Las historias detrás de los MTV Unplugged de Charly, Soda, Spinetta, IKV y Ratones Paranoicos

Músicos y productores de la señal recuerdan las jornadas de grabación en las que el rock nacional brilló como lo habían hecho Nirvana, Pearl Jam y Eric Clapton, entre otras figuras

Por  HERNÁN SISELES

mayo 4, 2023

Foto: Gentileza MTV

Este artículo fue publicado originalmente en la edición #244 de Rolling Stone Argentina, en julio de 2018.

La llegada de MTV a Latinoamérica en 1993 facilitó que el rock argentino tuviera sus propios Unplugged. “Había cierta urgencia por mover la marca para conseguir acuerdos comerciales”, dice Alex Pels, responsable de la señal en esa época. Todos fueron grabados en Miami y hubo algunos híbridos eléctricos, como el primero, protagonizado por Los Fabulosos Cadillacs en 1994, durante el éxito “Matador” – “nos propusieron hacer un show con gente sentada, portándose bien, pero en el que nosotros podíamos tocar con la potencia de siempre”, recuerda Sergio Rotman– y los de Divididos y Babasónicos años más tarde. Pero otros, como los de Charly García y Soda Stereo, encarnaron a la perfección el formato, actualizando la idea de “acusticazo” y logrando por fin que el rock nacional brillara igual que el anglo.

Charly García

Grabado el 4 de mayo 1995

En 1995, con el canal instalado en la grilla del cable y la marca Unplugged haciéndose fuerte a través de algunos shows históricos como el de Nirvana en Nueva York, llegaba la hora de empezar a producir el formato con artistas latinoamericanos. El esquema de producción que le permitía optimizar costos a MTV indicaba hacer dos shows en un mismo estudio, en la misma semana. Siendo México y Argentina los mercados principales para el canal, se empezaron a producir simultáneamente los shows de El Tri y el de Charly García. Pero mientras los mexicanos no hicieron más que adaptarse a las normas del canal y mostrarse agradecidos por la gran oportunidad que se les daba, con Charly fue distinto.

Apenas surgida la posibilidad del Unplugged -luego de varias conversaciones entre el productor Alex Pels y Fabián Von Quintiero-, Charly no reaccionó bien. “Es muy difícil que Charly haga algo que le proponen”, explica Von Quintiero. “Pero tampoco es boludo: si ve que hay una punta que puede servir para mover mercados, para montar una producción linda, la cosa le empieza a gustar.” Finalmente, cuando Charly divisó la posibilidad de dotar de nuevos arreglos de cuerdas a varios de sus temas clásicos, la nave se empezó a mover. “Era seguramente el mejor nombre para empezar con los el ciclo MTV Unplugged”, reconoce el productor Alex Pels, que en esa época escuchaba los ensayos de la banda en la casa de Charly en Barrio Norte por teléfono. “Yo tenía que asegurarme que el show fuera impecable. No podía no saber qué es lo que iban a hacer”, completa el productor.

En su libro de anécdotas, el baterista Fernando Samalea contó cómo fueron los días previos a la grabación del show con toda la banda en Miami. “Charly no estaba muy interesado en permanecer en su habitación: prefirió mudarla al interior de una limusina. Se empecinó en no bajarse jamás y le dio uso veinticuatro horas diarias. Tuvieron que asignarle tres choferes que cubrieron turnos de ocho horas cada uno. Allí se sentía como pez en el agua, provisto de equipo de música, minibar, cuadernos y un teclado amplificado. Circulaba interminablemente las calles soleadas de South Beach, sin rumbo determinado más que el constante andar”. El resto intentaba mantenerse lo más lejos posible de la limusina del jefe, caminando por la playa, comprando discos o probando tragos en los bares.

“Charly quería decidir todo”, recuerda la productora Paula Golbin de la prueba de sonido y de la grabación. “Con las canciones y los arreglos estábamos todos de acuerdo, pero el problema era que quería tomarse breaks en la grabación. Y le dijimos reiteradas veces que no era posible, porque había 400 personas ahí sentadas, porque se grababa como si fuera un programa en vivo y porque esos breaks cortaban la atmósfera del Unplugged”, agrega. Eso no le importó al ex Sui Generis: en el medio del concierto, pidió ir al baño y no volvió por 30 minutos.

