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Con las sesiones ‘Sin miedo’ y ‘Un poco de ruido’, la cumbia villera vuelve al centro de la escena

Con producción autogestiva y con los músicos al mando, la movida que fue furor en 2000 encuentra su nuevo lugar entre el stream y las fiestas sorpresa

octubre 11, 2024

DJ Pipo y las fiestas Sin Miedo, un fenómeno en ascenso.

GENTILEZA SIN MIEDO

Suena el teclado remixado de la intro. Da una vuelta. Da dos y cambia el tono. Van menos de 20 segundos de canción. En el lugar —Local Support, una pizzería de Palermo que es un pasillo angosto, apretado y con una barra en uno de los lados— hay unas 60 personas que ya están extasiadas. 

—¡Ehhhh! —el grito se mete de fondo por el micrófono. 

Pov de una cámara —en un 4k de millones de pixeles y colores— que transpira, se tambalea, choca y se acomoda hasta tener un primerísimo primer plano de Chanchín, el líder de Supermerk2, la banda de cumbia villera que comanda desde 2003, cuando tenía 19 años. 

Cara redonda, lisa —afeitada al ras— y mirada de ojos chinos clavada al frente, apenas levantada. Esa leve inclinación lo vuelve una especie de Gallagher de la cumbia argenta. Un tipo que sabe muy bien lo que hace y que sabe muy bien que lo hace bien.

—Todos los cumbieros con las manos bien arriba —agita con una frase que ya es sello de la cultura popular argentina.

Cuando el punteo del teclado se mete entre la base cumbiera hay un viaje directo a los comienzos de la cumbia villera —que en esa época copaba las tardes de sábados de la televisión abierta, se volvía materia de estudio social, noticia y estrella de los bailes—. Después Chanchín arremete con “y si tu viejo es zapatero, zarpale la lata, seh, seh. Zarpale la lata”.

De nuevo. El teclado con ese punteo hipnótico y bardero. 

—¡Eh, eh, eh! —retumba en todo el lugar cuando el agite de brazos al aire ya se convierte en un pogo. 

Así empieza la Session 2 en vivo —bautizada Un tiro— de Sin miedo, el canal de YouTube que volvió a poner la cumbia en la pantalla masiva, que ahora es la de Internet, claro.

DJ Pipo, una de las caras de la movida. (Gentileza Sin Miedo).

La televisión ya no es lo que era. La comunicación es mucho más de lo que era. La cumbia sigue siendo la que era. Pero cambió la forma de mostrarla. Cuando antes los grupos se daban a conocer en el programa de América TV, que también tenía una FM y que además digitaba gran parte del negocio bailantero, hoy el medio es YouTube. Y la calidad —en producción, imagen y sonido— es mejor. La producción es autogestiva y con los músicos al mando. 

Las reglas cambiaron. La ecuación también. Antes unos pocos empresarios buscaban hacer de la cumbia un negocio, armando grupos con fórmulas probadas para hacerlos sonar lo más posible y exprimir su vida útil. 

Hoy son los mismos cumbieros los que reconfiguran la escena. Los que se encargan de gestionar todo y que rescatan a las bandas genuinas, las que representan la esencia de un movimiento.

Hoy se trata de reversión, nostalgia y cumbia.

Otro canal. Ahora hay un estudio de radio con luces led que adornan la pared de fondo. Sentado a la mesa está Papacho MC Caco, que a mediados de los 2000 mezcló la cumbia villera con la cumbia base y rompió los bailes, las FM del conurbano y las descargas de ARES. Al lado está Pinky —Juan Manuel Grossi en el DNI, productor y ahora conductor de streaming—, que desde su teclado dispara un mix de punteos para repasar los hits de su invitado. Es el tercer programa de Un poco de ruido: el stream cumbiero que empezó en noviembre de 2023 en Twitch, se volvió viral con recortes de TikTok y explotó cuando empezó a salir en vivo en YouTube.

