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El metaverso de los “finfluencers”: traders, estafas y desesperación en medio de la crisis

Entre la proliferación de las redes sociales, el coaching y las inversiones online, cotizan en alza los comerciantes de ilusiones

octubre 7, 2024

Ilustración de Ezequiel García

Arden a fuego lento los mercados bursátiles. Es un miércoles a mediados de septiembre, la jornada pinta alcista en las bolsas de la Tierra: desde el frígido Downtown neoyorquino hasta las tórridas arenas de Abu Dabi, al oriente en Shenzhen y al poniente en Toronto. En la pantalla de la computadora, escalan sin techo los charts de Shanghái, Londres, Hong Kong, Fráncfort y, más acá, la devaluada City de Buenos Aires. Bull Market, arriba todos los indicadores en el reino de la oferta y la demanda. Divisas, acciones, criptos, materias primas, contratos de futuros. Crepitan las brasas del capitalismo financiero.

Y yo sin un peso.

“Quiero comprarte algo, pero no tengo money, pero no tengo money”, dice el himno indie de The Drums por los parlantes mientras me gano el pan trabajando por un puñado de billetes desde mi casa en Barracas. Jonny Pierce, frontman de cabellos oro en polvo, dibuja con sus agudos un fresco de la empobrecida Argentina contemporánea. “No hay plata” es el hit pesado que suena de Ushuaia a La Quiaca. ¿Dónde hay un mango, viejo Jonny?

Busco respuestas en ese paraíso artificial llamado redes sociales. Descubro que no soy el único. Somos muchos, demasiados. Todos buscamos lo mismo: salvarnos. Scrolleo y scrolleo por el timeline de Instagram como en un jackpot del casino. Inversiones, trading, capitales alternativos, monedas encriptadas y vaya uno a saber qué otro negocio, muchos non sanctos, todos online. ¿Quién da más? Terreno fértil rentado por curtidos profesionales de las finanzas. También, con tendencia al alza desde hace un tiempo, por una caterva de ostentosos traders, finfluencers (influencers financieros) y coachs ontológicos. Incansables vendedores de humo, sofisticados embaucadores, tejedores de enredados telares de la abundancia y palmarios estafadores que juegan con las necesidades ajenas.

Queman dinero en los reels de sus perfiles. Trajes de diseño, relojes premium, autos alta gama, viajes en primera, banquetes pantagruélicos alimentan la hoguera de las vanidades trading. ¿Querés ser millonario? Hunter S. Thompson decía que no hay simpatía por el demonio, si querés comprá el pasaje y hacé el viaje a ver adónde te lleva. Advertencia del contrato en letra chica: los cursos y consejos cotizan en dólares. Después no te quejes: si jugás con fuego –con tu dinero–, podés tener una cicatriz.

“Se dio un cóctel explosivo con el coaching financiero, porque es algo sensible. Sumale las nuevas tecnologías y la situación económica: es la tormenta perfecta. Formalmente, para hacer recomendaciones financieras hay que respetar normas de las comisiones de valores. Pero hoy es un tema difícil de regular por el crecimiento exponencial de las redes sociales. Si hasta hay administración de fondos por grupos de WhatsApp… Lo hace gente que no comunica riesgos y verdades del mundo de las finanzas, donde son muchos más los que pierden que los que ganan. Más del 75% no obtiene ganancias en las inversiones más tradicionales; y eso llega a casi el 90% en el mundo cripto”, dice el economista Ignacio E. Carballo en diálogo con ROLLING STONE.

(Ilustración de Ezequiel García)

Desde Australia, donde se radicó hace poco tiempo, el docente, investigador y especialista en inclusión financiera y finanzas tecnológicas para el desarrollo, da una clase magistral sobre trading, viejo nuevo oficio de comprar activos, bonos, acciones, divisas con el afán de obtener rendimientos. “Esto es tan antiguo como el comercio. Pero con el desarrollo de las finanzas a nivel global se ha hipersofisticado a través de distintos instrumentos. Ganar dinero al comprar barato y vender caro, o haciendo lo contrario, a través del apalancamiento; también con los futuros, ETF, los fondos de inversión. Toda una ingeniería que permite distintos canales”.