Con la producción de Joe Blaney y el rol determinante de María Gabriela Epumer, el medley de Serú Girán y versiones renovadas de clásicos como “Yendo de la cama al living”, “Ojos de videotape” y “Rezo por vos” se convirtieron en piezas claves de un gran Unplugged. Para la compañía fue el mejor de los comienzos, pero para Charly fue el final de esa formación. Luego del show hubo una pelea y la banda se desarmó. “Podríamos haber salido a tocar el Unplugged por todo el continente”, se lamenta Von Quintiero.

Soda Stereo

Grabado el 12 de marzo de 1996

Para MTV, Soda Stereo era clave. “Era la única banda que funcionaba bien en Argentina, en Chile y en México”, dice Alex Pels acerca de Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti y los permisos que tuvieron para reformular el concepto acústico por uno un poco más enchufado.

Pero su llegada al clásico formato fue en el medio de un clima de tensión, con sus integrantes atravesando un quiebre en su relación que luego terminaría con su separación al año siguiente. Así fue que la previa de este concierto fue distinta al resto de su carrera. Para el nivel de profesionalismo y obsesión por los detalles que manejaba Cerati, este formato tenía un rango bastante alto de zapada. “Se ensayó un mes y no fueron más de 15 o 20 jornadas, lo que para Soda era poco”, cuenta Tweety González, a cargo de los teclados en todos los temas.

Esa rutina relajada terminó notándose en el resultado final, con los temas cargados de una sensación de libertad como nunca antes habían tenido en la historia de la banda. Según González, el origen del sonido del Unplugged más recordado de todos los realizados por artistas argentinos, se puede rastrear en la intimidad de las interminables giras que realizó Soda entre los 80 y los 90. “Alguna que otra vez en los pianos de los lobbys de algún hotel jodíamos con ese tipo de versiones”, dice.

Cuando salió editado con el título Música y confort para volar, el acústico sumó nuevos puntos de popularidad para la banda gracias a versiones como la de “La ciudad de la furia”, con Andrea Echeverri de Aterciopelados y arreglos ambientales y envolventes, y le dio a Cerati otra oportunidad de homenajear al rock nacional. Luego de haber grabado “Bajan” de Spinetta en Amor Amarillo, usó el clásico riff de “Cementerio Club” en “Té para 3”. También sorprendió con un cover incendiario de “Génesis” de Vox Dei, que fue emitida en el programa de TV pero no quedó en el disco. “La verdad es que fue medio arduo hacer este álbum, pero por circunstancias ajenas al disco”, dijo Gustavo en conferencia de prensa, en clara alusión a las internas en la banda. “Y cuanto más ardua se pone la situación, más uno lo mete. En ese aspecto me siento orgulloso de haber hecho este disco con los chicos”.

Illya Kuryaki & The Valderramas

Grabado el 13 de marzo de 1996

En pleno despegue con Chaco, Illya Kuryaki & The Valderramas fue convocado por MTV, que hasta ese momento siempre había apostado a músicos de larga trayectoria. Mientras su nombre se hacía conocido en Argentina, reconocieron que la propuesta que les llegó en el medio de una gira por el interior del país era una gran oportunidad para empezar a instalarse en la región. “Si lo íbamos a hacer, teníamos que volver de la gira y ponernos a ensayar de manera urgente”, dice Emmanuel Horvilleur.

“El desafío era grande por tratarse de una banda que en gran medida había utilizado loops y sobregrabaciones”, dice Fernando Samalea, baterista de IKV por aquellos años, sobre el trabajo de IKV en una serie de ensayos en los estudios TNT antes de viajar a Miami. “Pero la adaptación ‘a pelo’ resultó de lo más natural. En definitiva, casi todas las canciones habían sido compuestas con una guitarra acústica.”

Con ese tiempo de trabajo encima, Dante y Emmanuel no sintieron la presión y en la hora de show demostraron la versatilidad que tenían como intérpretes y la capacidad para plasmar en una puesta de TV una estética y un concepto de grupo. “Tuvieron una oportunidad única y la aprovecharon. Absorbieron todo lo que estaba pasando y supieron capitalizar el Unplugged. Pudieron mostrar su diversidad, sus capacidades musicales, su seriedad; se elevaron para poder mostrarse al mundo”, asegura Golbin.

