15 cosas que vimos en el Quilmes Rock 2022

En dos jornadas, los cinco escenarios tuvieron todo tipo de propuestas. Un resumen de los mejores momentos del festival

Por  ROLLING STONE

mayo 2, 2022

14 cosas que vimos en el Quilmes Rock
El público durante el show de Los Auténticos Decadentes

Ignacio Arnedo

Un Damon Albarn feliz

Gorillaz en el Quilmes Rock 2022
Damon Albarn, en su segunda visita con Gorillaz a la Argentina. Foto: Agustín Dusserre.

Además de las infalibles y fascinantes visuales que acompañan a Gorillaz (desde las apocalípticas de Plastic Beach a los icónicos gorilas zombies de “Clint Eastwood”) y la participación de Trueno, el concierto de uno de los tantos proyectos de Damon Albarn tuvo al artista inglés en una muy buena noche. Fue pura sonrisa en las casi dos horas de show, bajó un par de veces al vallado, se puso una máscara como la que usa 2D, el vocalista de la banda animada, levantó una bandera argentina y a cada tema le puso una entrega extra para entregar una presentación excelente. 

La versión distópica y cyberpunk de Nathy Peluso

Nathy Peluso en el Quilmes Rock 2022. Foto: Florencia Daniel.

En uno de los momentos más altos de la segunda fecha del Quilmes Rock, Nathy Peluso presentó oficialmente Calambre en la Argentina. Además de las canciones de ese disco, la artista se mostró en el escenario más cerca de cómo se la había visto en videos como “Emergencia”, en un plan distópico donde parece que lo único que nos puede salvar es esta guerrera sandunguera. Las versiones de los temas, como “Delito” y la BZRP Music Session #36, también fueron tan oscuras y agresivas como su apariencia.

La emoción de Fer Ruiz Díaz en la vuelta de Catupecu Machu

Flavio Cianciarulo, invitado al show de Catupecu Machu en el Quilmes Rock 2022. Foto: Ignacio Arnedo.

“Este es el show más importante de mi vida”, dijo Fernando Ruiz Díaz el domingo a la noche, en Tecnópolis, mientras rescataba gemas de la discografía de Catupecu Machu para este recital homenaje a su hermano Gabriel, que falleció en enero del año pasado. Con Abril Sosa en batería, Macabre en teclados y Charlie Noguera en bajo, interpretó “Cuentos decapitados”, “Héroes anónimos”, “Metrópolis nueva”, “En tus sueños” (en inolvidable versión con Flavio Cianciarullo en bajo), “Grandes esperanzas”, “A veces vuelvo”, “Magia veneno” y “Plan B: Anhelo de satisfacción” (con los Massacre, autores del tema, en el escenario). Después, en las pantallas aparecieron imágenes de Gaby Ruiz Díaz y “Dale!” sonó más fuerte que nunca. El cierre, de un set redondo y emotivo, fue con temas de los primeros años: “Entero o a pedazos”, “Y lo que quiero es que pises sin el suelo” y “Le di sol”.

La hermandad de Turf, Los Auténticos Decadentes y el hit

Pegados en la grilla, antes de que el sol deje de pegar en Tecnópolis, Turf y Los Auténticos Decadentes tocaron en los escenarios principales del Quilmes Rock y se cruzaron al otro lado para compartir un rato de música y fraternidad rockera. Cucho visitó a la banda de Joaquín Levintonel hombre de tapa de RS en abril– y Leandro Lopatín para “Yo no me quiero casar y ¿usted?”. Más tarde, cuando Diego Demarco pasó al frente de los Decadentes, fueron los Turf que se sumaron para su ya conocido “La prima lejana”. Mientras Levintón todavía se abrazaba a Jorge Serrano, Lopatín se despidió con un grito de aliento al mic: “¡Viva los Deca!”.

El homenaje de Kapanga a Intoxicados

“Qué linda tarde para ponerse en modo diablo”, dijo el Mono de Kapanga antes de calzarse una máscara roja con cuernos y extenderse por una hora en una lista de hits -de los que la banda tiene muchos-. A sabiendas de que sus canciones tienen el poder de armar remolinos humanos, la banda se mantuvo atenta a la seguridad del público, con constantes recordatorios de cuidado mutuo y una intención de armar un “pogo solidario”. Eso es exactamente lo que pasa cuando, después de invitar a Psicopato (Coulrofobia) a subir al escenario como guitarrista invitado (y presentarlo como Pato Sardelli, por cierto parecido físico) la banda hiló sus propios delirios de humor y amor: ejecutó la intro de “Si te vas” de Airbag, la primera parte de su propio hit poguero “La taberna de Moe” y sumó dos fragmentos de temas de Intoxicados: “Está saliendo el sol” y “De la guitarra”. “No seremos el pogo mas grande del mundo, pero sí el más feliz”, definió el cantante.

