Tiene 22 años y tiene, también, eso que entendemos por “rock nacional” en su ADN. Valentín Macchi es El Tío Valen, un seudónimo que eligió porque tiene sobrinos desde que era muy chico y porque a la hora de bautizar el proyecto pensó en un nombre que fuera amigable. Esa familiaridad, y esa simpleza, es una de las características de sus canciones, que encierran hallazgos poéticos producto de posar su mirada en detalles de la vida cotidiana, como esa invitación a pasear en el caño de la bici.
La carta de presentación de Apología de la locura, su segundo álbum, es “Vientinho”, una canción de (¡lógico!) aires brasileños. “Me encanta la bossa, y la expresividad brasileña que capaz con ritmos superlentos ya hace que te muevas. ¡Es tremendo!”, dice Valen. “Desde muy chico me encantó el portugués, incluso tomé algunas clases. Pero lo que más me gustaba era hacer improvisaciones en portuñol, bastante graciosas”.
Oriundo de la ciudad de las diagonales, Valen se inscribe en la tradición del rock platense. “La Plata es como un laboratorio de música. ¡Está lleno de bandas independientes que buscan crear la pócima mágica que haga mover! Esas bandas siempre se cruzan, sus integrantes se mezclan, y todo el tiempo hay algo supernovedoso que todavía no conocés, eso hace que inspirarse sea cotidiano, y que vayan apareciendo nuevos formatos, ideas, artistas y canciones al radar todo el tiempo. Incluso ver tantas mezclas de todo nos quita un montón el prejuicio de definirnos bajo un estilo específico”, reflexiona.