“Falta el Frizze azul”, dice uno de los comentarios del chat. Todo un símbolo de la época. Nostalgia etílica teñida con colorante.

Una escena de la fiesta Sin Miedo.

Parece casualidad. MC Caco fue una de las primeras bandas de cumbia argentina que explotó en internet vía Fotolog con canciones como “La cajita feliz” y “Por Panamericana”. Y ahora, veintipico de años después, MC Caco se volvió trend y se convirtió en el viral que detonó los views y suscriptores de Un poco de ruido, que sale todos los miércoles por la noche en el canal de Pinky, que tiene más de 386 k de suscriptores.

—Estuve un año pensando en hacer un programa de stream sobre cumbia —dice Pinky, que ya venía de algunos hits webs como productor al hacer canciones con inteligencia artificial antes que la IA llegara a WhatsApp, y que en 2011 tuvo su banda de cumbia: Mak Donal

Cuando consiguió el lugar donde hacer el programa buscó  “dos chipas para estar conmigo, que claramente tenían que haber vivido la cumbia”. Esos fueron DJ Pipo (Gonzalo Leonardo) y Damián “Damos” Martínez, que son carisma, gracia y curiosidad latiendo en el vivo. 

La buena calidad del producto era clave para un objetivo superior: dejar una huella y un registro a futuro.

—La idea es quitarle todo lo bizarro que le pusieron a la cumbia tantos años. Porque tuvimos la mala suerte que después de ver una banda de cumbia en la tele te metían un show del chiste. Eso no tenía que ver y la cumbia nunca se terminó de tomar en serio. Lo que hacemos es limpiar su imagen y ponerla donde se merece. 

 —A la cumbia le faltaba un registro piola —dice Chanchín frente a un tostado y un cortado en un bar porteño—. Porque en internet ya estaba todo subido. Pero la búsqueda fue darle calidad de imagen y sonido. 

Chanchín es una de las caras más conocidas atrás de Sin miedo, que es más que un canal de YouTube con 704 mil suscriptores y videos que pueden superar los 20 millones de views —los vivos de Pala Ancha y de Santi Cairo, exlíder de Yerba Brava, encabezan el top—. Sin miedo es una productora de contenido audiovisual cumbiero que, además, hace algo más de un año también tiene sus propias fiestas, y en la que trabajan más de 15 personas entre músicos, productores, filmmakers, sonidistas, editores, iluminadores, fotógrafos, animadores y DJ.

Pero primero, Sin miedo, en un momento, fue solo una idea. 

La historia empieza con Gerardo López, “El Gera”, que tiene 32 años, es productor audiovisual, hace visuales en fiestas cumbieras y es parte clave de la identidad visual de Damas Gratis. En el verano del 2020 armó unas sesiones cumbieras puertas adentro. Un espacio random, una banda formada por amigos, un par de cámaras y un cantante invitado. Tres, cuatro minutos, un par de estrofas de canciones. Un poco de edición y a YouTube. Ese gen se llamó Indoor y todavía se puede ver en los primeros videos que hay subidos en el canal de Sin miedo

Después vino la pandemia y se cortó. Pero El Gera tuvo otra idea: hacer un stream sobre cumbia. Dos conductores, algunos invitados de la escena. Una cena a distancia. Y una charla sin límite de tiempo. 

—En esa época veía mucho las entrevistas mano a mano de Instagram y les digo a Chanchín y a La Romy DJ (Romina Franco, un emblema en el resurgimiento de la cumbia de tradición y hoy DJ residente de las fiestas de Sin miedo) de hacer algo así. La idea fue corte una mesa de Mirtha Legrand pero bien vago y de barrio —dice El Gera, sentado frente a Chachín en el encuentro con ROLLING STONE, mientras le insiste en que coma del tostado.

—Eso era por Zoom y duraba como cuatro horas, después El Gera los editaba en videos de dos horas —suma Chanchín—. Estuvieron Ariel Pucheta de Ráfaga, Sebastián Mendoza. Hubo uno con Cazzu y Karina. Otro con Sony y el Misionero.

