Sin lugar a dudas, David O. Russell es uno de los directores estadounidenses más polémicos de los últimos treinta años. Las peleas con sus actores son material de leyenda. Al parecer, se fue a los golpes con George Clooney en la filmación de Three Kings, insultó en repetidas ocasiones a Lily Tomlin en I Heart Huckabees, y le hizo la vida imposible a Amy Adams en el set de American Hustle, haciendo que Christian Bale tuviera que intervenir. Y ni hablar de los cargos de acoso sexual en su contra.
Pero no cabe dudas de la inmensa energía, el ingenio y la intensidad de las obras de Russell,
como puede dar cuenta una filmografía exquisita conformada por Spanking The Monkey, Flirting With Disaster, Three Kings, I Heart Huckabees, The Fighter, Silver Lining Playbook, American Hustle y Joy. A estos ocho títulos se suma Ámsterdam, un trabajo que continúa evidenciando un estilo intenso, barroco, satírico, y de corte social, político, psicológico y existencial.
Ámsterdam es una cinta basada libremente en un oscuro episodio de la historia norteamericana, conocido como el Complot de los negocios, una presunta conspiración de negociantes pertenecientes a la élite industrial y financiera, que buscaban derrocar al presidente Franklin Delano Roosevelt mediante un golpe militar en 1933.
La película de Russell mezcla indiscriminadamente realidad y ficción. Pero antes que los detractores acusen al director de manipular la historia, debemos recordar que Quentin Tarantino ejecutó a Hitler en Inglourious Basterds y dejó viva a Sharon Tate en Once Upon A Time In Hollywood y casi nadie protestó. En eso consiste la magia del cine. Además, el Complot de los Negocios nunca llegó a ser comprobado.
Nuestros protagonistas son Burt Berendsen, un doctor tuerto y veterano de la Primera Guerra Mundial (Christian Bale en su tercera colaboración con Russell); y Harold Woodman, un abogado afroamericano y compañero de batalla de Burt (John David Washington reemplazando a Michael B. Jordan). Harold es contratado por Liz Meekins (Taylor Swift en una breve aparición), una joven quien sospecha que su padre, el General Bill Meekins (Ed Begley Jr. en una aparición aún más breve), murió asesinado y no de causas naturales. Harold le pide a Burt que realice una autopsia del General, y como este fue el superior y amigo de los veteranos, el encargo de Liz se convierte en algo personal.
Por medio de un flashback se nos cuenta la historia de la tercera protagonista. Ella es Valerie (Margot Robbie más hermosa que nunca), una artista surrealista que sirvió como enfermera voluntaria en la Primera Guerra Mundial y quien luego de curar las heridas de Harold y Burt, se convierte en una gran amiga de los dos, terminando los tres viviendo en Ámsterdam, al mejor estilo de Jules y Jim, el clásico de Truffaut.
El abogado y el doctor, asistido también por la doctora Irma St. Clair (Zoe Saldana), descubrirán que efectivamente el General fue asesinado. Beatrice Vandenheuvel (Andrea Riseborough), la esposa de Burt e integrante de una familia acomodada (los suegros del doctor lo enviaron a la guerra para deshacerse de él), ayudará para que los dos detectives aficionados conecten la conspiración con la familia Voze, conformada por Tom (un Rami Malek más siniestro que Peter Lorre) y su esposa Libby (Anya Taylor-Joy igual de siniestra). Resulta que Tom es el hermano de Valerie y es ahí donde los tres amigos se vuelven a encontrar.
Algunos críticos se han quejado de la historia confusa y enredada. Pero clásicos el cine como The Big Sleep, The Maltese Falcon o Chinatown presentan unas tramas mucho más enrevesadas que la de Ámsterdam y casi nadie dijo nada. De hecho, el pecado de Russell está en sobre explicar. Es curioso que algunos reclamen, cuando series actuales como House Of The Dragon, Succession o cualquier producto perteneciente al Universo Expendido de Marvel, hacen quedar a la película de Russell como una cinta relativamente sencilla de comprender.
No les hagan caso a los detractores de Ámsterdam. El guion (también escrito por Russell), es divertido, punzante y profundo (escuchen a los personajes hablar sobre el amor y sobre los peligros del capitalismo desmedido para que se hagan una idea). El elenco, conformado por un universo de estrellas da lo mejor de sí, (junto con los protagonistas, Robert De Niro, Mike Myers, Michael Shannon, Chris Rock, Timothy Olyphant, Matthias Schoenaerts y Alessandro Nivola también hacen unas apariciones memorables y todos y cada uno tiene la oportunidad de brillar, así sea por unos pocos minutos). Asimismo, la fotografía del gran Emmanuel Lubezki y el suntuoso diseño de vestuario de J.R. Hawbaker y Albert Wolsky, ayudan a crear esa atmósfera Noir necesaria para el relato.
Los detractores también están diciendo que la película de Russell se demora mucho en arder o que no llega a arder nunca. La verdad es que esta es una cinta que arde de principio a fin. El público sediento de una película inteligente, divertida, emocionante, bien escrita y dirigida y con unos actores que ofrecen unas magníficas actuaciones, quedarán más que satisfechos con Ámsterdam. Que se hable de esta cinta como un producto mediocre o como “la peor película del año”, llevan a pensar en un verdadero “complot de los negocios”.