El tándem Recanati-Bertoldi y un cruce de climas inesperado

Barbi Recanati en el Quilmes Rock 2022. Foto: Agustín Dusserre
Barbi Recanati y Marilina Bertoldi en el Quilmes Rock 2022. Foto: Agustín Dusserre

“Dormíamos de más/ Pensábamos de más/ Nunca te decía que no/ Llorábamos de más”, acaba de cantar Barbi Recanati en su show de la segunda jornada del Quilmes Rock, acompañada de Marilina Bertoldi en el bajo, Lux Raptor en teclados, Juan Manuel Segovia en guitarra y Tomas Molina Lera en bateria. Cuando los últimos sonidos de su balada rock se empiezan a disolver, en lo que tendría que ser un silencio de aterrizaje, se mete la música de Los Auténticos Decadentes, que más allá, en el predio de Tecnópolis, están haciendo mover una buena cantidad de pies al ritmo de “La prima lejana”. El cambio de clima es notable, Recanati lo asume con humor: “Me gusta porque se mezclan los escenarios y acá vinieron todos los emos tristes”, comenta. “Acá está la oscuridad, esto es para los que no les gusta bailar”, dice antes de entregar “En la frente” (La soledad te está partiendo al medio/ Lo que más duele vuelve) y terminar de despejar lo que de carnaval carioca quedaba en el aire.

Los adelantos del nuevo disco de Benito Cerati

“Qué carajo va hacer Benito Cerati acá hoy. Ni yo lo sé”, fueron las primeras palabras que dijo el líder de Zero Kill al público apenas subió al escenario. Sin guitarras, con batería, sintetizadores y violín, Benito presentó seis temas nuevos de su primer disco como solista, ‘Shasei’. Hace unos días, el joven músico había mostrado en sus redes sociales que terminó la etapa de grabación de este nuevo álbum que tiene como uno de sus invitados a la banda de cuerdas Cuarteto Divergente. “El disco sale en un par de meses”, dijo en el medio del show. Su nueva apuesta incluye un gran despliegue vocal y la fusión de sonidos electrónicos con sonidos de instrumentos clásicos. Su look, un mameluco plateado, lo asemejaba a un astronauta: se puede decir que esta imagen es una metáfora de la exploración de nuevos territorios artísticos, que claramente se ve en su nueva música. “Futuro incógnito”, fue uno de los temas destacados del show, en donde Benito se mostró cómodo y libre en el escenario. El erotismo, que el artista estuvo explotando en ‘Sex’, la obra de José María Muscari, en la que participaba con un número musical-sensual, también estuvo presente en sus movimientos en el escenario. En el final, el tema “Buenos días amor”, una intensa balada pop, lo emocionó y hasta se le cayeron algunas lágrimas. ‘Gracias por bancar, nadie se conocía ningún tema. Gracias por venir”, cerró.

La vuelta de Virus en el regreso del Quilmes Rock

“Ahora vamos a invitar a un artista que significa mucho para nuestras vidas y nuestro corazón”, dijo Marcelo entre la ternura y la firmeza que caracteriza cualquier presencia Moura y a continuación Benito Cerati pisó el escenario abrigado por una campera negra de cuero. Hicieron “Una luna de miel en la mano” y cuando Marcelo entonó altivo el verso “Adorando la vitalidad” le clavó la mirada al hijo del ex Soda Stereo. Con una clase de fineza sonora, aún anclada en aquellos años ochentas del rock argentino, Virus se paseó entre hits. “Es imposible no bailarlas” dijo el muchacho de seguridad que cuidaba la torre de sonido. Fueron de “Imágenes paganas” a “El probador”, de “Pronta entrega” a “Wadu wadu”. “Hace siete años que no tocábamos, esto es muy importante para nosotros, vamos a seguir un tiempo más”, aseguró Marcelo que, sobre el cierre, agradeció al público la fidelidad de tantos años. Esta vez sí acudieron al banquete.

Vicentico en formato trío digital

Vicentico en el Quilmes Rock 2022. Foto: Agustín Dusserre.

Ver a Vicentico presentar su propuesta solista con un trío en tonos electrónicos y hasta bastante digital estuvo entre las sorpresas en el Día 1 del festival en Tecnópolis. Sin ir más lejos él, por momentos, soltó la guitarra y colgó con un moog para destilar sus gustos dub y reggae partiendo a sus composiciones hacia otros lugares estéticos. Es cierto, algo de ese aroma circula por el inicio de su último disco (El pozo brillante, 2021) pero la performance estética fue más allá. Da la impresión que mientras conserve ese caño que desenfunda con su voz, tan personal y quebrada, lo demás es buen acompañamiento. Esta idea la dejó clara cuando su propuesta tecno terminó, se quedó solo en el escenario con una acústica y cantó dos bises: “Siguiendo la luna” y “Vasos vacíos” de Los Fabulosos Cadillacs. Antes de ese cierre de fogón, convirtió “Los caminos de la vida” en una cumbia digital dando así el punto más alto de su gran show. 

