Leo Genovese, brillante jazzero argentino y director musical de la banda de Residente: “En Berklee me miran como si fuera un axolote”

Leo Genovese nació en Venado Tuerto y vive en Nueva York. Este fin de semana, toca con Residente en el Movistar Arena. Colaboró con Esperanza Spalding, The Mars Volta y ganó un Grammy con la leyenda del jazz Wayne Shorter

Por  SEBASTIÁN CHAVES

septiembre 26, 2024

Leo Genovese, un artista dificil de encasillar.

Hay días en los que Leo Genovese toca el acordeón en la peña y jineteada “A lonja y guitarra” en Arias, un pueblo cordobés que según el último censo tiene 7635 habitantes. Hay otros días en los que toca en el Village Vanguard, el club de jazz de más renombre de Nueva York. Para ser exactos hubo seis días en los que tocó allí. Agotó todas las entradas pero no lo volvieron a llamar. Él cree que fue porque un día sumó un humorista, otro día a un orador que tiró agua bendita y otro día a un músico que llevó una trompeta tibetana de cuatro metros que el público de las primeras filas ayudó a sostener. Ese día tocaron el Himno Nacional Argentino “en versión medio Ornette Coleman”, dice. También hay días, generalmente días de verano, en los que Leo Genovese toca en Bebop, un club de jazz de Buenos Aires, con el Trío Sin Tiempo, que completan Mariano Otero y Sergio Verdinelli. Hubo uno de esos días que fue Fito Páez a escucharlos. Hay días en los que Leo Genovese graba y gira con The Mars Volta. Hubo un día en el que tocó con Wayne Shorter y lo hizo tan bien que ganaron un Grammy. También hubo otro día con Wayne Shorter en el que no tocó tan bien, y entonces Wayne Shorter le dijo que tenía que pensar menos, que convirtiera la técnica en divertimento. “Si no es divertido, ¿entonces para qué hacerlo?”. Entonces ahora no hay días en los que Leo Genovese no toque pensando así, con la enseñanza que le dejó uno de los máximos saxofonistas de la historia. En la agenda de Leo Genovese, ahora, hay dos días, el 27 y 28 de septiembre (la misma semana en la que tocó el acordeón en el festival de doma “A lonja y guitarra” en Arias) en los que tocará en el Movistar Arena -cuya capacidad en las dos fechas agotadas prácticamente cuatriplica a la población del pueblo cordobés- como pianista y director musical de Residente, con quien también trabaja en estudio en rol de co-compositor y co-productor. 

Leo Genovese nació el 30 de junio de 1979 -“siempre el más chico del aula”, dice- en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe. En su familia hay pianistas, violinistas, guitarristas, bandoneonistas y payadores. Con todos ellos toca y comparte tiempo cada vez que una gira lo trae a la Argentina. Pero hoy reside en Nueva York, en un departamento en Brooklyn donde tiene un piano, una cama, vinilos, una pava, yerba y no mucho más. La mayor parte de sus días los pasa afuera de su casa, entre grabaciones y shows en busca de “esa cosa sagrada” que él dice tiene la música pero que no siempre se encuentra. “Lo más divertido de todo es que no estamos en control, a veces entrenaste un mes y ese día empezás con un gol en contra a los 10 segundos. Pero lo que tienen en común todas las músicas, todas las experiencias, todos los escenarios, es la búsqueda de esa comunión, de ese de ese compartir cuando el ego desaparece y estamos al servicio desde un mensaje más grande”.

Loe Genovese se formó con Norberto Morelli, el padre del célebre baterista Jota Morelli (Fito Páez, Luis Alberto Spinetta, Riff y Enanitos Verdes, entre otros).

