Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

La Provincia

Una mirada al corazon del concepto que rodea a Carlos Vives cuando sube a un escenario o entra al estudio de grabacion, y al grupo que ha sido fundamental en la creacion de tantas canciones memorables

octubre 21, 2024

LOS BUENOS TIEMPOS De izquierda a derecha: Alfredo Rosado, Andrés Castro, Einer Escaff, Egidio Cuadrado, Mayte Montero, Carlos Vives, Carlos Huertas, Pablo Bernal y Carlos Iván Medina, 1995.

©Socorro Arango

Cuando miramos el desempeño de nuestros compatriotas al momento de trabajar en equipo, encontramos que la Selección Colombia de Pékerman y La Provincia son dos grandes y afortunadas anomalías; es muy frecuente que si dos nos sentamos a desarrollar alguna iniciativa, al final la cosa termine en pelea y dos abogados acaben muertos de la risa. Con frecuencia vemos triunfar a ciclistas, patinadores y atletas que compiten en deportes individuales. En conjunto, nos hace falta aprender muchísimo. Por eso llama la atención la historia de una banda que ha mantenido la armonía de su equipo esencial por tantos años.

“La Provincia es representativa de la colombianidad, es un país unido trabajando. Tanta guerra entre los cachacos y los costeños, para encontrar que lo mejor se da cuando nos juntamos. Yo soy un costeño que se vino a los 12 años a Bogotá, y me tocó vivir lo del ‘costeño mamaburra’, o ‘haga patria, mate un costeño’, todo eso que viene culturalmente de la época de Santander y Bolívar. Pienso en José Barros cuando dijo en un programa de televisión que la cumbia es andina”, afirma Carlos Vives al referirse a un concepto que ha guiado su trabajo desde los tiempos en que su propuesta musical fue rechazada en la primera mitad de la década de 1990. “Los colombianos somos el equilibrio de nuestra región, estamos en un cruce de caminos, somos el Caribe de la cosa andina, somos el cubano y el puertorriqueño, pero también somos el pastuso y el boyaco. Ahí está nuestro rock & roll”.

El grupo es mucho más que la banda que acompaña a Carlos Vives; es un proyecto de vida, una familia que —con algunas modificaciones— se ha mantenido unida por más de dos décadas. El sonido que caracteriza la música del samario requiere un sabor inconfundible que no podría interpretar cualquier músico nacido en otras latitudes; de alguna manera, eso fundamenta la necesidad de conservar un equipo que ha entendido, respetado e interiorizado la identidad del proyecto desde sus inicios.

“La Provincia tiene un sonido muy particular porque llevamos mucho tiempo, somos los mismos, hay gente que ha cambiado, pero el concepto está ahí, cuando la gente nos oye sabe que somos nosotros”, dice el baterista Pablo Bernal, que hace parte de la historia desde los tiempos de La tierra del olvido. “Hay una cosa que es chévere, y es que los músicos que graban los discos son los mismos que tocan en vivo, eso no lo hace casi nadie. Es el único personaje en Colombia que lo lleva a uno como batero y lo pone a grabar en el mejor estudio del mundo en Los Ángeles”.

“De alguna manera todos los que estamos ahí somos hermanitos, ya nos conocemos las fortalezas, las debilidades, los vicios, las anomalías, virtudes, emociones, todas esas cosas”, afirma el teclista Carlos Iván Medina, que reconoce el gran mérito de Vives a la hora de escoger su equipo de trabajo. Sin duda alguna, esa sabiduría, sumada a un carisma inmenso e indiscutible, conforman dos de las claves para el éxito de este proyecto.

UN DISTRITO MUY ESPECIAL
Carlos Iván Medina, teclista de La Provincia.
©Socorro Arango

Parte esencial del espíritu que se respira en el interior en el La Provincia está fundamentado en la presencia del eterno Egidio Cuadrado, un hombre que seduce con su sencillez y espontaneidad, un personaje auténtico y silvestre, que se transforma en el escenario para demostrar, sin necesitarlo, por qué fue elegido Rey Vallenato en 1985, y por qué ha estado con Vives desde la segunda mitad de la década de 1980.

