Allí están Pappo y Peter Deantoni, con caras pícaras, posando con el icónco cartel de Hollywood en Los Angeles, California. La foto fue la portada de Pappo Made in USA. En la ruta del delirio, el libro con las memorias de Deantoni que Editorial Planeta lanzó en 2016. Fue en el marco de una suerte de gira previa que concluyó con el Carpo en el escenario del Madison Square Garden de Nueva York, invitado por B.B. King, en 1993. Pero antes, el recorrido por California y Tijuana, la grabación de un álbum con el tecladista Deacon Jones y mil anécdotas. Porque más allá de ser un histórico manager del rock argentino, Peter Deantoni fue el protagonista de miles de historias, un acumulador y gran relator de anécdotas que compartió hasta ayer, 21 de octubre, cuando falleció inesperadamente en su casa de Buenos Aires, a los 72 años. La noticia la compartió una de sus dos hijas a través de las propias redes sociales de Deantoni, y la tristeza se multiplicó en las redes sociales por buena parte del ecosistema del rock argentino.
Peter había nacido en 1952. Lo describieron así: “Amante de la música desde que vio a Elvis Presley en el cine, su naturaleza inquieta lo llevó a meterse de cabeza en el mundo del rock durante los tiempos fundacionales. Fue mánager de Color Humano, Vox Dei, Nito Mestre, Los Abuelos de la Nada y Pappo, y trabajó en la producción de incontables conciertos de artistas extranjeros, en un rango que va desde Frank Sinatra hasta B. B. King. Vivió veinte años en California y es un fanático confeso de los Rolling Stones”.
El productor Carlos Rodríguez Ares lo definió así: “Peter Deantoni es ROCK. A él, nadie tiene que contarle ninguna historia, pues la vivió por dentro. Hoy escribe este libro que sólo él puede escribir.” Se refería a De la A a la Z con Peter Deantoni, su segundo libro, que había lanzado a fines de 2023.
Peter estuvo involucrado en la llegada de los Rolling Stones, pero a comienzos de los 80: fue el enviado de la productora de Daniel Grinbank para iniciar las negociaciones que derivarían, 15 años después, en el histórico debut de Sus Majestades Satánicas en la Argentina. Su dominio del inglés en un tiempo donde muy pocos lo hablaban con fluidez lo llevó a trabajar con Frank Sinatra, Joe Cocker y The Police.
Pero, además, Color Humano ensayó en su casa, salió de gira con Vox Dei por todo el país, estuvo con Los Abuelos de la Nada en España y escapó de sicarios colombianos junto a Nito Mestre. Vivió 20 años en California y así repasaba, con humor, parte de su derrotero profesional: “En este circo del rocanrol he trabajado con varios animales. Rata blanca es una banda que me llena de orgullo por su profesionalismo y nivel internacional. Viajando con ellos descubrí que con Walter Giardino tenemos muchos grupos y artistas en común. No solo metaleros. Mis respetos a esta gran banda. Otro animal: la Mona Jiménez, el Keith Richards argentino. Junto con mi amigo Richie E. Farías, armamos su primera gira por USA y Canadá. Jamás me divertí tanto. Un gran tipo y excelente artista. Eso sí, un locopoco común. Por último, mis animales favoritos: Ratones Paranoicos. Hice varias giras con ellos por USA. Les aseguro que tengo historias increíbles con ellos. Por ejemplo, estando en Miami, después de un concierto, donde abrió la Bersuit, estábamos celebrando en la habitación de Juanse y en eso golpeó la puerta el Pelado Cordera. Juanse abrió y el tipo pidió entrar, a lo que aquel respondió: ‘Un tipo que anda por la vida en pijama no merece respeto’ y le cerró la puerta en la cara”.
Peter se definía así en su libro: “No soy un abuelo común y corriente. Honestamente, mi tema de conversación no pasa por el color que tenía la caca de mis nietas en el pañal cuando eran chiquitas, ni por las buenas o malas notas que traen del colegio. Sí hablo de mis nietas, pero desde otro punto de vista: mis nietas son rockers. Bueno, una va a ser abogada del show-business y la otra Lady Gaga. Ese es el orden: la mayor va a ser la abogada que va a sacar de los problemas en los que la más chiquita se meta. Viene de familia. Son nietas rock oriented, como mis hijos. Nicolás es músico, tiene una banda en Los Angeles, The Bees & Bones; Cecilia y su pareja Alejandro tienen una editorial: Tren en Movimiento. Toda la familia está rodeada de cosas artísticas: no somos una familia normal. Por suerte”.
