Hunter Schafer: “Me ven como activista, pero la verdad es que soy solo una trans que es famosa”

En tiempo récord, la actriz saltó de un pequeño pueblo en Carolina del Norte a las pasarelas del mundo, y a su primer protagónico en la película de terror ‘Cuckoo’

Por  CT JONES

octubre 20, 2024

Getty Images

Hunter Schafer me recibe con una confesión. Me hace señas a través de una reja en el exuberante parque del Chateau Marmont, me abraza y luego bosteza. “Están pasando muchas cosas –dice–. Apenas logro entenderlo”. Tiene un vapeador gris en la mano, unos zapatos Tabis gastados y una sonrisa irónica en el rostro. “Para serte completamente honesta, me había olvidado de que íbamos a hacer esta nota”.
Es un candor refrescante para una chica cuya revelación más reciente parece ser que no le debe nada al nadie. En solo ocho años, Schafer ha pasado de ser una adolescente defensora de los derechos de las personas trans a modelo de alta costura y luego a actriz destacada en una de las series más importantes, el melodrama escolar de HBO Euphoria, y ahora a estrella de cine. Su primer protagónico, en la película de terror Cuckoo, del director alemán Tilman Singer, llegó a la pantalla grande en agosto.

Es una evolución que podría desorientar a cualquiera, pero Schafer parece absorberlo todo con una imperturbabilidad notable para sus 25 años. Mientras hablamos, le quedan menos de 24 horas antes de abandonar su hogar en Brentwood, Los Ángeles, por el resto del año y disponerse a filmar un papel protagónico en una serie basada en Blade Runner, de Ridley Scott, junto a la ganadora del Óscar Michelle Yeoh. Es un trabajo soñado, que siete días atrás Schafer ni siquiera sabía que concretaría.

“Estoy en un lío”, dice, extendiendo su figura de 1,54 sobre un sofá moderno de mediados de siglo pasado. El té verde al que le ha añadido miel y azúcar se está enfriando rápidamente en la mesa, rodeado de los restos de un plato de humus y verduras. “Soy bastante buena viviendo con solo una valija. Lo vengo haciendo mucho en los últimos años, así que no me preocupa. Pero a la vez soy un desastre empacando”.

¿Qué lleva siempre en los viajes? Solo lo esencial. “¡Esperá que te muestro lo que acabo de conseguir!”, dice Schafer con sus ojos azules brillando, mientras se levanta del sofá. Busca dos bolsas de plástico negras, desenrollándolas para levantar triunfal dos enormes paquetes de vapes saborizados. “Los cigarrillos electrónicos en Europa son solo del tres por ciento, una porquería”, dice. “Hay ciertas cosas de las que esta vez tendré que prescindir. El vapeo no será una de ellas”.

Schafer acaparó la atención pública por primera vez como una voz comprometida contra la discriminación a las personas transgénero en su estado natal, Carolina del Norte. Después de hacer la transición en la escuela secundaria, se convirtió en la demandante más joven, a los 17 años, en la lucha de la American Civil Liberties Union (ACLU) contra la infame “ley de los baños” del estado de 2016, que obligaba a las personas a usar el baño público correspondiente a su sexo biológico. A los 18 años, la descubrieron a través de Instagram y se sumergió en el mundo del modelaje. Luego, mientras desfilaba para Helmut Lang, Miu Miu y Marc Jacobs, y a pesar de no tener experiencia actoral, Schafer respondió a una convocatoria para el proyecto que se convertiría en Euphoria. La serie creada por Sam Levinson, que se estrenó en 2019, sigue a Rue Bennett (interpretada por Zendaya), una adicta en recuperación, y a sus compañeros de clase en California, mientras se enfrentan a los peligros de la escuela secundaria.
Schafer coprotagoniza en el papel de Jules Vaughn, una estudiante trans, nueva en la ciudad y desesperada por averiguar si el primer amor con Rue justifica el potencial dolor. Jules es tan salvaje como profundamente vulnerable y franca en la montaña rusa emocional de su viaje de género.

Sin duda uno de los personajes transgénero más completos que se hayan visto en la televisión mainstream en años, la de Jules es tanto una historia de origen como un ancla a veces demasiado segura para Schafer. “Después de Euphoria, tenía ese miedo a trabajar con otros directores”, dice. “Con Jules, esencialmente me ponía en su piel. No tuve que trabajar demasiado el personaje. Si lo pienso ahora, especialmente con la primera temporada, fue como estar en un campamento de verano, porque todos éramos muy jóvenes. Actuar puede ser realmente aterrador por los lugares a los que a veces tenés que llegar. Entonces pensaba: ‘Dios mío, ¿podré hacerlo cuando ya no tenga mis rueditas?’”.

