Billy Gibbons en Buenos Aires: blues, blues y más blues de la mano del líder de ZZ Top

El guitarrista celebró su pasado y se embarcó en una vuelta a las raíces junto a La Mississippi, en La Trastienda

Por  DIEGO MANCUSI

noviembre 17, 2023

El líder de ZZ Top, Billy Gibbons, se presentó en La Trastienda.

Foto: @natalita.ph

“La forma en la que Depeche Mode usa todos esos sonidos y el estilo de composición de la banda son muy contagiosos”, dijo alguna vez Billy Gibbons. Ni una muestra gratis de su amor por el synth pop (un componente importante de la música de ZZ Top, especialmente en los 80) asomó en su show en La Trastienda: durante alrededor de una hora y cuarto de set sonó blues, blues y más blues, en diversos grados de purismo.

Después de una muy divertida selección de covers a cargo de la banda del productor y pianista Martin Guigui (artífice de esta visita del barbudo) junto a sus hijas y su nene de no más de diez años, La Mississippi se hizo cargo de su lugar como grupo de apoyo en el escenario y Ricardo Tapia asumió su rol múltiple de animador, guitarrista, armoniquista y ocasional cantante. Para regocijo del público (mayormente +35, con estilos que oscilaban entre la ortodoxia del Delta y el heavy metal), Gibbons salió a escena dispuesto a alimentar a la bestia con lo que la bestia reclamaba: hits de ZZ Top, versiones de clásicos bluseros y un par de temas rockeros ajenos conocidos por todos.

Billy Gibbons salió a escena dispuesto a alimentar a la bestia con lo que la bestia reclamaba. (Foto: @natalita.ph)

Impecable con su uniforme de lentes negros, bandana, sombrero, pañuelo y campera luminosa, el patriarca metió a la licuadora el setlist que venía haciendo en su gira y empezó por “Thunderbird”, aquella canción de Fandango! (1975) que instaba a todo el mundo a drogarse un poco. Así, la audiencia (una Trastienda al 90 por ciento) entró en clima de inmediato y no tardó en estallar: “Sharp Dressed Man”, una de las tres o cuatro canciones más emblemáticas del trío que hizo famoso a Gibbons, generó el primer clímax colectivo de la noche.

Así, el set fue moviéndose entre himnos del blues (“Rock Me Baby” de B.B. King) y el soul (“Treat Her Right” de Roy Head) y —por supuesto— más temas de ZZ Top (“Jesus Just Left Chicago”, “Tube Snake Boogie”). La fórmula era siempre la misma: el gruñido subsónico de Gibbons y su economía de recursos en la guitarra (más que suficiente para el género) se alternaban con los punteos de Gustavo Ginoi y las intervenciones de Tapia, más que nada en fills de armónica, pero también haciéndose cargo del mic en “Tush” (algunas inflexiones daban a pensar que se venía un medley con “Café Madrid”, acaso un poco más de tiempo de ensayo podría haberlo engendrado) y otros temas en los que Billy quería concentrarse en tocar.

Ricardo Tapia, de La Mississippi, junto a Billy Gibbons en La Trastienda (Foto: @natalita.ph)

Especialmente celebrada fue “Foxey Lady” de Jimi Hendrix, lo mismo que el bis “Travelin’ Band” de Creedence Clearwater Revival y el cierre propiamente dicho con “esa canción famosa” (Martin Guigui dixit) llamada “La Grange” en versión mega extendida para albergar zapada de guitarra, piano y ‘oh oh oh’ del público siguiendo la cadencia. Gibbons agradeció y le dejó el stage a La Mississippi, que le regaló “Un trago para ver mejor” a la muchachada que quería más y se retiró haciendo saber que el sábado hay revancha en el Luna Park.

Los conciertos de artistas de larga y exitosa trayectoria suelen ser auto homenajes, y no es algo que se les pueda reprochar porque de hecho a eso va la gente: a ver cómo el monstruo chapea sus pergaminos. Lo que sonó en La Trastienda tuvo un extra: Gibbons, sí, celebró su pasado, pero más todavía se embarcó en una vuelta a sus raíces, a la música que lo metió en este viaje, todo eso que lo enamoró y que él mismo adoptó como materia prima. Después conoció a Depeche Mode y vinieron las fusiones, pero el primer amor fue el blues y el primer affair, el rock n’ roll. No es malo recordarlo de tanto en tanto.

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