El fotógrafo Eduardo “Dylan” Martí lanza dos preciosos discos jazzeros y recuerda las zapadas eternas con su amigo Luis Alberto Spinetta

Eduardo "Dylan" Martí presenta 'Buscando oro en el lugar equivocado' y 'Centrifugados con la ola', dos álbumes en los que participan Javier Malosetti, Hernán Jacinto, Baltasar Comotto y Nico Cota, entre otros músicos notables

Por  Humphrey Inzillo

octubre 8, 2024

Eduardo "Dylan" Martí, junto al técnico Paul Acedo y el percusionista y productor Nico Cota, en los Estudios Ion.

Nico Cota (gentileza)

“¿Papá, qué es el jazz? ¿Me lo podés explicar?”. La pregunta, con tono candoroso y encantador, sale de los labios de Lua, la hija menor de Eduardo “Dylan” Martí al inicio de “Los dibujos de Lua”, una de las seis canciones que integran Buscando oro en el lugar equivocado, uno de los EPs que acaba de lanzar el fotógrafo y músico, histórico amigo de Luis Alberto Spinetta, padre de Lucas Martí y Emmanuel Horvilleur, a través del exquisito sello Los Años Luz, con producción de Nico Cota. Lo que sigue es una preciosa composición de Martí junto al pianista todoterreno Hernán Jacinto, con un aire que recuerda al notable Bill Evans. “Papi estoy muerta de amor con estas canciones”, se escucha a Lua, que con sus nueve años es la autora también del dibujo que ilustra la portada del álbum, con una vocecita que es una dulzura. “La canción, y todo el disco, de alguna manera están dedicacos a ella”, dice Dylan.

Hay un par de mojones anteriores en la historia musical de Dylan. En Kamikaze, el emblemático álbum que Luis Alberto Spinetta lanzó en 1982, Martí participa como autor e intérprete de “Almendra”, una canción que revisita la historia del primer grupo del Flaco en apenas 2 minutos y 28 segundos, y “Quedandote o Yéndote”, ese clásico que incluye la fantástica frase “La lluvia borra la maldad y lava todas las heridas de tu alma”. 

Y en el Estrelicia, el álbum que registra el MTV Unplugged que Spinetta grabó en Miami en 1997, Luis incluyó “Garopaba”, una suerte de bossa nova instrumental bautizado así en honor al balneario del sur de Brasil, cerca de Praia do Rosa, dondelas familias Martí y Spinetta habían compartido unas vacaciones.        

“Como decía un amigo mío, la música es un deporte que yo hago en silencio. En realidad yo practiqué en el año 1971 intenté sacar el primer disco, que lo saqué con una banda que tenía en ese momento, que se llamaba Pacífico. Sacamos un disco muy lindo que se llamó La bella época. Pero por alguna razón, el proyecto noprosiguió, ni tuvo demasiada repercusión. Lo grabamos para el sello Trova, por una puerta que nos abrió [el exbaterista de Almendra] Rodolfo García con [el productor discográfico] Alfredo Radoszynski”, recuerda Martí. El álbum compartía el catálogo con álbumes de artistas como Astor Piazzolla, Vinicius de Moraes, Les Luthiers, Enrique Villegas, la Porteña Jazz Band, Aquelarre, Pedro y Pablo y Roque Narvaja, entre otros. 


Pacífico estaba integrado por Hugo Arbe (guitarra y voz), Eduardo Martí (guitarra y voz), y Miguel Pezzolano (flauta y voz). Además participa Pedro Botti en el piano, y en dos canciones (“Ella es tu hermana” y ” Escapatoria”), se acoplan Emilio del Guercio en bajo, Hector Starc en guitarra y Rodolfo García en batería. La portada reproduce el Baile en el Moulin de la Galette, una de las obras más emblemáticas del pintor impresionista francés Auguste Renoir.

“Dylan” Martí, junto a Nico Cota y Javier Malosetti. (Gentileza Nico Cota).

“Después de eso no volví a hacer música, digamos, profesionalmente. Me tuve que poner a trabajar para generar dinero, porque se había muerto mi viejo y todavía era muy joven. En 1973 tuve la suerte de entrar como laboratorista en la Editorial Abril y ese fue mi salvavidas económico”, evoca Martí. “Y la música la seguí practicando desde otro lado. Y después, con el que empecé a tocar mucho, es con Luis [Spinetta]. Él mismo lo ha contado en alguna entrevista. Y, justamente, ese vínculo perduró a través del tiempo porque no teníamos ningún objetivo ni ningún proyecto. Era tocar por tocar: ahora la gente ya es más profesional, está todo el mundo con una agenda muy comprometida, con los tiempos, los horarios. Y, bueno, se ve que por ahí corresponde a un periodo de la vida el hecho de poder experimentar libremente sin ningún objetivo del predeterminado”.

