[Cuestionario RS] María Gainza: “El deadline es la hermosa espada de Damócles que necesito para producir”

La escritora María Gainza revela parte del proceso creativo por detrás de 'Un puñado de flechas', su último libro, y recuerda el primer show que vio en su vida

Por  Humphrey Inzillo

julio 25, 2024

Rosana Schoijett

“Quería un libro renacentista, un libro que reafirmara el valor del encargo”, dice María Gainza. La escritora se refiere a Un puñado de flechas, flamante lanzamiento de la editorial Anagrama, que ya va por su segunda edición. “Siempre me ha maravillado algo que es bastante obvio: que la historia del arte es la historia del encargo. Yo quería un libro donde todos, o la gran mayoría de los textos, hubieran nacido por pedido de alguien, pero que, a la vez, eso no les quitara valor literario. Me dije, voy a intentar dar vuelta la idea de que un encargo supone algo convencional, voy aceptar, pero imponiendo una condición: completa libertad de formato, género y extensión. Y empecé a tomar riesgos, como si la propia naturaleza del encargo me empujara a probar cosas nuevas, a evitar lo formulaico, que es en lo que cae el texto de arte por default. Tuve suerte de tener clientes dispuestos a arriesgar. Del encargo, el dinero no es lo que mueve mi amperímetro, lo que me espolea la imaginación es el desafío de romper moldes y la fecha de entrega. El deadline es la hermosa espada de Damócles que necesito muchas veces para producir”.

En muchos casos, sus relatos (que por su mezcla de registros, a medio camino entre el ensayo y la narración, podemos definir como “híbridos”) tienen algo de detectivesco. “Puedo imaginar (casi inventando) posibles orígenes”, arriesga Gainza. “Puede que el tono lo haya tomado de una serie de libros que leía de chica que tenían como protagonista a una detective llamada Nancy Drew, puede que viniera de cierta manera de ser que me subyugaba en Clarice Sterling en El silencio de los inocentes o incluso puede que lo haya robado del cine negro que miré con fruición desde joven. Estas cosas que nombro pueden tener algo que ver, o no. También puede ser que haya tenido un interés anterior, desde bebé digamos, producto de la curiosidad por descubrir lo que anidaba fuera de mi cuna, y que esa inclinación me llevara posteriormente a adorar estas lecturas y películas. De todas maneras, hay algo detectivesco en la escritura de cualquier texto. Una escribe sobre aquello que quiere saber: sobre lo que no conoce. Cuando se escribe conviene más entrar en modo explorador que en modo turista”.

En una nota al pie al final de “Una concentrada dispersión”, uno de los 15 textos que incluye Un puñado de flechas, la autora se define como una “coleccionista de subrayados”. Gainza aclara: “Yo no colecciono, para serte sincera. La que colecciona es la narradora. La narradora toma cosas mías, pero también de otros. Es amiga de lo ajeno, digamos. Lo que sí hago es leer con lápiz en mano siempre. A veces solo reconozco que leí un libro porque reconozco mis subrayados. Muchas de esas citas terminan en textos. Cómo lo hago, no lo sé, acá entra en juego la casualidad. Abro un libro por curiosidad, por costumbre, leo un subrayado, y a veces pasa que justo se liga con algo que estoy escribiendo (es cierto que cuando estoy escribiendo encuentro patrones en todas partes, entro en un estado de paranoia delicioso). Pero el método que uso no tiene manera de sistematizarse. Me siento un poco como los árabes cuanto diseñaba sus jardines: se ponían de espaldas al cantero y tiraban las semillas hacia atrás. Donde ellas caían, caían. Ese azar dictaba el diseño. De todas formas, nada seca más la vida de un libro que las explicaciones balbuceantes del autor”.

“Leer promiscuamente terminó de formarme”, asegura Gainza. (Foto: Rosana Schoijett).

En otro de los textos, en el que recuerda sus inicios en el periodismo, Gainza sostiene que haber estudiado Historia del Arte le otorgaba un plus sobre otros integrantes de la redacción. “Esa formación académica era lo suficientemente importante para no sentirme una estafadora completa. Me dio un plus sobre otros periodistas de la redacción, pero nunca fui una erudita de la historia del arte. Leer promiscuamente terminó de formarme y eso sucedió fuera de la universidad”, asegura.