El setlist tuvo en su mayoría versiones más relajadas -pero con el mismo groove- del disco Chaco, sumando dos temas de Horno para calentar los mares. “Fue un gran trabajo de adaptación y salió bastante bien, reconoce Emmanuel. “La versión de ‘Chaco’ me encanta, suena muy bien con esos instrumentos. Demostraba que el rap podía ser tocado de esa manera, que lo que importa es la canción.”

El disco, lanzado hacia fines de 1996, fue completado con dos temas grabados en estudio con arreglos acústicos similares a los del show de MTV: “Ninja mental” (el tema que le dio título) y “Lo primal del viento”, con la participación de Luis Alberto Spinetta. Al haber aparecido a poco tiempo del lanzamiento de Chaco, el programa captura el momento único de una banda en pleno ascenso. “El disco tiene mucha frescura y para mucha gente es el mejor de todos nuestros trabajos”, reconoce Emmanuel. “Incluso tiene algunos errores que preferimos dejarlos. Las bandas a veces vamos perdiendo esa frescura que tenés cuando no tenés todo tan claro. Hay algo medio inconsciente que te hace ir para adelante con mucha convicción y que está bueno conservar.”

Ratones Paranoicos

Grabado el 19 de septiembre de 1997

MTV puso sus ojos en Ratones Paranoicos para dar espacio a otro público, a un costado más crudo del rock que tenía un gran terreno ganado en Argentina. Lo que nunca hubieran imaginado los productores del canal es que el grupo sumaría a Charly García y Pappo como invitados estelares de su Unplugged.

La banda liderada por Juanse no tuvo problema en correrse del centro de la escena para dar lugar a dos leyendas de la música que, se sabe, nunca se habían llevado del todo bien. El plan de los Ratones contemplaba compartir una semana de ensayos en Miami y finalmente el show para la televisión. Era la ocasión ideal para romper esa rivalidad de años. “La idea de convocar a los dos fue de Juanse”, recuerda el baterista Roy Quiroga. “Eran dos músicos con los que tocábamos siempre y a los que queríamos por igual. La pica entre ellos era como una pose. A nosotros nos divertía un montón, era muy chispeante. En los ensayos se notaba: cualquier error de uno habilitaba un comentario del otro. Siempre en un marco de camaradería, no de riña. Y era impresionante como sonaban tocando juntos, como se amalgamaban. A pesar de la distancia entre lo que hace uno y lo que hace el otro, se fueron limando todas las asperezas”.

Los Ratones trabajaron con Stripped -el disco de los Rolling Stones– como referencia. “Los chicos tuvieron que organizarse de nuevo”, recuerda Quiroga. “Pablo Memi se mandó a fabricar un contrabajo con un luthier, Juanse y Sarco compraron guitarras acústicas nuevas y llevamos a Germán Wiedemer -hoy pianista de Andrés Calamaro-, que no tenía más de 18 años y de pronto estaba tocando con Charly, con Pappo y con nosotros. Era un parque de diversiones… O la casita del terror”. Por el lado de MTV no hubo mayores requerimientos musicales. El paso de semejantes figuras sobre un mismo escenario solo permitía retirarse de la escena, disfrutar y registrar el show histórico que allí estaba sucediendo. “Ese Unplugged se sintió como una banda de amigos”, reconoce la productora Paula Golbin.

Como había pasado con Charly García, luego del show los Ratones no tuvieron muchas chances de aprovechar el impulso que daba un Unplugged. La salida inmediata del bajista Pablo Memi impidió la concreción de un gira que llevara este formato por los países de Latinoamérica. Sin embargo, los integrantes del grupo guardan para siempre en su memoria ese instante angelado de fraternidad musical. Al menos así lo recuerda Roy: “En el Unplugged se puede ver que ninguno de los que está ahí tocando quiere ser protagonista. Pappo a veces deja de tocar para que se luzcan Juanse y Sarco. Y lo mismo hace Charly, que lo deja tocar a German. Son todos muy respetuosos. Lo veo hoy y encuentro ahí mucha altura, mucha categoría. Que semejantes artistas dejen de lado su ego para compartir ese momento es espectacular. Lo mas lindo que tiene la música es la posibilidad de compartir”.

