De Cris Morena al BAFICI: Candela Vetrano presenta su primer documental indie

La actríz Candela Vetrano debuta como directora en Mavita llena eres de gracia, un documental centrado en la figura de su abuela materna

Por  ROSARIO BELTRÁN

abril 17, 2024

Candela Vetrano, de la factoría Cris Morena a la meca porteña del cine independiente.

PRENSA

Lo que empezó como un juego entre una abuela y su nieta, hoy avanza en una acto de valentía profesional para Cande Vetrano, quien da sus primeros pasos en el circuito de cine independiente: “Honestamente, no pensaba en ser directora, es una faceta que amo y que tengo la suerte de poder investigar y compartirla en equipo.”

Candela comenzó su carrera a los 7 años en Agrandadytos, y en su adolescencia protagonizó dos series juveniles producidas por Cris Morena: Casi Angeles y Super Torpe. Actualmente, sigue actuando y también explora nuevas formas de expresión, como la pintura y la música, bajo el alias DJ Chancleta. A sus 32 años, suma una faceta laboral y artística, y debuta como directora en el BAFICI, presentando su primer film documental, Mavita llena eres de gracia, protagonizado por su abuela Mavita.

¿Cómo fue la transición de actriz a directora? ¿Qué influencias cinematográficas guiaron tu trabajo?

Sinceramente, este camino de la dirección no lo busqué. Surgió desde que me di cuenta de que mi abuela era un personaje y la empecé a filmar durante 5 años. Me di cuenta de que tenía muy buen material y que tenía que hacer algo con eso. Terminé en este rol de directora, sobre todo de cabeza en postproducción. Es algo que me encantó, aunque no sabía que implicaba tanto trabajo. En todos los proyectos de rodaje en los que estuve me había involucrado desde lo actoral, entonces esto fue puro aprendizaje. La película la editamos en dos meses y medio; 8 horas en una isla de edición todos los días. Me encontré con que la postproducción es espectacular y también me di cuenta de sus complejidades. Ni hablar de lo que significa tener que tomar decisiones todo el tiempo. Igualmente, por primera vez siento que todos mis mundos se mezclan en un mismo lugar: lo visual, la música, la narrativa. Un poco lo que me pasó con la película es que yo primero tuve el material y después me di cuenta de que tenía algo que contar con eso, y ahí direccionar la historia hacia un documental.

¿Cómo surgió la idea de convertir la grabaciones de tu abuela en un documental? 

La casa de Mavita, en la cual viví los primeros días de mi vida, era una casa convencional que con el tiempo, a mi mirada, se volvió un espacio fascinante, un museo de objetos que Mavita compraba en remates y por internet. Desde que tengo nueve años, Mavita es mi única abuela. Hace cinco años, como un juego, empecé a filmarla en su intimidad. A medida que pasaba el tiempo, Mavita me dejaba conocer más su colección de objetos, sus historias personales, y también fuí conociendola más. Me sumergí en el mundo Mavita e hice de ese mundo esta película. En el proceso de hacerla, fuí consciente de cómo nos atraviesan las tragedias familiares, de lo que hacemos con lo que nos pasa y de cómo el amor y el humor son el mejor camino para transitarlas.

“Siempre me dio curiosidad la casa de mi abuela”, explica la flamante directora.

¿Cómo definirías a tu abuela?

Mavita es la mamá de mi mamá, y tiene 80 años. A sus 28 enviudó con cuatro hijos, después de que su marido Ricardo perdiera la vida en un accidente de aviación donde era copiloto. La tragedia atraviesa la vida de toda mi familia, y siempre fue un tema muy presente en casa. Creo que por eso siempre me dió curiosidad la casa de mi abuela, y por qué es tan personaje. Mavita es una mujer independiente, sus hijos ya son adultos, y ella pasa sus días comprando cosas en internet y en remates, acumulando tesoros que exhibe amontonados en cada rincón de la casa. Sus objetos preciados, y un fanatismo inexplicable por todo lo que muere, llenan el vacío que dejó la pérdida.

Entiendo que las primeras personas que veían las grabaciones de tu abuela eran tus amigas y que se morían de risa. ¿Eso sirvió como puntapié para hacer la película? 

Mis amigas conocían a mi abuela, y morían por ver los videos nuevos que yo hacía. Igualmente, yo no armaba situaciones, sino que las situaciones se daban y mi abuela se mostraba muy espectacular frente a la cámara. Yo no hacía nada más que prender la cámara y que ella sea lo que ella es. Yo siempre consumí documentales, es más, prefiero ver un documental antes que una película de ficción. Y con todo el material, honestamente, sentí que era la posibilidad de hacer algo que siempre me gustó ver, pero desde mi perspectiva. Obvio, tuve que aprender un montón.

Candela y su abuela, Mavita, protagonista de la película.

¿Cómo fue tu experiencia de aprendizaje en la postproducción y la edición de la película?

Me rodeé de un equipo espectacular. La verdad que fue bárbaro, desde el lado de producción, yo no tenía idea cómo encarar una película. De eso se encargaron Morena Fernández Quinteros, que es mi amiga productora, y Sebastián Panucci, que también es un amigo productor. Ese equipo para mí fue fundamental para empezar a pensar en la película y después, junto a ellos, encontramos al editor, Andy Medina, que es un capo genial. El director de sonido es Martín Porta, que tiene un súper estudio de lujo viste que agarre una película independiente entonces fui aprendiendo con los mejores. Fue un privilegio.

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