Muchos de esos videos ya no están en YouTube. Aunque si se revuelve y scrollea bien abajo hay cosas interesantes para ver y entender cómo, por qué y para qué nació Sin miedo.

—Después lo agarré al Loco Pepe, que era el animador de Re Piola y lo metimos como voz en off —cuenta El Gera—. Era un locutor gracioso, tipo como el de Duro de domar

—Era un reproducto pero no tuvo repercusión —, sentencia Chanchín. 

El tiempo corrió y la vida volvió a la normalidad: primero La Romy tuvo que volver a su trabajo de lunes a viernes, luego sumó fiestas para musicalizar, Chanchín salió a girar con Supermerk2, El Gera retomó las visuales en bailes. Recién a fines del verano volvieron a producir los Indoor. 

—Ahí estaba al pedo y miraba mucho cómo eran las ediciones de los videos que son tipo one shot: me fijaba en las transiciones, en los slows, en los diferentes planos —cuenta El Gera—. Entonces dije: si vamos a volver que sea bien piola. 

La gran zapada de Un poco de ruido. (Foto: Facu Cardella).

Pero más allá de la calidad de la imagen, otro rasgo importante era el audio. Tenía que sonar bien porque El Gera quería que se escuchara en los autos. Eso es, en la semiótica interna de la cumbia, lo que define a un hit. 

—Yo sabía que iban a verlo una vez y listo. Pero si sonaba bien lo iban a mirar y después lo iban a descargar para escuchar —explica El Gera—.

El 25 de febrero de 2021 salió la sesión de Los Varriletes (sic). Cuatro minutos y medio. Dos canciones. Un video a banda completa, delante de un mural de plantas en diferentes tonos de verdes y con mucho efecto, plano y edición. Un primer paso al siguiente nivel. 

—Veía mucho lo que hace el Orco —director de buena parte de los videos con más views de la escena urbana argentina—. Ahí me di cuenta de que tenía que armar un equipo. Antes lo hacía todo solo —cuenta El Gera—. En los primeros Indoor te ponía las tres cámaras y lo grabábamos así nomás. El audio no era tan bueno. Y de a poco fui armando el equipo.

Con los meses las sesiones sin público de Sin miedo crecieron. En todos los sentidos. Producción, bandas, estética (sumaron un presentador estrella, “El Macho” Toscani, que se convirtió en una marca del producto), locaciones (“quería que fueran en lugares así nomás, que haya un rastrojero en el fondo, que se sienten en cajones de birras. Pero que se vea bien, que sea muy vago con una buena imagen”), reproducciones, comunidad, calidad. 

Sin miedo se volvió un hit de internet. 

 —Empezamos con las zapadas de una, pero subíamos el programa completo, sin el recorte de las canciones. Hasta que un par de pillos lo empezaron a compilar y a subir.

Lo que cuenta Pinky fue la avivada de uno que, podríamos decir, la vio en las zapadas. Lo que en el stream de cada miércoles se da por partes entre charla, empezó a convertirse en el highlight del programa. Unos quince minutos de hits cantados en vivo sobre una base de teclados y con cuatro manijas agitando y haciendo coros. 

Pinky dice que eso fue más o menos a la altura del séptimo programa. Que hasta ese momento seguían buscando la forma y que en cuestiones técnicas no grababan con multipista, que el sonido estaba en formación. Por eso no subían las zapadas en versión edit.

—Tuvimos que empezar a editarlo como estaba y a subirlo. Ahí nació la zapada que terminó potenciando el contenido, que también se hizo viral en redes. 

Para preparar las zapadas Pinky tiene algunos días de encierro donde practica los hits del invitado y arma las bases en su teclado. Pinky es un gran conocedor de los gags del sonido de cada grupo. Sabe qué tecla tocar para sonar como quiere. En la escena cumbiera dicen que Pinky es una rocola. Hay un segundo, en la zapada de Supermerk2 en Un poco de ruido, donde Chanchín no entiende cómo del teclado de Pinky sale disparada la base de cada canción. Un botón, un par de acordes y suena Supermerk2.

