Pablo Picasso dijo alguna vez: “Me tomó cuatro años pintar como Rafael, pero tardé toda una vida en aprender a dibujar como un niño”. Mat Alba, el talentoso cantante y multiinstrumentista de 23 años (¿un Jacob Collier vernáculo?), parece estar en una búsqueda similar: “Tuve una infancia condicionada por esos términos, por la idea de un prodigio, y estuve mucho tiempo encerrado, corriendo contra mí mismo”, reconoce. Su obsesión por el virtuosismo y los “objetivos superambiciosos con la guitarra” (sic) hoy parece secundaria: “Me doy cuenta de que toda esa data, enfocada en el dominio de los instrumentos, en el conocimiento de los géneros y de la producción, son puras herramientas. Ahora, lo que más me importa es hacer canciones, encontrar una voz propia y conectar con la gente”.
Este melómano centennial (de Stevie Wonder a Hermeto Pascoal, de Drake a Billie Eilish, que escucha música exclusivamente por streaming), que en su temprana adolescencia pretendía emular a Steve Vai hasta que pasó al rock progresivo y de ahí al jazz, es una aparición rutilante en el mapa de la música argentina. Ha compartido escenarios con artistas como Nico Sorín, el Pipi Piazzolla, Hernán Jacinto y Tweety González, y todos ellos han demostrado una fascinación especial por sus performances. Otro flamante fan es Fito Páez, que en una reciente entrevista confesó haber quedado deslumbrado por la interpretación que Mat hizo de “Por”, de Luis Alberto Spinetta, lo definió como “un alien” y decidió convocarlo para revisitar La la la, el disco que grabaron a dúo con el Flaco en 1986.