No cualquier ser humano puede entrar libremente en la jungla bursátil. Carballo advierte que para ese fin existen los brokers, baqueanos que conocen el terreno, con sus fortunas e infortunios: “Son instituciones y personas reguladas por las comisiones nacionales de valores de cada país. Tienen como fin poner en disponibilidad los activos para que la gente invierta. Un trader es el profesional que ejecuta la actividad”. Por el conchabo, el baqueano recibe su paga.

A contramano de la cada vez más mermada selva del Amazonas, la jungla financiera creció en la última década de forma exponencial. No solo creció: también mutó. Estos dos movimientos fueron promovidos por la digitalización. Todo está al alcance de un clic en la pantalla de tu curtido celular: “La digitalización puso a la actividad financiera en manos de muchas personas. Moviendo tu dedo pulgar podés, en pocos segundos, comprar el activo que quieras, tanto tradicionales como criptos, que son los más vinculados a este fenómeno; también abrir una cuenta en un bróker, mover tu dinero”.

Pero no todo es color verdoso… perdón, rosa. La democratización financiera se emparentó con un fenómeno que excede su nicho per se: el coaching, la tutoría, el entrenamiento. “Toda esa lógica vinculada al ‘si querés, podés’, ‘la resiliencia es lo más importante y de ella dependen los resultados’. Y sumo otro factor: las crisis económicas, la necesidad de buscar ingresos o de resguardar ahorros. Entonces creció el coaching financiero en países con ingresos medios y bajos. Se le dice a la gente que todo es posible, que depende de su intención, y se la lleva al trading digital. Es explosivo, hay irresponsabilidad financiera, en el caso de que sea una institución regulada. Y es directamente ilícito que un finfluencer recomiende fuera de la ley o maneje fondos de terceros. Sobran ejemplos de estafas, de cómo roban bienes o ahorros de la gente. Sinergia entre hiperdigitalización, coaching y trading: ahí tenés el cóctel”. Boom.

Mi abuelo invertía en whisky. Yo, en libros; un business, dicen, poco rentable. Quizá debería acopiar latas de atún, como recomienda el legislador libertario, excandidato a jefe de Gobierno porteño y youtuber financiero Ramiro Marra, multado a finales de 2021 por infringir la normativa de asesoramiento público en materia de inversiones. Hace varios meses le compré a mi dealer literario una novela, El reemplazante. Su autor es el francés Alexandre Laumonier, creador del libro 6/5, biblia sobre el trading de alta frecuencia, el mercadeo frenético, informatizado, que reina en el siglo XXI.

La leí en trance, de un tirón. El libro se basa en hechos reales. El narrador es omnisciente y de inteligencia precisa: un algoritmo. “Conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema. Método y notación de las distintas formas de cálculo”. La definición de la correctísima RAE se queda corta en el presente. El cronista de la historia se llama Sniper, contador algorítmico que, en estos tiempos de fronteras difusas entre los humanos y las máquinas, narra los booms y cracs del capitalismo financiero.

Uno de los cuadros más caros del mercado del arte deja ver a un ser humano dando alaridos con la cara totalmente deformada por sentimientos suicidas. Se titula El grito, lo pintó el noruego Edvard Munch y cotiza arriba de los 120 millones de dólares. Se sabe, muchas veces, la desesperación empuja al grito, pero el grito no es solo desesperación. Los mercados financieros dejaron atrás hace rato la desesperante banda de sonido digna de orquesta death metal. El alboroto se mudó al terreno virtual de las redes sociales y sus influencers financieros. En las últimas décadas, reinan el silencio y las máquinas en los mercados físicos. Gélidos como el edificio de aires Beaux-Arts de la Bolsa de Comercio porteña.