Cuñado del maestro Rafael Escalona, hermano de la célebre Dina Luz (“Tú eres mi golondrina Dina Luz…”), Egidio recuerda el encuentro que sentó las bases de una sociedad que hoy sigue dando grandes frutos: “Mi compadre Carlos estaba de amores con La Mencha (Margarita Rosa de Francisco), y llegó con ella a una parranda en la que yo estaba tocando. Le tocábamos a Caracol, a Enrique Santos, Juan Manuel Santos, a Pacho Santos; a toda esa gente. Y yo le dije a mis hermanos: ‘Miren, ahí llegó el Gallito Ramírez. Venga compadre Gallito a cantar aquí con nosotros’. Y ese día cantó Tú ausencia y La casa en el aire. Ahí comenzamos. Yo le dije: ‘Compadre, usted lo hace bien’. Empezamos ahí, y luego en Escalona. Fue un éxito, gracias a Dios. Y ahí estamos”.

El guitarrista Teto Ocampo dijo a Rolling Stone en 2007: “Una cosa monstruosa, Egidio ‘jala’ la banda para donde él quiere. Es un maestro. No sabe qué es Do, ni qué es nada, nunca ha estudiado una corchea, pero tiene la teoría del vallenato. Entonces éramos nosotros los que teníamos que aprender su vocabulario”.

Egidio es también hermano de Heberth, el cajero que hizo parte de la agrupación en los comienzos. Heberth se despidió de sus compañeros en un partido de fútbol que se jugaba durante una de las pausas de la grabación de Tengo fe, el álbum que fue dedicado a su memoria. Su corazón se detuvo tras 42 años de una vida rodeada por guacharacas y acordeones. El galope de su caja sigue retumbando cada vez que alguien escucha la descarga frenética de La puya puyá.

Heberth, en compañía de los virtuosos Alfredo Rosado y Éder Polo (que hoy completan más de dos décadas en el proyecto), conformaba el conjunto de Egidio y con ellos comenzó “el compadre Carlos” sus andanzas vallenatas.

Cuando empezó a pensar en el diseño de un sonido que llevara nuestro folclor a una nueva dimensión, Carlos Vives estaba muy influenciado por el sonido de Distrito Especial; de cierto modo eso lo llevó a dejar de lado la guitarra clásica que acompañaba los vallenatos tradicionales para reemplazarla por una Fender Stratocaster que asumiera patrones de percusión, evocando algunas de las cosas que el guitarrista Bernardo Velasco hacía con esa banda bogotana.

En esa época, ernesto ocampo había llegado del Musicians Institute de Los Ángeles y se movía en la escena tocando con gente como Iván y Lucía o Compañía Ilimitada, entre otros. Su indiscutible talento y una presencia escénica muy imponente llamaron la atención de todo el mundo: “Teto era un impacto visualmente, era un indio hermoso, todas las viejas quedaban matadas con él, y además de esa figura, traía todo su genio musical, cuando Carlos lo vio, dijo ‘venga para acá, de una’”, dice Carlos Iván Medina. El aporte de Ocampo ha sido reconocido ampliamente por músicos y críticos que le atribuyen la creación de un estilo que ha hecho carrera en Colombia. Medina lo confirma: “Teto Ocampo fue el que le dio el sonido a Clásicos de La Provincia, los productores se ganaron el billete, pero Teto fue el que hizo la vuelta. Es un monstruo”.

SOY PACIFICO, SOY CARIBE
Grabación del vídeo Pa’ Mayte, agosto de 1995.
©Socorro Arango.

En ese momento, el guitarrista (discípulo de Scott Henderson) representaba la extraña combinación de un músico interesado por el jazz y el rock progresivo con sus orígenes en Río de Oro, Cesar, que le permitieron estampar un sello distintivo en la música de Vives, quien se refiere de esta forma a Ocampo: “Nosotros lo adoramos, él es lo mejor que nos pudo pasar en esa época”. Actualmente Teto hace parte de Sidestepper y trabaja con Mucho Indio, un fascinante proyecto que ha definido como un “laboratorio paleofuturista”, dedicado al rescate de nuestras músicas y tradiciones ancestrales.

Según el baterista Pablo Bernal, el comienzo de la versión que Vives grabó de La cañaguatera es un guiño que Teto hizo al clásico Detroit Rock City, de Kiss. Cuando el cantante empezó a referirse en público a “la banda”, la gente le preguntaba por qué no la llamaba “conjunto”, y él respondía que se le estaban metiendo unos rockeros y la cosa se iba convirtiendo en una banda, “orquesta no iba a ser, ni loco”, ha declarado.

