Libertad Sound System: el reggae como experiencia física y colectiva

Cómo son las fiestas gratuitas y en espacios públicos que reúnen aficionados a la música jamaiquina, curiosos, familias con chicos y ravers veteranos de mil afters

Por  DANIEL FLORES

abril 23, 2024

Foto: Gentileza Libertad Sound System

Hay unas 400 personas alrededor de una especie de altar, esa torre de parlantes que despide un reggae de frecuencias imposibles para el mundo “normal”. El lugar es la plaza República Federativa del Brasil, a metros de la Facultad de Derecho de la UBA y la estación del subte H Julieta Lanteri.

Unos bailan sacudidos por los bajos profundos; otros contemplan el tótem, estáticos, a distancia prudencial. La mezcla es propia de un domingo a la tarde en un espacio público: aficionados a la música jamaiquina, familias con chicos, ravers veteranos de mil afters, parejas de jubilados para los que Jamaica es, con suerte, un remoto destino de cruceros.

El altar de parlantes lleva el sello del Libertad Sound System, proyecto de Nacho Flotta y Day Soria, socios en la producción y padres de Iris, siete años, que baila junto a ellos bajo el gazebo de control. El Libertad viene ofreciendo acá sesiones cada vez más convocantes, bajo la consigna de presentar una versión argentina de esta tradición jamaiquina de sacar la música a la calle y hacerla sonar lo más fuerte posible. Una combinación de melomanía, ingeniería de sonido, espíritu cooperativo y, por cierto, músculo para cargar tremendos equipos.

El disparador de todo fue un viaje de la pareja, diez años atrás, a la Isla del Tesoro. “Fue un golpe –recordará Nacho después de la fiesta junto a Derecho–. Vimos que esa cultura que conocíamos por fotos en los discos era algo vivo. Y que, para mucha gente, esta era la forma de escuchar música. Ahí entendimos por qué las producciones jamaiquinas suenan con la profundidad con que suenan”.
El tour autoguiado llevó a Nacho y Day por sitios mitológicos como Black Ark, el estudio de Lee Perry; Rockers, la famosa disquería en Orange Street; y Tuff Gong, el estudio y fábrica de vinilos de la familia Marley. “Vimos esos lugares que teníamos tan idealizados, y al final eran muy sencillos, como el estudio de Lee Perry, que está detrás del patio de su casa. Eso nos hizo pensar que podríamos hacer lo mismo acá. Ahí se cerró el círculo”.

Cuando la pareja decidió montar su propio sound system en Buenos Aires, uno de los primeros pasos fue hacerse del preamp, es decir del corazón de todo sistema. La operación era bastante más compleja que ir de compras a un negocio de audio: debieron encargar un equipo de cuatro vías, a medida, a un proveedor en Inglaterra. “No viene con manual, no viene con nada. Tuvimos que medir qué rango de frecuencias salía del preamp para recién entonces fabricar los parlantes”, aclara Nacho. El arsenal se completó con cuatro scoops y dos kicks de 18”, dos mids de 12, un driver de 3, cuatro tweeters, una potencia, una bandeja de vinilos, un reproductor de CD, un sampler, efectos y filtros. “Tuvimos que aprender de todo, no sólo de audio: a trabajar con madera, a cablear, soldar, lijar”, dice Day.

Armado hasta los dientes, el Libertad Sound System extiende sus sesiones públicas junto a Derecho (“el origen de lo que sostiene a Babylon”, observa Nacho, a la sombra de ese edificio neoclásico) desde las 17 hasta las 22. Lo que suena es todo un arco narrativo que arranca por el roots de los 60 y 70 y deriva en tracks más modernos y electrónicos, que incluyen no pocas producciones propias, incluso copias de prueba que sólo se pueden escuchar allí. “Es lo que pasaba en Jamaica: se testeaba un tema en el sound system y, si gustaba, recién entonces se hacían copias para vender”, explican.

“El volumen y la vibración son los que hacen que esta experiencia sea más física, como puede pasar con los cuencos tibetanos”. Pero no todo es técnico alrededor de este fenómeno, que en Argentina cuenta con otros exponentes como Stepping Stone (abrieron el último show de Los Fabulosos Cadillacs en Ferro), Tribulations y Skatan.

“Más allá de las frecuencias, lo que realmente se amplifica con el system es esa energía que nos reúne ahí. No sólo se trata de hacer una fiesta. Esto es algo más parecido a un góspel”, dice Nacho. “Este es un proyecto que encaramos de manera familiar. Nosotros estamos en pareja hace ya 20 años y el Libertad es como un hijo más. Por eso decidimos abrirnos de cualquier otro tipo de sociedad y rodearnos sólo de amigos de toda la vida. No nos importa lo económico. Mientras no perdamos plata, vamos para adelante”.

Libertad Sound System: la próxima convocatoria del LSS será el domingo 28, de 17 a 22, en la plaza República Federativa de Brasil, junto a la Facultad de Derecho de la UBA, con entrada gratuita.