Novela distópica a secas, crónica obsesiva sobre el devenir de la arquitectura bursátil, alegoría del capitalismo presente, fresco irónico sobre la hegemonía maquinal en el mundo de las finanzas, manual de supervivencia en una época poshumana. Todo eso es El reemplazante. También, un manual de historia. En el pasado, Nueva York, Chicago, Londres, París eran las sedes bursátiles de carne y hueso. Somos testigos de un cambio de época: el nuevo mundo financiero es digital, cableado, fantasmal, repleto de numeritos y análisis gráficos en pantallas, sin el teatro histérico de los traders ni los trajecitos pomposos de los cerebros salidos de Princeton. No muy lejos de la universidad de Nueva Jersey, en un hangar climatizado repleto de servers trabaja sin respiro Sniper. ¿Sueñan los algoritmos con ovejas eléctricas? El “francotirador” financiero es capaz de resolver operaciones en nanosegundos y aniquilar a sus competidores. Disparan los dedos de la mano invisible del mercado: “Mi creador original me había inventado para ganar 10 mil dólares dentro de un único mercado. Hoy paso largas horas observando a mis decenas de compañeros de piso, y cuando les disparo apenas gano una fracción de dólar. Soy sólo un predador sin inteligencia, es cierto, pero no es imposible, queridos humanos de la especie Homo algorithmus, que algún día termine parasitado este mundo de tiburones que son los mercados financieros, al punto de reducir todos los esfuerzos tecnológicos de ustedes a la nada y llevarlos entonces a la ruina”. ¿Ganaste Skynet?

En el libro de Laumonier desfilan la crema y nata del parnaso bursátil de los últimos 300 años. Desde el banquero Rothschild y las palomas mensajeras que le hicieron ganar fortuna post Waterloo, hasta Josh Levine, un geek desfachatado que eliminó a la estirpe de traders trajeados al crear un teclado autónomo después del lunes negro de 1987, sin olvidar a Thomas Peterffy, migrante húngaro en Manhattan que creó un ciborg de dedos artificiales que cambió Wall Street para siempre. Atrás del fantasma algorítmico están Goldman Sachs, Morgan Stanley, Crédit Suisse y siguen las firmas. La gran estafa. No olvidemos la última burbuja explotada en 2008 y nuestro crac de 2001, por citar dos atracos cercanos.

Henry Ford, pionero de la producción en serie en un capitalismo tan salvaje como el actual dominado por las finanzas, alguna vez dijo: “Es bueno que el pueblo de esta nación no entienda nada del sistema bancario y monetario, porque si ese fuera el caso, creo que habría una revolución antes de mañana por la mañana”. ¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo?

En los bancos Galicia y BBVA dio sus primeros pasos en el gremio de las finanzas Mauricio Novelli. Tenía apenas 18 primaveras y estudiaba Comercialización en la UADE. Debutó allá por 2014 en las inferiores del trading como oficial de cuentas. Una década después, brilla en las grandes ligas de capitales. En agosto pasado, se coronó como el mejor trader de América. Marcha segundo en la tabla mundial del torneo de futuros, los derivados financieros de alto riesgo. “Opero y tengo cuentas auditadas. Hay muchos en este oficio que dicen que son Messi y para demostrarlo suben un video pateando un tiro libre que les filmó la novia. Yo juego en la Champions League, con trasparencia, auditorías de mi trabajo. El año pasado ganó el mundial otro argentino y ahora somos dos en el top cinco”, puntualiza Novelli.

La génesis de su pasión por “el arte de administrar dinero”, como define al trading, nació en 2017: “Hice un intercambio y me fui a estudiar a la Universidad Luigi Bocconi de Milán, la número uno en business de Europa. Un año y medio, me especialicé en Financial economics, instrumentos, categorizaciones de riesgo, cosas técnicas de las inversiones. No vengo de una familia ligada a este mundo; clase media-media, colegio privado. Cuando arranqué, en mi entorno me decían que estaba loco, que era una timba, muchos prejuicios. Para ir a Italia me ayudaron mis viejos y vendí el auto. La mitad de la plata la usé para vivir allá y la otra la invertí. Y tuve suerte, fijate la palabra que uso, ‘suerte’, porque las acciones que compré se dispararon. Por ende, tuve un viaje tremendo, aprendí un montón y cuando volví me compré un 0 kilómetro. No era un profesional de las inversiones, lo veo ahora y digo ‘no sabía nada’, fue un estudio previo simple, el país estaba alcista y entendí la tendencia. Eran acciones de empresas grandes de Argentina, panel principal. Siempre sigo a los más fuertes, voy a los números 1. Sé que hay riesgos, pero los mitigo, por eso mi portfolio es de riesgo medio a bajo, es mi estrategia en la gestión de cartera. Entonces seguí estudiando y me especialicé. Aprendí que el objetivo es ganar dinero, pero no hay que tener la cabeza solo en ese fin, sino en el plan que hay detrás de ese fin. Esto no es Disney, como muchos te lo venden. Te doy datos: solo el 10 o el 20% de la gente que hace trading intradiario, ese que aparece exagerado en las películas de Hollywood, gana algunos centavos de dólar por jornada. El 80% restante pierde. Es una máquina de perder”.