Por su parte, el bajista Luis Ángel el Papa Pastor, ha estado en el grupo desde los comienzos, cuando contribuyó en las grabaciones de los discos de la telenovela Escalona. Carlos Vives ha comentado: “La primera señal de la industrialización del vallenato se da cuando entra el bajo; los primeros bajistas eran cajeros, y tocaban ahí lo mismo que hacían en sus cajas, esa dinámica es la que le da el poder y la alegría al vallenato en la producción”. el Papa, que pasó también por El Binomio de Oro en los días de Rafael Orozco, es heredero de esa tradición, un músico estudioso, formado en el conservatorio y experimentado en el jazz, que llevó el bajo vallenato a otro nivel, y ha sido determinante en la dirección musical de La Provincia.

“Es el mejor bajista que hay en Colombia; ‘Papa Dios’ dotó a ese hombre de una genialidad impresionante, él tiene un talento muy natural, combinado con ese saborcito vallenato y algo de lo que aprendió académicamente. Es uno de los tesoros más grandes que hay en el sonido de la banda”, dice la inconfundible Mayte Montero.

Vives, inspirado en parte por los experimentos previos de Cascabel y Distrito Especial, quiso incluir gaitas en sus grabaciones; por esa razón invitó a Antonio Arnedo para Clásicos de La Provincia. El músico estaba radicado en Boston y, tras participar en el disco, continuó con sus estudios. Por eso fue necesario buscar a alguien que se encargara del instrumento en las presentaciones de la gira. Las audiciones se llevaron a cabo en Ramón Antigua, el legendario bar de la bohemia bogotana: “En la mitad de la audición llegó una niña, y yo pensé “puro macho aquí, y voy a poner un gaitero, ¿otro macho más? ¡Que se quede la pelada! ¡Mayte se queda!”, recuerda el cantante.

EL RIFF VALENATO
Teto Ocampo durante la gira de Conciertos Clásicos de La Provincia.
©Socorro Arango.

La gaitera y percusionista, inmortalizada prematuramente por aquella champeta memorable, es otro de los personajes emblemáticos en esta familia. Adquirió sus primeros conocimientos musicales recorriendo poblaciones como San Jacinto y Ovejas. Tomó además algunas clases en el Departamento de Música de la universidad (estudiaba Administración de Comercio Exterior) y en la Casa de la Cultura de Cartagena.

En esa época tocaba junto con Totó La Momposina, y llevó a la banda todas sus raíces. Hoy sigue siendo uno de los principales centros de atención en cada show. Mayte tiene su nombre en un verdadero clásico de la rumba nacional; toca, baila y canta frente a miles de personas, graba discos memorables y anda tranquila por la calle sin ser reconocida. Su celebridad es una cosa muy especial. Cuando Carlos Vives hace giras promocionales, Egidio y Mayte viajan con él porque hacen parte del imaginario, del aura que rodea al concepto.

Carlos Iván Medina y sus teclados aparecieron en el panorama como algo inevitable; desde muy joven, el músico hizo parte de Cascabel, una de esas bandas legendarias que trabajaron el rock con elementos autóctonos en la onda de Malanga, Columna de Fuego y Génesis. También dejaría su huella con el gastrofunk de Distrito, y Vives se ha declarado seguidor de su trabajo junto a Einar Scaff y Bernando Velasco, guitarrista del que hablamos en párrafos anteriores: “Carlos Iván es un incomprendido, cuando me dicen que hay mejores que él, yo pienso ‘¿mejor que Carlos Iván?, no existe’. Él hace parte del génesis, los de hoy son sus alumnos, no sé si lo saben”. El teclista se dio el lujo de debutar con La Provincia (gracias a una visa de turista) en el Radio City Music Hall de Nueva York, y había conocido a Vives en los días de la telenovela Loca pasión, en la que Medina hacía parte de la música. Él se encargaba de algunas ediciones de audio y Vives pasaba a visitarlo para compartir su pasión por los grandes del rock argentino.


“LA PROVINCIA ES REPRESENTATIVA DE LA COLOMBIANIDAD, ES UN PAIS UNIDO TRABAJANDO”.


El teclista estuvo en la segunda parte de la gira de Clásicos de La Provincia y ahí se quedó.