—Ta igual la base encima —dice Chanchín con una mano en la cara, la sonrisa quebrada y la mirada grande en Pinky.

Pinky y Chanchín se conocen hace doce años, cuando empezaron a producir y grabar cosas juntos. Ahí está el germen de la alianza entre los proyectos.

El Pinky un día fue a lo de Tinelli y salió con la gorra de Sin miedo —dice El Gera—. Y cuando la gente es fiel con nosotros, nosotros apoyamos. 

—Ellos —dice Chanchín por Un poco de ruido— le buscaron la vuelta para hacer algo diferente, no lo que todos estaban haciendo que era copiar a Sin miedo. Por eso los programas se volvieron complementarios. 

Dice El Gera que de las copias vino eso que lo motivó a hacer otra cosa. Y de ahí salieron las sesiones de Un tiro, esos shows en vivo, en lugares que se develan por DM unas horas antes y sin anunciar quién es el artista. O esos videos en primera persona de un show íntimo, filmado a cámara en mano y con la pantalla transpirada. El plot point de Sin miedo. 

—Y ahí vi que acá podíamos hacer como Casa Parlante, de Chile, pero más villero.

Así fue. Y la cosa creció: primero en los shows para 60 personas caían 150. En la segunda fueron 250 a un lugar de 150. Y en la tercera, en El Teatro de Flores, que tuvo a Santi Cairo y a El Traiko de Meta Guacha, fue el quiebre: 

—Hicimos para 300 personas y fueron un montón más. No sé cuántas, pero eran muchas más— cuenta el Gera.

El siguiente paso fue el caos. A mediados de 2023, la fecha iba a ser en The Roxy, pero el lugar se cayó a último momento y hubo que mover todo a La Tienda de los Artistas, con capacidad para 600 personas. A las 10 de la mañana ya había gente en la puerta del local. La fiesta estaba anunciada para las 8 de la noche. La gente venía del interior, hasta de provincias como Tucumán. Todo para vivir una sesión en vivo de Sin miedo, sin tener idea a quién va a ver. Todo para una fiesta con un par de shows de 15 o 20 minutos de duración.

—No pudimos terminar la última grabación por la cantidad de gente —dice El Gera—. Cuando empezaron los shows se desató el quilombo, corte que cedió la puerta y tuvimos que suspender.

Desde ese día tuvieron que reorganizarse. Comenzaron a armar fiestas con entradas anticipadas a precios populares y avisos de grabaciones en vivo con artistas sorpresa. Cambiaron la locación, que ahora suele ser Museum, con espacio para casi 3.000 personas. No siempre, pero las fiestas de Sin miedo se convirtieron en el lugar para grabar los Un tiro. Eso modificó un poco la estética del material final: el artista ya está más lejos del público y es más un show de microestadio, pero en la forma —la cámara en mano, las transiciones, los planos y las luces— se mantiene el gen villero del registro. Si no, vayan a YouTube a ver el show del Pepo, con un escenario copado de gente, músicos invitados y las cámaras encima. 

Pero no solo Sin miedo creció fuera de internet. El 12 de junio Un poco de ruido salió del estudio para un stream con público y una gran zapada que tuvo más de 15 shows en vivo en una noche y convocó a 2.800 personas en el Complejo Art Media

El estado de la cumbia hoy son estas fiestas, con estas convocatorias, con estas reproducciones en la web, con las comunidades yendo más allá de las pantallas y todas motivadas por el resurgimiento de bandas “de cumbieros hechas para cumbieros” que tuvieron su primer gran pico de explicación en la primera década de este siglo

—La cumbia hoy —dice Pinky, reflexionando— es esto que pasa en Sin miedo y en Un poco de ruido. Y es algo genuino que la gente lo ve y por eso lo sigue.