Con el paso de los años, Novelli, maestro mayor en construcciones financieras, exploró la veta educativa. Vio otro negocio. Fue punta de lanza en este terreno: con su colega Jeremías Walsh fundó en 2019 el instituto N&W Professional Traders. Da cátedra: “Fuimos los primeros de la región. Nos interesa la formación, lejos estamos del coaching financiero de las redes, esos chantas que venden marketing de la esperanza y se aprovechan de la gente. La esperanza es una emoción poderosa para alguien que no tiene la vida que quiere. Se aprovechan de esto, te dicen que podés lograr tus objetivos financieros de la noche a la mañana, como si fuera algo tan fácil de manejar. Son chantas, operan fuera de la ley, sin habilitaciones, no son idóneos. Gente de cuarta que se mete en el rubro y lo manchan”. Todavía siendo diputado, el presidente ultraliberal Javier Milei recomendaba los cursos de N&W en las redes.

Franco Saulle se presentaba como un trader experto en sus redes, con más de 100 mil seguidores y fotos paseando por Nueva York (Foto: Archivo La Nación)

Vi en Instagram y plataformas cursos que prometen ganancias descabelladas, ¿es tan fácil hacer dinero con el trading?

Te dicen que es fácil ser millonario en cuatro meses, una locura. A nuestros estudiantes el primer día les decimos que los cursos no garantizan que les va a ir bien, lo nuestro es profesional, es formarte en el trading con valores y dentro de la ley. Esta es una profesión necesaria para que gire el mundo, es el motor del universo. El negocio financiero hace que exista el celular por el que estamos hablando, es la primera industria de los Estados Unidos.

El campeón de América deja un mensaje postrero antes de cortar la llamada. El mercado no da respiro: “En los últimos tiempos se habla mucho de trading en los medios por factores que nada tienen que ver con nuestro trabajo. Lo asocian a los esquemas Ponzi, a un multinivel, y nada que ver. Gente que conoce dos indicadores y sale a dar clases, se muestran exitosos en Dubái, venden esperanzas. No se gana siempre, se gana y se pierde todo el tiempo, es parte del negocio. Hasta Warren Buffett pierde. Prefiero ser realista, muchos me dicen pesimista, pero las inversiones son así y no se juega con el dinero de la gente. No es fácil ganar dinero”. No es magia.

Nada por aquí, nada por allá. Mucha fantasía, espejismo y falsas promesas. De robos, fraudes y desfalcos está repleta la bolsa de las finanzas. Trucos clásicos. Lo saben de memoria los profesionales de la magia. También, los traders estafadores. Desde las páginas de Economía, la actividad migró hace años a la sección Policiales. En su prontuario hay detenciones, prófugos, crímenes imperfectos.

El asesinato de Franco Saulle es un botón de muestra. El joven de 19 años se presentaba en sus redes sociales como “trader con experiencia” versado en criptomonedas. Influencer financiero, tenía más de 100 mil fieles seguidores en Instagram. Ni cursos ni esquemas piramidales, lucraba con “estrategias prácticas”. Exigía dólares para entrar al club del saber. Saulle fue ejecutado de un tiro en la cabeza frente a la casa de sus padres en la localidad bonaerense de Burzaco el pasado 8 de agosto. La Justicia investiga un robo, aunque no descarta un ajuste de cuentas vinculado a sus quehaceres. “Si querés algo en la vida, buscalo, por más que pienses que nunca vas a llegar. Creeme, estás más cerca de lo (que) pensas (sic)”, tatuó en uno de sus últimos posteos, entre fotos de derivas por Nueva York, weekends de snowboard en Bariloche y paseos en yate, antes de perder la vida.