En 2019 Gainza se alzó con el premio Sor Juana Inés de la Cruz, una importantísima distinción en la literatura de habla hispana. “Los premios no modifican ni un ápice la valoración que tengo sobre lo que hago”, aclara la autora. “He estado en decenas de jurados de arte y conozco las arbitrariedades que entran en juego a la hora de premiar. No hay que tomárselos en serio. Es como ganarse la lotería: hay que agradecerlos, cobrarlos y correr al banco”.

Mientras se prepara para la presentación oficial de su libro, María Gainza se hace un rato para responder el Cuestionario RS.


1. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a una disquería? ¿Qué disco te llevaste? ¿En qué formato?

El año pasado. Le compré un tocadiscos a mi hija para el cumpleaños y de yapa un vinilo: After chabón de Sumo. 

2. ¿Te acordás de los sueños habitualmente? ¿Tenés algún sueño recurrente?

Hace poco tuve uno que me quedó grabado pero, por lo general, los olvido. De hecho no sé si fue un sueño o una parálisis del sueño. El asunto es que me tiré a dormir una siesta y soñé que me quería despertar y no podía. Trataba de abrir los ojos y los tenía pegados, no podía salir de las redes del sueño. Suena angustiante pero no lo era. Me decía a mí misma: “Tranquila, estás muerta de sueño”. Lo extraño es que me había ido a dormir con una migraña fuerte y al despertar se había ido. El famoso sueño profundo y reparador. 

3. ¿Sos buena cocinera? ¿Cuál es tu especialidad?

Te lo resumo: si hago arroz, lo quemo. Nunca logré que la cocina fuera  “un espacio de relajación”, como dicen algunos. Por mi resolvería los almuerzos a base de mates y las cenas con pastillas de astronauta. Pero como tengo una hija, tengo que hacer el esfuerzo. Mi especialidad es la carne al horno. Y el secreto es que sea buena la materia prima. 

4. ¿Tenés mascotas? 

Tengo, tuve y tendré. Fui perrera toda mi vida pero en los últimos años pasé al gato, que es un camino de ida. 

5. ¿Cómo armarías el line-up de tu festival ideal?

Line-up ideal es un oxímoron para mí. Me da claustrofobia estar en medio de mucha gente, no aguantaría ni media hora en un festival. En mi cabeza un show ideal es en un bar con una picada y Elliot Smith tocando su guitarrita. 

6. ¿Cuál es el instrumento más raro que tenés en tu casa?

Un quitapelusas. 

7. ¿Cuál era tu dibujito animado favorito cuando eras chica? ¿Y ahora?

La pantera rosa, sin ninguna duda. Desde que empezaba la cortina musical de Henry Mancini quedaba hipnotizada. Droopy también me hacía reír. Ahora que pienso eran dos personajes con una personalidad similar: eran solitarios, amables, inteligentes, elegantes e imperturbables. Todas cualidades que me gustan en la gente. Cuando mi hija era chica nos encantaba Gravity Falls. Ahora ya no miro. Quizás debería. 

8. ¿Tuviste alguna experiencia sobrenatural?

Tengo pálpitos fuertes pero no califican de sobrenatural supongo. Son más bien intuición aguda, pero a veces es tan aguda que me he llegado a asustar de mi misma.

9. ¿Cuál es el último libro que leíste?

Soy un gato, de Soseki. 

10. ¿A qué celebridad te gustaría tener entre tu público?

A Facundo Cabral. 

11. ¿Cuál es el objeto más viejo que atesorás?

No atesoro cosas viejas. Soy de tirar porque tenía una madre que acumulaba compulsivamente. Es probable que mi desapego sea una reacción. 

12. ¿Qué actriz podría protagonizar la serie sobre tu vida?

Joan Fontaine. 

13. ¿Cuál es tu deporte favorito?

Mirar ballet por youtube. 

14. ¿Cuándo fue la última vez que pediste un autógrafo?

No soy de pedir autógrafos porque no tengo fanatismos, pero hace dos años estaba en Nueva York e iba caminando por la 5ta Avenida con mi hija cuando nos cruzamos a Paul McCartney. Y no se me ocurrió mejor cosa que acercarme y decirle: ¿Sos Paul McCartney? A lo que imperturbable él me contestó: No. Pero era obvio que era. O sea: no llegué a pedir un autógrafo porque me cortó el rostro, pero fue la última vez que tuve el impulso de hacerlo. 

15. ¿Cuál fue tu primer recital?

César “Banana” Pueyrredón en Solanas, una playa de Punta del Este.

16. ¿En qué creés? 

En mí.