tomar en la vida, quizá me metí en cada uno de esos y cada uno me llevó a un lugar distinto. En el video de “En un loop” aparecen todos los elementos que aparecen en el resto de todos los otros clips: la arena, las plantas, los guantes de boxeo… Todo termina siendo parte de un gran cuadro. Y en la tapa se muestra el ojo mirando el tiempo: alado, angelado, eterno… Las cosas rotas. El top que tengo es de plástico reciclado. Siempre estoy al borde de la fantasía. La tapa de mi primer disco estaba en una taza y se venía la tormenta… Después hice Detox… Bueno, me di cuenta de que Intermitente también es otra dieta. Y para lograr esta estética mezclamos todo. En el último video hay proyecciones, escenografía, inteligencia artificial, el vestuario, obvio. Está todo pasando de verdad. Y suceden cosas re mágicas. También cuando estoy grabando… Juntarme con gente que me aporta y me ayuda a cumplir todos estos delirios es la clave de todo, porque sola estaría perdida, seguro.