Saulle fue asesinado de un tiro el 8 de agosto frente a la casa de sus padres en Burzaco. (Foto: Archivo La Nación)

El caso del trader Fernando “Lechuga” Pérez Algaba tiene ribetes dignos de El mercader de Venecia, pero está ambientado en el conurbano. Vayamos por partes: el financista de 39 años fue asesinado el 18 de julio de 2023, pero su cuerpo apareció casi una semana después, descuartizado en una valija arrojada a un arroyo de la localidad bonaerense de Ingeniero Budge. Negocios turbios, deudas, estafas en el mercado de capitales… Casi un millón de followers en sus redes, donde se presentaba sin fracturas como exitoso empresario off shore y de cabotaje. Tiraba manteca al techo. En su perfil todavía reza: “La vida no te debe nada”.

“Atrápame si puedes” bautizó el Ministerio de Seguridad que preside la dama de hierro Patricia Bullrich al operativo que terminó con la detención del trader Yago Nahuel Escobar en Villa Mercedes, provincia de San Luis, durante mayo último. Se lo investiga por una estafa piramidal a través de Money Shelter, empresa con sede en Belgrano y vínculos aceitados con Generación Zoe de Leonardo Cositorto, palabras mayores en el nicho.

Leonardo Cositorto, el creador de Generación Zoe. (Foto: Archivo La Nación)

Generación Zoe está en otro nivel de los bajo fondos. Octavo círculo del Infierno del Dante para estafadores. Como fachada: firma dedicada a la educación financiera, el coaching ontológico y espiritual, el apadrinamiento de equipos de fútbol y el intercambio con billeteras virtuales. Ofrecían rendimientos en dólares de hasta el 20% mensual. En las entrañas: un esquema Ponzi elefantiásico con cría en varios países de América Latina y más allá. Cositorto, el “Maddof” pirata cordobés, fue detenido en abril de 2022 por la Interpol en República Dominicana. La Justicia lo imputó por asociación ilícita y estafa. Espera juicio en la cárcel de Bower en la capital de la provincia mediterránea. Su oscura vida y obra son narradas en el documental El vendedor de ilusiones.

Javier Smaldone es consultor informático, tuitero filoso y artífice necesario en la producción del film que desmonta la ingeniería delictiva de Generación Zoe. Por WhatsApp agendamos una entrevista y además me pasó material fascinante para entender la arqueología de un fenómeno que trasciende la mera estafa financiera. Los tentáculos abrazan la política, las nuevas religiones, la ideología libertaria y el capitalismo de plataformas.

Llegué por el documental Cowboy Kings of Crypto a la historia de IM Academy, una criptosecta yanqui, creada por el criptogurú Christopher Terry, que reclutaba pibas y pibes ansiosos por triunfar en el mundo de los criptoactivos. Una estafa piramidal que dejó miles de heridos en todo el planeta. Fervor religioso, la pandemia como caldo de cultivo y redes sociales con carnada. ¿Les suena con acento cordobés? Cuando miraba la película me acordaba con ironía del clásico de clásicos del hardcore noventero “Mandame tu dinero” de Suicidal Tendencies. Los estafados quedaron con la soga al cuello.

Con Generación Zoe, Cositorto prometía rendimientos del 20% mensual en dólares. Fue detenido en 2022 por asociación ilícita y estafa. (Foto: Archivo La Nación)

La charla con Smaldone es didáctica: “Hay una relación directa en este mundo de las cripto y el trading con la filosofía libertaria de que el Estado es esencialmente algo malo y no debería existir. Se comercia con activos financieros hace varios siglos, pero ese siempre fue un universo fuertemente regulado. Era algo que no se podía hacer libremente, sin dejar un registro contable: no cualquiera podía ser trader, administrar dinero de terceros, y un particular tampoco podía ir directamente a la bolsa y hacer operaciones. Con las criptos aparece un dinero no regulado, y asociado a eso aparecieron los traders de criptos, que tampoco están regulados, cualquiera puede comprar y vender activos digitales, o intermediar”.

¿Y quién se hace responsable de los resultados?

Cuando va todo bien y se gana plata, todos felices. ¿Pero qué pasa cuando va mal? Las regulaciones son protecciones para el inversor. Los libertarios te dicen que el Estado no tiene que intervenir. Así estamos, quién te protege. Ellos se vieron El lobo de Wall Street, pero no la entendieron. El lobo era el malo, el que estafaba, arruinaba, dejaba gente en la calle. Todos podemos ser víctimas del lobo, incluso ellos.

En el documental sobre Generación Zoe se habla de la pandemia como un escenario ideal para el crecimiento de este fenómeno.