Escuchar a Leo Genovese tocar el piano es escuchar una expansión total de lo tímbrico, lo melódico y, sobre todo, lo armónico. Dominio y libertad al mismo tiempo de alguien que hizo tan propio el lenguaje musical que por momentos parece olvidarlo. Es parte de una búsqueda constante que empezó con el rock nacional desde Marca Acme, la banda de rock que armó con amigos durante su adolescencia en Venado Tuerto, con quienes tocaba versiones de Los Fabulosos Cadillacs y Los Auténticos Decadentes a Charly y Spinetta, siguió con el folklore y continuó con el jazz “cuando el corazón lo pidió, el oído pudo aceptar y la cabeza buscó”. Entonces se fue a estudiar a Berklee, la prestigiosa escuela de música en Boston. El idioma inglés le costó más que el musical. Todavía le cuesta, dice y se ríe: “Tengo un acento muy exótico, no me pueden mirar ni como alguien inferior, me miran más como si fuera un axolote”.

Le daban indicaciones y entendía apenas una sola palabra, a partir de ahí se armaba un universo imaginario con una respuesta que no siempre era la que sus interlocutores buscaban. Así su cabeza armó lo que él llama un “infrarrealismo cósmico inconsciente”, que bien puede definir su estilo en el piano. En esos inicios, de todos modos, fue difícil. “A poner más empeño, más fuerza y más silencio”, cuenta Leo Genovese que fue la salida. “Si me llamaban para una sesión de grabación a las 4 de la mañana de un lunes, para un concierto que pagaba 30 pesos y había que viajar horas y llegaba hecho una momia… siempre mi respuesta era ‘Dale, le metemos'”. Así fue que llegó a grabar cuatro discos con Esperanza Spalding y convertirse en el director musical de la banda que acompañaba a la bajista y cantante, en el que fue su primer trabajo en las grandes ligas. Wayne Shorter y George Garzone son algunas de las grandes figuras del jazz con las que también ha tocado y grabado.

Durante sus años en Venado Tuerto, Leo Genovese fue alumno de Norberto Morelli, padre de Jota Morelli, mítico baterista que tocó, entre otros, con Luis Alberto Spinetta en Téster de violencia y Don Lucero. Fue a través de él que Rafa Arcaute, productor de Calle 13 que por entonces buscaba un pianista que viviera en Nueva York para el nuevo proyecto de Residente, supo de la existencia de Leo Genovese. Arcaute y Genovese se juntaron a comer en Balvanera, un restaurante argentino en el Lower East Side de Manhattan. El productor le dijo al pianista que se acerque a los estudios Electric Ladyland donde Residente tenía reservadas unas sesiones. Antes de ir a tocar a Smalls, un club de jazz en el que entran menos de 80 personas, Leo Genovese entró a los estudios que alguna vez fundó Jimi Hendrix y grabó con Residente. “Nos tomamos un par de cervezas belgas, de las que le gustan a René y grabamos la canción ‘Desencuentro'”, recuerda. 

Ya establecido como co-compositor y co-productor de varias de las canciones de Las letras ya no importan, el disco que Residente publicó en febrero de este año, Genovese cuenta cómo es hacer música a la par de una de las máximas figuras del reggaetón, el hip-hop y otros ritmos latinoamericanos: “Tiene mucho de cinematográfico, la música realmente florece hacia lugares que son nuevos y saludables por así decirlo, es un desafío ver cómo uno traduce este lenguaje a lo sonoro. De repente algo que se dice que queda en el aire no como algo final, pero que es un trampolín hacia pensar o proponer. Es como esas líneas donde se juntan el Océano Índico y el Atlántico, viste que se ve bien delimitado. Bueno, justo ahí cuando se chocan las aguas y una se transforma en lo otro es donde hay mayor riqueza animal y vegetal”.Y fue a partir de Residente que conoció a Omar Rodríguez-López, líder de The Mars Volta, quien también grabó en “Desencuentro”. Con The Mars Volta, Genovese grabó para el disco homónimo del grupo, editado en 2022, y para Que Dios Te Maldiga Mi Corazón, de 2023. Desde entonces es parte de las giras del grupo, que retomarán el año que viene. “Es un artista infinito que ha inventado un universo propio”, dice Genovese sobre Rodríguez-López. Y cuando tiene que explicar cómo es que hace para tocar folklore en una peña, reggaetón en el Movistar Arena, girar con The Mars Volta y ser además uno de los jazzeros más libres y experimentales de la actualidad, simplifica: “El corazón no cambia”.

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