Casi al mismo tiempo que lanzó el flamante Buscando oro en el lugar equivocado, Martí publicó también Centrifugados por la ola, un EP que grabó en 2012, el año en que murió Luis Alberto Spinetta, producido por su hijo, Lucas Martí. “Yo no me dedico a la música. Me gusta la música, me gustan las guitarras y me encantan los amplificadores. Me encanta ver a la gente hacer música: los admiro, pero yo hago música en la habitación de mi casa. No es que tengo un grupo”, explica Dylan. “Cuando estaba Luis con vida, tocaba con é porque tocábamos así como dos amigos en su casa cuando están boludeando, ¿viste? Pero bueno, por lo menos a mí me llenaba la cuota de poder ejercer esa actividad. Y después de que se fue Luis, ya medio que me quedé en bolas con todo eso. Y bueno, ahí surgió la posibilidad que me dieron Balta [Baltasar Comotto], Theo Lefleur y mi hijo Lucas. Y es verdad, pasó un montón de tiempo. Para los teclados los invitamos a [los tecladistas] Claudio Cardone y a Patán Vidal. Pero los habremos agregado recién hace tres o cuatro años. Son discos cortos y a mi entender muy lindos. Y cada disco tiene seis canciones, para no aburrir a la gente”.

El listado de los músicos que participaron de los discos es apabullante: Javier Malosetti, Hernán Jacinto, Nico Cota, Mariano Domínguez, Fernando Lupano, Javier Martínez Vallejos, Fermín Merlo, Nicolás Cattaneo, Sergio Verdinelli, Lucio Lupano [hijo de Fernando] y Alejandro Castellani. “A veces hasta me siento pudor por las personas que me acompañaron en este proceso”, confiesa Martí. “Porque parece que uno fuera un fanfarrón, pero en realidad no conozco a otra gente: han sido mis amigos de toda la vida”.

Eduardo Martí y Hernán Jacinto. (Gentileza Nico Cota).

Las composiciones de Martí funcionan como un resumen de toda la música que escuchó en su vida: “Desde chico escuchaba cosas diversas. Pensá que yo nací en 1950. A Los Beatles nos enganché a mediados de los 60, en plena ola. Pero después escuchaba a Enrique Guzmán, un cantante mexicano.Trini López, Paul Anka, tengo el single de “Ruby Baby” cantado por Dion… Todo eso me fue vinculando a la música. También la música de Ruta 66, de Nelson Riddle. Lalo Schiffrin, Astor Piazzolla, Spinetta, Charly García… Yo me siento influenciado por todos ellos, y por toda la música que he escuchado toda mi vida. Gran parte de la influencia musical que tengo me vino de Brasil, de Antonio Carlos Jobim y todos esos músicos extraordinarios que tiene Brasil. Compositivamente, armónicamente, como arregladores, como ejecutantes…Weather Report, Steely Dan, Los Beatles, Los Shakers, Tim Maia… ¡Y BIll Evans! Bill Evans es otro de los monolitos que tengo en mi vida. La música es una refugio en mi vida. Yo compongo canciones, porque no tengo un oído absoluto como tiene mucho de la gente que yo estimo y respeto y quiero. Que a ellos les silbas una cosa y a los dos minutos sacaron los acordes perfectos. Por eso yo tocaba con Luis: porque como yo no sabía tocar cosas de otra gente, entonces yo creaba mis propias cosas y Luis tocaba arriba. Y así creamos los dos temas que se incluyeron en Kamikaze y, después Garopaba. Pero lo visto cavar arriba y así que lo veamos este los dos temas que se incluyeron en Kamikaze y, mucho tiempo después, ‘Garopaba’, que está en el Unplugged. Pero lo hacíamos, insisto, por el placer de tocar, por el amor a la guitarra”.

Spinetta y Martí construyeron una sólida amistad durante casi cuatro décadas. A modo de homenaje, Martí tiene listo un libro de fotos que documenta todos esos años de vida, de música, de gente. Sus fotos ilustran muchísimas portadas de álbumes de Spinetta y también la portada del libro Spinetta: crónica e iluminaciones, que Eduardo Berti publicó originalmente en 1988. Sin embargo, el proyecto está estancado. Teníamos todo cerrado. “Habíamos dado con la gente que estaba dispuesta a hacer el libro y llevarlo adelante: un libro precioso, que incluso iba a contar con unas fotos del Luis gordo que hicimos para una entrevista con ROLLING STONE. Ya habíamos arreglado, ya habíamos tenido tres reuniones y cuando habíamos quedamos para juntarnos a firmar los papeles para la autorización final, 48 horas antes me llaman para decirme que a raíz de que había subido Milei, por la situación económica y porque estábamos en un grado muy grande de incertidumbre, me plantaban con el libro. Ahí, la verdad, me desinfle un poco. Porque, la verdad, es un libro muy importante, no por mí, sino por todo lo que representa Luis para la música de ese país. Yo sigo teniendo ganas de editarlo. Ojalá que en algún momento encuentre a alguien que esté dispuesto a sacarlo en las condiciones en las que yo quiero que salga: un libro para Luis en las mejores condiciones posibles. Ya está armado y diagramado, listo para entrar en la imprenta.Pero, lamentablemente, frente a semejante grado de incertidumbre económica, nadie quiere saber nada con editarlo. Ojalá aparezca una nueva opción o quizás esta misma gente se decide a arriesgar. Por una cuestión de respeto a mi amigo quiero hacerlo de la mejor manera”.

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