El coaching financiero y ontológico, la crisis económica, el desencanto de los jóvenes con el futuro, todo confluye y la pandemia lo empeoró. Recluidos, aislados de su entorno, sin ingresos, y se da también un crecimiento del valor de las criptos. Aparece alguien que te dice que tiene un algoritmo, inteligencia artificial, tecnología para saber cuándo sube una cripto. Mucha gente les cree. Es como la magia. Upton Sinclair decía que cualquier tecnología avanzada es indistinguible de la magia.

Al ver el documental pensaba en los puntos en común que tienen las figuras de Cositorto y del presidente Milei, y todo el engranaje del mundo del trading. ¿Qué los une?

A Milei no se lo menciona en el documental, pero es claro el vínculo entre esas ideas de la libertad y la autosuperación. Explotaron en la pandemia como antisistemas, y la gente empezó a creer en esos discursos. Pero además hay relaciones directas y reales: antes de ser apresado, Cositorto apoyó a un candidato de ultraderecha en Colombia en las elecciones de 2022, el pastor evangélico John Milton Rodríguez, que daba charlas con Agustín Laje. Hay vivos de Instagram entre Milei y Rodríguez. En el mundo de las estafas financieras, no te olvides de que Milei, ya siendo diputado, a finales de 2021 promocionó a Coinx World, un Ponzi que ofrecía entre un 5 y un 8% mensual en dólares garantizado y cayó en desgracia poco después. Por otro lado hay vínculos ideológicos con el modelo de negocios del trading, hablaba maravillas en sus redes de NW Professional Traders, hay videos. Al final parece que llegó un trader a la presidencia.

Es sábado temprano. Amanecido un poco más pobre, escucho Sumo en mi casa: “Quiero dinero, es un corpiño para madrugar/ No, 10 centavos tengo (Dame plata)/ Quiero dinero, yo también (Un corpiño)/ Bueno, no importa”. Hace un rato tuve una larga charla con Alejandro Egea. Joven coach financiero, cráneo candente de Master Crypto Club, un negocio de asesoría y educación en monedas virtuales, finanzas descentralizadas y sus satélites. Tiene 35 años y mucha labia. Experto en bitcoin, tether y otros metálicos virtuales, con título de honor en la universidad de la calle y las redes sociales. Un self-made man hecho y derecho. Ferviente defensor de las ideas de la libertad: “El gobierno favorece al sector cripto. Yo soy un emprendedor y las políticas libertarias ayudan para nuestro desarrollo. El blanqueo de capitales es bueno, permite crear nuevos activos y da trabajo”.

Egea se siente a gusto en el país de la libertad, no confundir con libertinaje: “Nos sacan de la cloaca en la que estábamos. Se quitan limitaciones, nos acercamos a países del primer mundo”. En su empresa ofrece servicios de asesoría financiera uno a uno. Al escucharlo tuve un déjà vu de los años menemistas. Cuando se despide, separa el trigo de la paja: “No soy de esos que te venden ser trader para solucionar los problemas de tu vida. Pibes de 19 años que te dan lecciones desde Dubái en sus redes. Mis clientes son de otro palo. Esos son curros, nadie vive 100% de esto. Esto es trabajar, trabajar y trabajar. Quién te garantiza qué vas a comer mañana”.

Corto el llamado. Ahora tengo que terminar la crónica antes de que se incendie el edén del trading, otra futura ruina circular del capitalismo. Releo La Bolsa, una novelita tan delgada como potente que firmó Julián Martel, pseudónimo de José María Miró, un joven periodista proveniente de una familia aristocrática venida a menos. La Bolsa fue su único libro, murió antes de llegar a los 30. La novela salió por entregas en el diario LA NACIÓN y fue publicada a finales del siglo XIX. Recrea el período de especulación, desenfreno económico y plata dulce de la última etapa de gobierno de Miguel Juárez Celman, el unicato que sucumbió con el crac financiero de 1889. En la novela se narra un banquete que comparten laburantes de las finanzas, testigos del derrumbe argentino. Brinda un trader decimonónico: “¡Come, come, insigne doctor, saborea despacio los manjares que te presentan, porque los bolsistas como tú, sábelo bien, no tienen nunca seguro el pan de mañana!”.

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