Cordero Suelto, la banda de covers de los Redondos que recrea la mística ricotera en España

En Sóller, un pueblo pequeño de la isla de Mallorca, dos santafesinos y un porteño fundaron una banda que recrea las canciones de Patricio Rey para argentinos nostálgicos

Por  JUAN IGNACIO ORÚE

noviembre 20, 2023

Cordero Suelto, anima una “misa” al otro lado del océano.

Hernán Turina (Gentileza Cordero Suelto)

“Le hizo crack, crack, el hueso al final, ¡Qué ruido! ¡Crack, crack, crack! hasta astillar…”. La joven trompetista española Lina Sampol practica con su instrumento en una sala de ensayo en Sóller, un pueblo pequeño de Mallorca famoso por sus naranjas y limones, por su tranvía centenario que lo atraviesa hasta el mar, por sus edificios elegantes y modernistas.

Es una tarde, a principios de 2020, y todavía no comenzó la pandemia. Pared de por medio, “el crack, crack, crack” de “Nadie es perfecto”, uno de los tantos temas icónicos de los Redonditos de Ricota, la desconcentran. Es que ese riff de guitarra y esos versos la conmueven. La transportan a su infancia, a sus 8, 10 años, cuando la escuchaba en la computadora mientras miraba series de la televisión argentina y comenzaba a jugar con su primera trompeta.

La trompetista Lina Sampol se hizo fan de los Redondos. (Foto: Hernán Turina. Gentileza Cordero Suelto)

Los responsables de esa melodía evocadora son los santafesinos Emiliano Gaspoz y Diego Moleon. Simplemente, despuntan el vicio en formato de guitarra, batería y voz. Más adelante se suma el porteño Diego Perrella y prueban más temas, de a poco amplían el repertorio. También se intercambian los instrumentos, el trío se consolida con el tiempo e ingresa Nicolás “El Griego” Koufakis, hijo de madre argentina, como segunda guitarra.

“Cuando escuché que tocaban ‘Nadie es perfecto’ dije ‘¡Ostras! Esta canción la canté mucho… ¿Esto qué es? Me suena de algún lado’ y recordé que era de una serie que miraba de niña por el ordenador. Y ahí entonces supe que era de los Redondos”, detalla Lina.

“Una vez, al final del ensayo, los chicos me dijeron que necesitaban un viento. Entonces me pasaron una lista de temas, los aprendí y me enganché con ellos hasta ahora. Me gustan mucho las canciones que hablan en contra de cómo está montado el sistema, de luchar, de revolución, y siempre con la esperanza de que algo puede ir a mejor. Mis canciones preferidas son ´Un poco de amor francés’ y ‘Yo Caníbal’. También me gusta ‘Rock para el negro atila’ porque me luzco mucho. Pero hay algunas letras que no hay manera de poder entenderlas, no se comprenden”, añade riendo.

Lo cierto es que la idea inicial del grupo era agregar un saxo, porque es muy característico de los Redondos, pero en la Asociación de Músicos de Sóller, que Lina preside, no había saxofonistas.

“Nosotros no barajábamos la posibilidad de sumar un trompetista, pero la vimos a Lina muy enganchada con los temas y los Redondos y le hicimos la propuesta”, recuerda Emiliano.

Así es como el grupo finalmente comenzó a rodar después de la pandemia con Diego Moleon (batería), Diego Perrella (guitarra y coros), Nicolás Koufakis (guitarra), además de Emiliano en bajo y voz, y Lina en trompeta.

En un principio creyeron que “Buñuelitos” era un buen nombre para bautizar a la banda y confluir en una identidad ligada al grupo que lideraba el Indio Solari, pero al momento de tocar en vivo pensaron que no era la mejor opción. Entonces debatieron otros nombres y se impuso Cordero Suelto, como un homenaje al disco doble Lobo suelto, cordero atado (1993).

Lina explica detalles técnicos que ha tenido que sortear para lograr el sonido, como si fuera Sergio Dawi. El tono, por ejemplo, es muy agudo en ‘Ji Ji Ji’ y en ‘Gualicho’. La trompeta no llega a ese registro por características propias del instrumento. Entonces le demanda un esfuerzo extra. “Hay trozos en los que he tenido que hacer mi versión un poco más reducida. El saxo hace escalas muy rápidas porque tiene las notas muy seguidas en los dedos. La trompeta solo tiene tres botones. Y en tres botones tienes que hacer mil notas. Por ejemplo, las escalas de 12 notas he tenido que reducirlas porque los dedos en la trompeta no te dan como en el saxo”, precisa.

La otra característica crucial en los Redondos es la voz, un reto asumido por Emiliano, uno de los músicos más experimentados. Llegó a Mallorca en 2006 tras tocar la batería en Contragolpe, una banda punk santafesina. Recuerda recitales compartidos con Attaque 77, 2 Minutos, El Otro Yo y Fun People. Además de liderar Cordero Suelto, comparte otro proyecto musical con el grupo mallorquín Blues i altres herbes. También en Mallorca fue parte de un tributo a Foo Fighters. Su rol como bajista y cantante es una experiencia nueva.

“El Indio es fantástico, tiene unos graves muy trabajados. No tengo su registro, pero hay algunos momentos que exijo la voz y ahí se parece más a la suya. A veces me dicen que canto igual, pero yo no lo veo así. Nunca dije: ‘¿Cómo hago para hacer esto que hace el Indio?’ Cuando hacés versiones de una banda es inevitable intentar imitarla sin darte cuenta, pero tampoco estamos muy enfocados en parecernos”, explica.

En vivo despliegan un set de entre 20 y 22 canciones cuando se presentan solos. Si el formato es de festival, muy característico de Mallorca en verano, reducen la presentación a 14 temas. 

Cuando suben al escenario la mística se enciende de a poco con las primeras canciones. Al costado y en las paredes cuelgan banderas de los Redondos y el pogo contagia a un público mayoritariamente argentino. En general juntan entre 50 y 200 personas. La noche llega al punto máximo cuando suenan los acordes de “Ji ji ji” tras un repertorio que incluye todos los climas de la misa ricotera.

De momento hacen fechas en Sóller y en Palma, pero la comunidad de argentinos dispersa a lo largo de la isla reclama shows en Calviá, Alcudia o Can Picafort, entre otros sitios.

La presencia de Lina en el escenario es llamativa. ¿Es cierto que la trompetista es española, sollerica y sin raíces argentinas? ¿Cómo llegó a tocar en un tributo a los Redonditos?, son preguntas muy comunes que surgen en los conciertos.

“La relación con los chicos es un diez. Me transmitieron muy buena energía, estoy super cómoda con ellos- destaca Lina-.  Además, los argentinos en general me caen muy bien. Siempre están de buen humor y tienen algo bonito para decir. Me gusta como hablan, la mentalidad, me gusta mucho como ven la vida. De niña veía Floricienta y otras series argentinas. Me gustaban y así empecé a escuchar a los Redondos sin saber que eran ellos”.

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