En la etapa previa a ‘la tierra del olvido’, se unió al equipo Iván Benavides, que entonces era reconocido por Iván y Lucía y Alba, esa canción infaltable en las chimeneas y fogatas de la época. Benavides fue parte fundamental en la concepción de ese álbum, y Carlos se refiere a él como “mi maestro, el que me puso a componer canciones”. Ese disco fue el primero que incluyó temas originales después de dos grabaciones con temas de Rafael Escalona (Escalona, Un canto a la vida y Escalona Vol. 2) y una en la que aparecían canciones de diferentes compositores vallenatos (Clásicos de La Provincia). Hoy Iván es un reconocido compositor y productor que ha trabajado junto a figuras como ChocQuibTown, Susana Baca, Sidestepper y Los Gaiteros de San Jacinto.

Si nos vamos un poco más hacia el fondo del escenario, encontramos que el primer baterista de La Provincia fue Gustavo Solano, que llegó a la música por hobby y se alejó muy temprano para dedicarse a trabajar con su familia. Entonces fue reemplazado por Pablo Bernal, que llegaría a la banda de la mano de Teto, con quien había vivido y tocado durante un buen tiempo. Bernal, al igual que Ocampo, tiene una gran influencia del rock progresivo y se declara admirador de grandes bateristas como Steve Gadd, Stewart Copeland (The Police) y Neil Peart (Rush). Sus estudios en el exterior y sus intereses musicales no le ayudaron mucho más allá del componente técnico para enfrentar el reto que representaba el proyecto: “Cuando empezamos con lo de La Provincia no había nada, no teníamos un camino a seguir. A veces me buscan para que dicte clases sobre ritmos colombianos y les digo que llamen a [Roberto] Cuao, porque lo que yo he hecho ha sido rockear encima de los vallenatos”.

Para facilitarle las cosas al hacer frente al desafío, el Papa ayudó a Pablo dándole una especie de “lista de mercado” con todo lo que debía oír: Los Hermanos Zuleta, Colacho Mendoza y todos los viejos juglares. En las pruebas de sonido se dedicaban a hacer jams, a experimentar para llegar a sentir la esencia: “De tocar y tocar uno lo empezaba a sentir, pero al comienzo, eso era chino para mí. Algo que me sirvió mucho fue The Police porque tiene ska, reggae y cosas así. Algunas canciones ‘cabían’, por ejemplo Zoila tiene un poquito tomado de The Bed´s Too Big Without You. Algunos patrones e intenciones de Copeland funcionaban. De tanto tocar se iba sintiendo la música y ya no pensaba en patrones, había que pensar en ideas”.

A mediados de los años 90, pablo, junto a Teto, Iván, Mayte, el Papa y Carlos Iván, además de los percusionistas Alex y Gilbert Martínez — en esencia toda La Provincia sin su sección vallenata—, conformaron el Bloque de Búsqueda (eran tiempos del Proceso 8000 y el Cartel de Cali), una banda fundamental en la historia de los nuevos sonidos para la música colombiana. “Si tú le pones a un vallenato acordes jazzeros suena horrible. Es como el blues, no puede perder su magia primaria. Carlos quería hacer un disco, y buscaba su estilo, entonces era claro que La Provincia era un grupo de vallenatos. Así que el Bloque fue la oportunidad chévere para nosotros mismos de hacer cumbias y otras cosas ya sin acordeón”, dijo Teto en la entrevista que concedió al periodista Juan Carlos Garay, publicada por Rolling Stone en 2007.

Lo hecho por el Bloque tuvo como resultado un álbum fenomenal, imprescindible en la discografía de cualquiera que se precie de su gusto por estos sonidos. Hoy el disco es muy difícil de conseguir en cualquiera de sus versiones; una publicada por Sonolux (bajo el sello Gaira Música Local, que Vives logró instaurar temporalmente gracias a su éxito en ventas) en 1996 y otra remezclada que editó en 1998 Luaka Bop, el sello creado por David Byrne, cantante y guitarrista de Talking Heads. Mayte se refiere así a esa etapa: “Yo venía de ser una purista, pensaba que no se podía experimentar con la música autóctona porque era un sacrilegio. Mi vida musical se partió en dos con el Bloque de Búsqueda, se amplió mi panorama al estar compartiendo con Teto Ocampo. Yo le agradezco a la vida que lo haya puesto en mi camino porque me estaba perdiendo de las maravillas de la música y todas esas opciones por ese pensamiento tan radical. Yo creía que amaba la música, pero a partir de eso la amé mucho más en todas sus manifestaciones”.