Cuckoo fue el primer guion con el que Schafer “realmente se enamoró” después de Euphoria; la alentó a asumir ese riesgo. Pero el proyecto sufrió numerosas idas y vueltas hasta poder terminarse. Schafer no pudo comenzar a filmar hasta que se terminó la segunda temporada de Euphoria, que también se había retrasado debido a la pandemia. E incluso con la película ya terminada, el estreno se postergó al menos dos veces, mientras el primer papel protagónico de Schafer —y su mayor salto actoral— se veía anticipado por proyectos que filmó después, como Los juegos del hambre: la balada de los pájaros cantores y un cameo en la reciente Kinds of Kindness de Yorgos Lanthimos.

“Estoy tan emocionada por el estreno [de Cuckoo] y por ver qué pasa”, dice Schafer, con los puños apretados. “Cuando era adolescente, [el cine de terror] era lo único que miraba. Simplemente me encantaba. La forma en que me lancé a este proyecto no fue cómo lo hago ahora con otros papeles, era algo que tenía que probarme a mí misma. Fue, simplemente, como… algo inmersivo, a morir. Me acerqué mucho al resto del elenco. Incluso los fines de semana estábamos juntos, tomando algo, yendo a clubes en Alemania [donde si filmó la película]. Como que realmente nos convertimos en un equipo. Y, de esa manera, se hizo más fácil concentrarse solo en esta mierda”.

En la película, Schafer interpreta a la melancólica adolescente Gretchen, que se ve obligada a vivir con su padre y su nueva familia después de la muerte de su madre. Cuando todos se instalan en un viejo resort en los Alpes, las sospechas de Gretchen sobre su entorno aumentan cada noche, hasta que se encuentra atormentada y desesperada por respuestas. Es una película que se regocija en las actuaciones desquiciadas y perturbadoras de Schafer y su coprotagonista Dan Stevens. Para Schafer fue una buena introducción a las secuencias de acción, algo que la llevó a seguir nuevamente su instinto. Una escena crucial la muestra apretada contra una pared y con un cuchillo entre los dientes. “Gretchen está, energéticamente, en un estado de ‘a la mierda con todo’”, dice Hunter. “Con escenas más orientadas a la acción, fue muy divertido. Quería sentirme bien guacha, como una perra mala con el cuchillo entre los dientes”.

Hunter Schafer en la 77ª edición del Festival de Cine de Cannes en el Palais des Festivals, Francia. (Foto: Stephane Cardinale – Corbis/Corbis via Getty Images)

“Hay algo realmente encantador en alguien que no se ha formado en un conservatorio ni nada por el estilo”, dice Stevens. “Estás viendo solo instinto puro y eso es algo genial. Hay ahí un sentido del humor auténtico y travieso, que adoro de [Hunter]. Está llena de energía y eso genera un gran espíritu en el elenco y el equipo”.

Instintos asesinos

Cuando estás con Schafer percibís esa energía de la que habla Stevens y que los directores de casting de Euphoria deben haber sentido en su primera audición. Sus raíces como modelo son evidentes, sus extremidades esbeltas y pómulos marcados elevan a otro nivel su sencillo atuendo (un desgastado suéter de cachemir y pollera). Pero lo realmente especial son sus ojos, una mirada inquisitiva que se ilumina, con picardía, en un abrir y cerrar de ojos. Ahí es donde ves al ser omnívoro de la cultura pop, que habla claro y que es capaz de criticar a un club nocturno alemán, en Instagram Live, por no admitir a su asistente trans; o la hedonista que una vez salió de joda tan intensamente y hasta tarde con su coestrella de Songbirds and Snakes, Josh Andrés Rivera, que ambos aparecieron en el programa de televisión Good Morning America.

A pesar del extraordinario camino recorrido, Schafer rechaza cualquier etiqueta que insinúe nada excepcional. Ella hizo su transición públicamente a los 14 años, asistiendo a su último día de primer año en la escuela secundaria Broughton de Raleigh con una pollera que reflejaba su identidad de género. Pero rara vez habla en entrevistas sobre esos días ni los detalles de su transición, considerándolo reductivo y “en última instancia, degradante”, como le dijo a GQ en abril pasado. “Trabajé tan duro para llegar adonde estoy, superando estos momentos realmente difíciles en mi transición. Ahora solo quiero ser una chica y finalmente salir adelante”.

Incluso ahora, se resiste a que la consideren una referente. “Simplemente soy una persona, que forma parte de una comunidad marginada, en el ojo público, y a la gente le encanta llamarme activista”, dice. “Pero soy solo una transexual que es famosa, ¿sabés?”.

