A 50 años de un concierto (y disco) mágico y maldito

'June 1, 1974': La insólita historia que une a Kevin Ayers, Nico, John Cale, Mike Oldfield, Robert Wyatt, el legendario teatro Rainbow y una versión de "The End", de los Doors, aun más dark que la original

Por  OSCAR JALIL

junio 1, 2024

Foto: Archivo

La foto de tapa esconde un engaño: los principales protagonistas de la historia aparecen mirándose a los ojos y hay cierta complicidad entre la sonrisa de Kevin Ayers y el gesto menos amable de John Cale. Más arriba, Nico, en plan esfinge oscura, se muestra ajena a esa disputa interna. En la parte superior izquierda de la foto, Brian Eno cierra el cuadro luciendo pleno dentro de su atuendo francés de bailarín apache: remera a rayas, boina roja y pañuelo al cuello lo ubican en otra galaxia. La escena, inmortalizada por Mick Rock, el genial fotógrafo inglés autor de tantos registros icónicos, ilustra la tapa de June 1, 1974, el concierto realizado en el Rainbow Theatre de Londres, un encuentro mágico y maldito a la vez, y que hoy cumple 50 años. 

La idea de un show celebratorio fue de Richard Williams, cazatalentos del sello Island y periodista del semanario británico Melody Maker. Ayers tenía todo para convertirse en una estrella de rock: dandy bohemio dueño de un pasado glorioso como integrante de Soft Machine y partícipe de la influyente escena de Canterbury, creador de notables discos solistas como Whatevershebringswesing” (1971) y Bananamour (1973), en donde su voz de cantor despreocupado cruzaba a la psicodelia con el avant-garde, al folk-rock británico con la música progresiva de interpretación libre, entre tantos otros cruces. En cada uno de sus discos en solitario, comprendidos en el período 1969-1974, es posible encontrar una o dos canciones que orbitaban como satélites pop-rock  dentro de atmósferas más arriesgadas y siempre cambiantes. Algo de esto terminó de convencer a Williams para fichar a Ayers e integrarlo a la misma escudería que editaba a Bob Marley, Roxy Music, King Crimson, John Martyn, Fairport Convention y Free, entre otros. El ex Soft Machine representaba la gran apuesta a futuro, pero muy cerca aparecían Nico, John Cale y Brian Eno como flamantes incorporaciones a la discográfica independiente dirigida por Chris Blackwell.

“Kevin Ayers regresó del valle del Ródano para tocar en el Rainbow, y decidió reunir algunos invitados a asistir a las festividades. Primero invitó a su amiga Nico y, a través de ella, contactó a John Cale, otro miembro original de The Velvet Underground. John, que estaba en Londres para grabar su propio álbum, trajo a Eno, quien estaba muy contento de trabajar con algunos de sus héroes (y heroínas). Kevin le preguntó a Robert Wyatt, con quien tocó en Soft Machine entre 1967 y 1968, y a Mike Oldfield, que cuando tenía 17 años, había sido un miembro vital de la fascinante banda de Ayers de 1970, The Whole World. Detrás de ellos estaban los Soporifics, el nuevo grupo de gira de Kevin junto a tres agradables cantantes. Después de una semana de ensayo en el Walpole Picture Theatre de Ealing, estaban listos para el Rainbow, donde 3.000 almas los esperaban detrás del cartel de ‘entradas agotadas’ desde varios días antes. Fue un concierto extraordinario, un placer poco común para quienes habían seguido las diversas carreras de los intérpretes a lo largo de los últimos diez años”, dice el idílico texto de presentación desde la contratapa del vinilo lanzado en los últimos días de junio de 1974.

El detrás de escena del show tuvo ribetes de comedia de enredos, para colmo un ocurrente periodista de la Melody Maker sumó las iniciales de los participantes y bautizó al concierto bajo el título de ACNE. La noche previa al gran baile de los malditos, Kevin Ayers terminó en la cama junto a Cynthia Wells, la esposa de John Cale. El rumor llegó a oídos del ex Velvet. La reacción se ajusta a los tiempos del amor libre y tiene su correlato en What’s Welsh for Zen: The Autobiography of John Cale.