A su manera, con un sonido único en el mundo, la banda alcanzó un reconocimiento muy importante al girar por Europa, Canadá y los Estados Unidos. Eso hoy hace parte del día a día de muchos músicos colombianos, pero debemos recordar que esta historia ocurrió hace más de 15 años. Sin embargo, la cosa se fue desvaneciendo, en parte, gracias a su propio éxito. Hoy muchos melómanos (y casi todos sus integrantes) sueñan con un regreso, o al menos con la publicación del material inédito que aparentemente conserva Luaka Bop en sus archivos. Quedan como consuelo clásicos como Hay un daño en el baño, El hedor y el Rap del rebusque, esa joya inspirada en los Poemas de tierra caliente, del poeta nadaísta Jaime Jaramillo Escobar, conocido también como X-504.

Para las grabaciones del álbum ‘tengo fe’, y poco antes del retiro de Ocampo, entraría a colaborar durante algún tiempo el guitarrista Carlos Huertas. Hijo del creador de El cantor de Fonseca, Huertas es reconocido actualmente como uno de los más importantes compositores y productores de música vallenata en el país. A su lado llegaría el también guitarrista Andrés Castro, quien 17 años después se ha convertido en la mano derecha de Vives a la hora de componer y producir, aportando significativamente en la dirección musical de La Provincia.

PEDAZO DE ACORDEÓN
Egidio Cuadrado en Santa Marta,1994.
©SOCORRO ARANGO

Mayte afirma que “él logró entender, en términos de composición y producción, las cosas que Carlos quería, aprendió a descifrar lo que pedía empíricamente; se convirtió en el intérprete perfecto y han hecho una llave increíble. Se ganó toda la confianza, por eso Carlos le entregó a él, que era el más joven de nosotros en ese entonces, la responsabilidad de producir sus discos. A raíz de eso lograron una gran amistad que se ha venido fortaleciendo con los años”.

Por su parte, Vives asegura que “Andrés tiene un gran talento y ha aprovechado mucho las posibilidades que hemos tenido. Ha conocido a buenos ingenieros, buenos productores, buenos compositores. Ha trabajado con mucha gente y eso ha hecho crecer nuestro proyecto desde el punto de vista de la producción, para sufrir menos en el proceso”. Actualmente Castro es uno de los productores y compositores más reconocidos en el mercado latino, ha colaborado con grandes figuras de la región, acumulando decenas de nominaciones y premios por su trabajo.

Con sus interpretaciones, arreglos y aportes en la creación, Egidio, Mayte, Pablo, el Papa, Alfredo, Eder, Carlos Iván y Andrés han consagrado media vida (y un poco más) a La Provincia, definiendo un sonido que hoy se identifica fácilmente en todas partes.

“LA SEÑORA MAYTE”
Mayte Montero en vivo.
©SOCORRO ARANGO

Retomando las referencias deportivas de los primeros párrafos, es necesario decir (sería una infamia no hacerlo) que hoy los acompañan “las más recientes incorporaciones” que han entrado a jugar al equipo de Vives: Daniel Cadena en la guitarra, Darwin Escorcia en la percusión, la voz y guitarra de Daniel Henao, la percusión de Renny Manzano y las voces de Karen Balaguera y Melissa Floming. Todos ellos suben al escenario haciendo parte de la agrupación que Carlos Iván describe diciendo: “Todos somos gente pacífica, hemos sido muy dúctiles, hemos sabido trabajar en La Provincia, sobre todo porque creemos en el ‘sensei Carlos’. Nada qué hacer, sabemos lo que él vale, él fue el que logró reunir a este grupo y mantenernos juntos”.

En medio de risas, “el jefe” saca sus propias conclusiones, reconociendo la calidad humana de todos estos artistas que le han acompañado en las buenas y en las malas, haciendo de este grupo una fascinante anomalía: “Todos son gente bacana, son tranquilos; en los momentos de presión o de crisis, todo el mundo está fresco. Son unos señores, ¡yo soy un gamín!, soy un gaminsazo al lado de tipos como ellos”. Y queda claro que al decir “señores”, o “tipos”, está incluyendo también a la consentida de la banda: “la señora Mayte”.

CONTENIDO RELACIONADO