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Alice Glass: “Es irónico querer sanar mostrando más sangre”

La cantante canadiense habla sobre su primer LP, apropiarse de su dolor y hacerle frente a una industria que encubre abusadores

Por  MELISA PARADA BORDA

febrero 8, 2022

Alice Glass transforma su dolor en el catártico Prey//IV.

RICHIE LEE DAVIS

Permitirse ser vulnerable es algo que no cualquier persona está dispuesta a hacer; la vulnerabilidad suele ser vista como una debilidad. Así lo creía Alice Glass, tanto que decidió ponerse “una armadura emocional” para que nada ni nadie pudiera penetrar en esa fachada de concreto. Pero ya no es así, y con su nuevo álbum, Prey//IV, ha abierto una ventana para que los sentimientos y pensamientos que guardó durante tantos años se conviertan en algo positivo.

“Todo el mundo debería tener un escape creativo para enfrentar la depresión”, dice desde Palm Springs, California, a donde se mudó para finalizar el álbum. “Comenzamos a crear el disco en Los Ángeles y luego nos trasladamos al desierto para concentrarnos porque tiene este tipo de energía magnética”.

Alice no es ninguna novata en la materia pues, desde su salida de Crystal Castles en 2014, ha venido impulsando su carrera en solitario con una serie de sencillos y un EP autotitulado con un estilo tan singular que es capaz de teletransportarse a una realidad alternativa cyberpunk. Que Prey//IV sea además el primer disco que publica bajo su sello Eating Glass Records, lo hace más especial. “Creo que todos los artistas deberían tener los derechos de la música que crean”, señala al destacar la libertad que ha sentido al no verse sometida a la opinión de un tercero. “Poder confiar en mí misma, hacer lo que quiera, hacer el tipo de video que quiero y todo a mi tiempo es muchísimo más divertido”.

Antes del lanzamiento, la cantautora canadiense publicó los sencillos ‘Suffer and Swallow’, ‘Baby Teeth’ y ‘Fair Game’, canciones tan crudas que duelen, pero que a la vez poseen aquella belleza que solo se encuentra en el arte de reconstruirse a partir de fragmentos. Pero pese a la densidad de sus letras, dice que le gustaría que al escucharlas, sus fanáticas y fanáticos “se sientan cómodos en su propia oscuridad, parte de una comunidad, de un inframundo de sobrevivientes depresivos”.

La palabra sobreviviente no la toma a la ligera: en 2017 rompió el silencio que guardó durante todos sus años dentro de Crystal Castles al lado de Ethan Kath, a quien expuso como abusador. Aunque alzar la voz no estaba entre sus planes, en parte por ser una persona que prefiere que los detalles sobre su vida permanezcan en privado, se llenó de valor al darse cuenta de que su experiencia podría impactar a chicas más jóvenes. De hecho, al momento de la publicación de ‘Fair Game’ (canción que es contada desde la perspectiva del abusador), comentó que deseaba que su música pudiera ayudar a reconocer señales de alerta en las relaciones antes de que se conviertan en algo mucho peor.

“Es difícil tener éxito y que todo esté bien cuando dejas tu casa siendo adolescente para estar con un hombre adulto”, reflexiona. “Así no es como suceden las cosas, entonces se sintió bien representar esta otra cara de las y los sobrevivientes que existimos allí afuera”.

Decir que el pasado no se puede borrar, pero el futuro sí puede moldearse, es caer en un cliché, pero Alice considera que una gran forma de hacerle frente a una industria que encubre abusadores y depredadores es construir una comunidad de artistas que no dependan de las grandes maquinarias para componer, producir y distribuir su música. “Ser menos competitivos es el camino. [La industria] puede ser derrotada con creatividad y cariño genuino por la comunidad a la que perteneces”. Al tiempo, se ha adueñado de su dolor como una forma de sanar y de evitar que este sea usado en su contra, por esto es que para ella era tan importante ser tan sincera y auténtica como pudiera en Prey//IV. “Creo que ahora es parte de mi identidad el querer mostrar mis heridas y abrirlas. Quizás es irónico querer sanar mostrando más sangre”, dice agradeciendo estar viva y presente.

Tal observación cobra más sentido al provenir de alguien que se considera “un vampiro en la playa” y que, de hecho, es alérgica al sol. “Es difícil ser gótica en el desierto, no puedo usar cuero ni látex”, bromea sobre vivir en Palm Springs, aunque estar allí y ser una persona nocturna tiene sus ventajas: “Creo que estamos cerca de una roca en donde ha habido un montón de avistamientos de ovnis, es genial. Aún no he podido verlos, pero definitivamente tengo que hacer un tour”.    

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