“La noche antes del concierto Kevin y Cindy estuvieron juntos. Ella mintió al respecto, pero al final pude acercarme a Kevin y decirle: ‘Mirá, como caballero, decime, ¿sucedió tal o cual cosa?’. Kevin dijo: ‘sí’”, cuenta Cale en su autobiografía escrita junto a Victor Bockris.

El músico y productor salió a escena para acompañar a su amigo Brian Eno, encargado de abrir el concierto con dos versiones incendiarias de temas incluidos en su elogiado discos debut, Here Come The Warm Jets (1973). Tanto en viola como en piano, Cale parece desatar su furia, pero será a partir del set solista y con la apropiación de “Heartbreak Hotel”, el clásico de Elvis, cuando el desahogo llega a una cumbre emocional tan extraordinaria como tortuosa. Varios años más tarde, Cale declarará que a pesar del mal trago, June 1, 1974 significó su verdadero debut en vivo como solista. 

“Esa fue la primera vez que realmente salí al escenario por mi cuenta. Me mostró que podía hacer un concierto de rock frente a la gente, y eso es lo que debería haber hecho antes. Por eso, June 1, 1974 es mucho más importante que París 1919 o cualquier cosa anterior, porque lo que estás escuchando es una actuación real”, explica Cale en su libro de memorias. El matrimonio con Cyndy, integrante del grupo de chicas GTO’s (Girls Together Outragefully), banda apadrinada por Frank Zappa y autodefinida como una formación integrada por groupies californianas, terminó un año después. Ella se quedó con la casa y el piano de Cale.

La revista Melody Maker de mayo de 1974, que adelantó el concierto

La presentación de Nico no fue menos dramática, su adicción a la heroína ya mostraba efectos autodestructivos, a los que la ex modelo le sumaba un apego a mostrarse austera y totalmente alejada de cualquier atisbo glamoroso. Su interpretación de “The End”, de Los Doors, es un vía crucis por el rock más tenebroso y también una flecha lanzada al  futuro como marca fundacional del dark-rock. El amor a Jim Morrison, uno de sus amantes, la presencia de Eno en sintetizadores, como lo hacía en Roxy Music, y el harmonium interpretado por la cantante germana completan un cuadro extremo de tensión y realismo a lo largo de los 9 minutos que dura el tema. Así termina el lado A del vinilo, esa noche Nico también interpretó “Das Lied der Deutschen”, el himno alemán utilizado por los nazis y prohibido luego del final de la Segunda Guerra Mundial. En su defensa la cantante decía que la canción patria se popularizó durante la República de Weimar y que ella defendía a partir de la consigna patriótica “Alemania por encima de todo”, obviamente nadie pensó en incluir la versión en el corte final del disco.

El Lado B es todo Kevin Ayers junto a una banda de apoyo en donde se destacan las guitarras de Ollie Hallsall y Mike Oldfield, pero nada se compara con volver a ver a Robert Wyatt sobre un escenario luego del terrible accidente que lo dejó cuadripléjico. En sillas de ruedas, Wyatt ya estaba trabajando en el glorioso Rock Bottom, que saldría en julio de 1974, mtocó percusiones varias.

El arranque es con la velvetiana “May I’”, tranquilamente podría figurar como un tema de Lou Reed incluido en Loaded, pero el tono seductor de Ayers la transforma en propia y la convierte en una preciosa canción de levante. El ritmo crece con “Stranger In Blue Suede Shies” y la guitarra de Halsall es puro acorde festivo, gran momento a pesar de los acoples y otros detalles que privilegian el instante irrepetible antes de los retoques de estudio que tienen la mayoría de los discos en vivo. El rito dionisíaco tiene un himno al faso con la versión de “Stranger in Blue Suede Shoes”, luego una pausa para un folk bluseado como “Everybody’s Sometime And Some People’s All The Time Blues” con una bellísima interpretación de Oldfield que venía de romper todo con Tubular Bells (1973), otro de los ilustres invitados a la velada en el Rainbow.

El disco cierra con “Two Goes Into Four” en donde Cale se suma a la banda y toca la viola como en los tiempos de The Velvet Undreground, mientras Ayers canta “seguí al viento, abrí tu corazón y quizá entonces empieces a hacerlo mejor”.    

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