De igual manera, Schafer se niega a ser hiperbólica acerca de los hitos de su carrera hasta este momento, aunque sean bastante destacados. Se refiere a todo simplemente como una “oportunidad”. No ve como algo especial que las cosas le lleguen; lo especial es tomar riesgos y decir que sí. Fue una oportunidad para modelar lo que cambió sus planes de asistir a la renombrada escuela de arte de Saint Martins, en Londres, para terminar desfilando por pasarelas de todo el mundo con el tipo de ropa que alguna vez soñó con diseñar. Aunque esa misma oportunidad le enseñó también sobre los peligros de la industria de la moda. “¡Absolutamente no!”, dice rápidamente cuando le pregunto si quiere volver a modelar. “Aplaudo a cualquiera que realmente pueda perseverar en esa carrera. Dejé el modelaje con deudas con mi agencia. A menos que seas una supermodelo, vas a tener problemas”. Y fue por otra gran oportunidad que los productores de una serie de HBO la eligieron en un casting entre miles de adolescentes.
Lo mismo se puede decir de Blade Runner 2099. Schafer no audicionó para esa serie; a principios de la primavera boreal, los productores se pusieron en contacto para tantear su interés en el proyecto, pero ella lo rechazó porque no quería hacer más televisión. Sin embargo, después de más de un mes intentando convencerla, regresaron a principios de junio con otra propuesta. “Al final fue una reunión increíble y me mostraron lo que querían hacer”, explica. “Yo estaba como: ‘Estoy dispuesta a dedicar medio año de mi vida a esto porque realmente creo en ello’”.

“Cosas duras y reales”

Suena natural cuando dice que solo hace aquello en lo que cree. Pero ser ella misma, perseguir lo que quiere sin pedir disculpas, no ha sido algo exento de conflictos. Mientras que el padre pastor de Schafer, su madre y sus tres hermanos menores son el principal soporte de su cada vez más creciente sistema de contención, no duda en hacer una broma suave sobre cómo su carrera ha entrado en directa tensión con las creencias familiares, específicamente la religión. Se inclina hacia adelante con emoción cuando le revelo que soy un PK, pastor kid, el término coloquial para referirse a un hijo de pastor.

“Ser un PK es toda una experiencia”, dice ella, sonriendo con picardía. “No solo tenés que pensar en tus padres, también está la congregación. La gente dirá: ¡Oh, Hunter está en la tele!. Y luego me van a ver teniendo sexo muy intenso y cortándome los brazos en el primer episodio. Y mis padres tienen que lidiar con eso. No puedo decir que haya sido siempre fácil. Pero lo realmente genial de [mis padres] es que nunca han dejado de estar dispuestos a aprender y adaptarse. Aunque hayamos tenido momentos de fricción, que sí, siempre han estado ahí, porque entienden que solo estoy en mi camino”.

Dado que el viaje al que se refiere se dio en momentos cruciales de su vida —y en público—, sus mayores reflexiones han surgido internamente. Para sobrevivir, ha tenido que dividirse en dos. Por un lado, la chica de Carolina del Norte obsesionada con el arte que aún regresa a visitar a la familia dos veces al año; por otro, la chica It polifacética, feliz de firmar autógrafos y sacarse selfies con los fans, pero que rápidamente reconoce cuando otro famoso está más enfocado en la fama que en una amistad genuina. “Una de mis mejores amigas hasta el día de hoy, Z —esa es Zendaya para el resto de nosotros—, ya había estado en ese mundo durante un tiempo y pudo enseñarme los trucos del oficio”, dice.

“Es lo mismo con las relaciones”, agrega (Schafer salió con el cantante y miembro del elenco de Euphoria Dominic Fike. En abril, también confirmó una relación anterior con la estrella española Rosalía). “A todo lo de por sí difícil en la vida real, le sumás el componente público y se vuelve mucho más complicado”, dice.
Por ejemplo, en julio pasado, cuando Angus Cloud, que interpretó a Fezco en Euphoria, murió de una sobredosis accidental a los 25 años. Era una estrella en ascenso muy querida, lo que hizo que el interés por su muerte se disparara (y pusiera el foco también en el elenco durante su proceso de duelo). A lo largo de nuestra entrevista, Cloud es un espectro, alguien a quien Schafer a menudo alude, pero evita mencionar directamente. Cuando le pregunto por él, se queda paralizada, los ojos llenos de lágrimas.
“Todavía me cuesta”, dice. “El duelo es una mierda. No es lineal. Y es difícil de entender. Ya pasó casi un año. Sé que es un tema público, pero todavía lo siento como algo muy privado. El mundo lo conocían como Fezco. Pero nosotros lo conocíamos como Angus, y eso es algo que necesito cuidar. Él era sol puro. Fue un regalo para el mundo, y tuvimos la suerte de tenerlo”.

Si la vida de Schafer ha estado definida por encrucijadas, ella reconoce que se encuentra en otra precisamente ahora. Le importan los derechos trans, pero no quiere cargarse con la responsabilidad de ser su referente. Le cuesta entender Euphoria sin Cloud, pero la filmación de la tercera temporada comenzará en enero. Está emocionada por sumergirse de lleno en su último proyecto y aterrorizada por lo que podría exigirle emocionalmente. Así que, ya sin posibilidades de retroceder, parece desear sobre todo una oportunidad para descubrir la mejor versión pública, profesional y privada de sí misma.
“Al final, se trata de lo que mi corazón sienta que es correcto”, dice. “No soy la misma que era el año pasado”. Siento que realmente estoy madurando, entrando en esta nueva era de adultez y responsabilidad y de devoción por lo que amo. Se trata simplemente de escucharme a mí misma. Porque todas las respuestas están justo acá”.

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