Luis Alberto Spinetta

Grabado el 20 de septiembre de 1997

Luego de que Charly lo invocara en la introducción de “Rezo por vos” en su Unplugged de 1995 y de aparecer como invitado especial en uno de los temas agregados al de IKV en 1996, llegaría finalmente en 1997 el turno del concierto desenchufado de Luis Alberto Spinetta. La negociación entre el artista y el canal llevó dos años de idas, vueltas, viajes y tensiones. “Yo fui tres veces desde Miami a Buenos Aires para hablar con Luis”, recuerda Paula Golbin. El mundo musical de Spinetta en ese momento estaba en las antípodas de lo que eran los conciertos acústicos: había grabado el álbum doble de Spinetta y los socios del desierto y en sus actuaciones en vivo seguía priorizando la obra nueva por sobre los clásicos del pasado. Con suerte llegaba a incluir algún tema de Pescado Rabioso que se adaptara a la estética del power trío que había formado con Daniel Wirtz y Marcelo Torres. “La idea de MTV era que Luis hiciera una reseña de su historia hasta ese momento”, cuenta el bajista Marcelo Torres, “y el nunca estuvo muy de acuerdo con eso. Veníamos tocando con Los Socios una música nueva, que para la historia musical de Spinetta era volver al sonido fuerte. Pero pensándolo un poco más y por recomendación de algunos amigos, entendió que estaba bueno hacerlo. Entonces encaramos el proyecto ya no con el concepto que tenía el grupo sino en plan Spinetta solista”.

La construcción de la lista de temas sería a partir de allí el campo de batalla sobre el cual se enfrentaban uno de los íconos y fundadores del rock argentino con una gran cadena de televisión internacional. Alex Pels todavía recuerda las instancias de esa negociación: “Un día Paula me dice que no conoce los temas que están ensayando, que al parecer eran inéditos. Yo no lo podía creer. Yo quería que entrasen más de esos temas que sin ser hits eran bien icónicos, como los del disco Kamikaze. Pero Luis iba a hacer lo que tenía en la cabeza, no lo íbamos a convencer de nada. A veces hasta se ponía en una posición de “vos estas de ese lado, vos representas a multinacional americana, no me vas a decir a mi qué tema tocar en mi Unplugged”. Y uno no podía ponerse muy bravo porque te mandaba a la mierda y se acababa todo. Pero por suerte, nada de eso pasó: fuimos negociando y hubo varios temas clásicos”. Además del respeto que imponía la figura de Luis, con sus 30 años de trayectoria encima, también sirvió su particular sentido del humor para zanjar aquella discusión. Ante el pedido reiterado que le hiciera la productora Paula Golbin de que toque “Muchacha (ojos de papel)”, Luis respondía a los gritos: “¡No, Mucama no la toco! ¡No me pidas que toque Mucama!”.

Con una formación ampliada de Los Socios del Desierto que incluyó al Mono Fontana en teclados y a Nico Cota en percusión, la banda empezó las versiones de los temas desde cero. “Fue muy al estilo jazzístico y no a la manera de las bandas de rock que tienen las vueltas establecidas y todo más planificado. Yo escucho ese concierto y me sorprende lo que logramos musicalmente. Porque hay una sensación, una atmósfera de mucha libertad en lo que tocamos”, analiza Marcelo Torres. Así pudieron apropiarse de clásicos como “La montaña”, “Durazno sangrando” y “Yo quiero ver un tren”, dejando espacio también para que Luis cantara solo con la guitarra (“La sed verdadera”, “Barro tal vez”) y acompañado por una orquesta de cuerdas (“Laura va”, “Jazmín”). Por supuesto, hubo lugar también para los temas que Luis quería tocar y en la edición del show se logró un acuerdo que dejó conformes a todas las partes, incluso al productor Alex Pels: “Terminó saliendo un concierto mucho más largo. Me acuerdo que me llamaban de edición porque no sabían qué tema dejar y cuál sacar. Los MTV Unplugged son en general de una hora de duración, pero acá al final se hizo de hora y media, metimos todos los temas.” El show se editó con el título Estrelicia y con una icónica caja naranja trasparente que recordaba a su Artaud de los 70.