Ciro y Los Persas en Vélez: tres horas y media de show, homenaje a Charly y el reencuentro piojoso menos esperado

Andrés Ciro Martínez celebró su pasado, su presente y su futuro ante 45.000 personas en Liniers y cerró la última herida abierta de su exgrupo Los Piojos

Por  JUAN FACUNDO DÍAZ

septiembre 11, 2023

El tiempo pasa y para todos. Nadie es la misma persona que hace diez, quince ni mucho menos 30 años atrás. Y eso Andrés Ciro Martínez lo sabe tan bien como el resto y lo abraza. Es así como el show que dio en Vélez Sársfield ante 45.000 personas junto a Los Persas, la banda que lo acompaña desde sus inicios en su camino solista, resultó una celebración de tres horas para nada nostálgica del tiempo que el cantante lleva en el juego. La noche de sábado lo mostró enchufado y atravesado por los afectos: lo acompañaron sus hijos, saludó a la distancia a su nieta, homenajeó a Charly García y, para sorpresa de todos, invitó a Piti Fernández, ex guitarrista de Los Piojos, un “viejo compañero de aventuras, un viejo amigo”, tal como lo definió al presentarlo. Ese reencuentro luego de un distanciamiento conflictivo fue la forma de sanar y hacer las paces con el pasado para poder vivir un presente más bello que pueda mirar al futuro con entusiasmo. Un futuro que, además, se promete cargado: Ciro y Los Persas se embarcan ahora en una gira que los llevará por Europa, Estados Unidos y, finalmente, un show en el estadio Movistar Arena en diciembre para coronar el año. 

Si el póster que anunciaba el show mostraba a un Ciro actual, persa, junto a uno joven, piojoso, en cuero, desgarbado y con la guitarra colgada, la noche de sábado en Liniers fue el cumplimiento de esa promesa. A lo largo de las más de treinta canciones que tocaron, la banda se paseó, prácticamente en iguales proporciones, por ambas etapas del cantante. Después de una presentación en las pantallas gigantes donde una mano inmensa recorría la ciudad patrullando y un rostro de ojos rojos vigilaba las multitudes a lo Michel Foucault, “El Balneario de los Doctores Crotos” y “Arco” dieron el punto de partida apelando al pulso emocional del gen piojoso. Desde allí, el juego entre el presente y pasado fue constante: “Banda de Garage”, “Angelito”, “Vas a Bailar” y “Motumbo” continuaron la lista. 

FOTO: SEBASTIAN KLEIN

Sin embargo, el primer gran estallido del público, ese donde las banderas de palo tomaron mayor entusiasmo, porque hay cosas que a pesar del tiempo no cambian, fue cuando la banda hizo “Luz de Marfil”, ese hit arrollador desde Verde paisaje del infierno, el álbum de la banda de El Palomar del año 2000. Que Ciro es un animal de estadios no es novedad, pero lo valorable es cómo jamás perdió esa vigencia, sino que la potenció cada vez en mayor medida. Maneja el escenario, baila, juega con las cámaras, se da el lujo de pasearse en bicicleta mientras canta, hace coreografías con los compañeros, canta con el público y se saca selfies con ellos. Y si bien a los ídolos populares no se les pide sorprender, su aporte a la alegría colectiva son estas fechas en estadios masivos como puntos de encuentro para gente que llega desde todo el país a escuchar y agitar los clásicos inoxidables. “Tan solo”, entonces, fue una de las canciones más festejadas, esa donde todos los celulares, absolutamente todos, se elevaron para filmar el escenario. Pero Ciro, sin embargo, deja lugar a que suceda lo inesperado, la sorpresa.

Y si de afectos u homenajes se trató, Ciro y los Persas lograron resignificar “Luz”, la canción del disco Naranja Persa, del año 2016. “No ha sido en vano imaginar que el día llegaba / El tiempo enseña nuestro andar / Y de tanto caminar / Me olvidaba de pensar que me esperabas”, dice la canción. Mientras tanto, en las pantallas empezaron imágenes de Italia 90, Brasil 2014 y Rusia 2018, todos mundiales cargados de tristeza y desilusión. Pero luego comenzaron a pasar, uno a uno, los goles del mundial de Qatar que llevaron a la selección a la gloria de ser campeones del mundo. “Gracias selección. No solamente nos dieron el campeonato. Nos demostró que es una mentira eso de que los argentinos somos solo individualidades y no podemos trabajar en equipo”, dijo Ciro. Pero las celebraciones no quedaron allí. “Este es un pequeño homenaje a uno de los más grandes músicos de nuestro país, que les manda un afectuoso saludo”, dijo y siguió una versión de “Raros peinados nuevos” con Charly García tanto en las pantallas como en la voz salida de la grabación de Piano Bar

La construcción de puentes que Ciro hace en forma constante, ese juego entre épocas pasadas y presentes, también es cómo el tiempo se traduce en sus propias canciones. Actualmente, los shows de Ciro y los Persas se transformaron en una salida familiar, un show al que van padres y madres con hijos o hijas, donde comparten el sentimiento de lo que fueron los piojos y lo que son los persas. Tal es así que el mismo Ciro es quien le imprime desde hace tiempo el carácter familiero al evento: la telonera de la noche fue Manuela Martínez, su hija, quien mostró sus canciones ante el respeto de un estadio casi lleno. Después, Alejandro volvió a subir en montones de temas para cantar a su lado.

De igual forma, mirar hacia atrás también requiere de cierta altura para reconocer errores, propios o ajenos, y también saber perdonar, a uno mismo o al resto. Entonces, la gran sorpresa de la noche, fue la presencia de Daniel Piti Fernández, guitarrista y fundador de Los Piojos. Después de la salida de Piti de la banda en 2008, la despedida en River del 2009 y el post mediático con fuego cruzado de forma pública, ambos no habían encontrado sus caminos en casi 15 años, algo que sí había pasado con el resto del grupo original. Pero su aparición para hacer “Bicho de ciudad”, canción de su autoría, y luego “Pacífico”, fue la invitación a dejar de pensar ese final de Los Piojos como una cuestión agridulce, sino para amigarse y aportar más bien algo más de cariño. La sonrisa de Piti, el abrazo que se dieron entre los dos y la forma en la que el guitarrista erró nervioso varias veces la letra, dieron cuenta de ello.   

El abrazo entre Ciro y Piti emocionó a todos en Vélez

“El Farolito”, “Canción de Cuna” y “Babilonia” fueron la coronación de la noche después de más de tres horas de show. Ciro demostró su vigencia como una de las figuras más convocantes y movilizantes del rock argentino y reafirmó cómo crece su carácter de frontman rodeado de los persas en plan big band. El show en Vélez fue un diálogo constante con su familia, sus amigos, sus influencias, su pasado y lo que le traerá el futuro. Pero, principalmente, con su público. Público que, al igual que él, ha crecido. Y si las mezquindades de los tiempos que corren nos hacen olvidar de los afectos o sanar las heridas que generamos a los amigos o ellos a nosotros, Ciro da el ejemplo y no necesariamente promete un futuro piojoso, sino que más bien sana ese pasado. Y tal como dice “Como Ali”, esa que cantó junto a su hijo, “todo el mundo saltando contentos / porque allá afuera te espera el país”. Ciro dice y muestra la necesidad de rodearse de los afectos, porque allá afuera parece estar difícil. 

CONTENIDO RELACIONADO