El Cuarteto de Nos y su chip inteligente 

Desde uno de los escenarios principales y en horario central, El Cuarteto de Nos dio cátedra. En realidad, aunque el set de la banda uruguaya fue sencillamente impecable, la masterclass corrió por cuenta de su cantante, Roberto Musso, cuando se quedó solo en escena junto a la pantalla y la voz de una pariente rebelde y sagaz de Siri. Fue el momento de “Contrapunto para humano y computadora” (del disco Jueves), ese duelo de payadores y/o batalla de gallos, que ya nos había asombrado en 2019, por su ingeniosa puesta para reflexionar sobre humanidades y máquinas. Llevado a las proporciones de un festival, frente a decenas de miles, el tema adquirió, con una tensión rara y cautivante, incluso otras implicancias acerca de la performance, la espectacularidad y el espacio para las ideas complejas en un show masivo. Filosofía y poesía cruel.

Los Besos reclamando su lugar en los festivales

Vestidos de ópera pop, y con Paula Trama de calzas negras y huesos dibujados, Los Besos apostaron por un repertorio de clásicos. El escenario Enigma era en uno de los galpones de Tecnópolis, ideal para las canciones de la compositora más profunda de la canción pop argentina. Paula Trama envuelve con su dulce canto a un público propio, muy diverso, que se apartó de la potencia de Eruca Sativa y se refugió en versos como “Si yo fuera/ tu candidata en la República Argentina, / tal vez sería / la trombonista de una banda metalera (de “Canción del ballotage”) y “Jamás hice una canción de amor/ y tal vez esta va a ser la primera” (de “Copia viva”). En horario central, la banda que también tocó su nuevo corte “En la arena” dejó la impresión que están listos para sumarse a este tipo de festejos masivos.

Feli Colina y su mirada moderna del folklore

Feli Colina en el Quilmes Rock 2022. Foto: Ignacio Arnedo.

En términos musicales, Feli Colina podría tocar en el Festival de Cosquín Folklore. Pero hay un detalle: su performance. El escándalo que se armaría frente a una mirada conservadora de mesa chica, quizás similar a la que generó aquella historia de Mercedes Sosa invitando a Charly García para presentar Alta fidelidad, su disco a dúo de 1997. A pesar de contar con temas más pop en sus tres discos, la artista salteña apostó por un set con bases folklóricas. La tradición, para ella, quedó solo de referencia. Con un ritmo de guajira se sentó al borde del escenario y tiró besos, bailó como odalisca mientras cantaba un carnavalito y pregonó un texto oral de reivindicación femenina sobre una base de chacarera digital se mezclaban entre el set de percusión y la batería. Fue un show donde la concurrencia coreó varias de esas canciones, incluidos sus nuevos suegros, Vicentico y Valeria Bertuccelli

Quilmes Rock lució su archivo

Entre medio de show y show, a través de las pantallas -y de su imaginario digital en redes, ¿por qué no?- la vuelta del Quilmes Rock apeló al valor de su propia historia. Aparecieron los recuerdos internacionales de antaño con The Offspring, Korn, Foo Fighters, Arctic Monkeys, Radiohead y Aerosmith. Pero la grilla de 2022 también funcionó como una suerte de retrospectiva de otros valores locales ya fueron parte en otras ediciones como Los Pericos, Turf, Las Pelotas, Los Auténticos Decadentes, Divididos, Catupecu Machu, entre otros. Caer en la nostalgia puede ser lo más fácil y por eso el mayor desafío que enfrenta Quilmes en su vuelta es lo que pasó en los últimos diez años en materia de propuesta de festivales. Las competencias por un relato diferencial se vuelve difuso con la aparición de celebradas franquicias del extranjero (Lollapalooza, Primavera Sound, Sonar), la creación de nuevos nombres locales (Music Wins), otras vueltas inesperadas (BUE) y el crecimiento en paralelo de la plana federal (Cosquín Rock, Aurora o San Pedro, Baradero y Dolores Rock). Sin embargo, hay suficiente para celebrar. Luego de dos años de que un virus ponga al mundo a cerrar todas sus puertas, la música tenía que volver a sonar así, en cientos de lugares

El Príncipe Idiota llenando el domo de Geiser con post-punk nostálgico y personal

Quince años atrás Mariano di Césare armó Mi Amigo Invencible en el intimismo de su habitación mendocina, para madurar en un colectivo de nutrida discografía con peso propio en el indie local. El Príncipe Idiota, su otro alter ego, surge desde un origen parecido, aunque coexiste a kilómetros de distancia de MAI. En un escenario GEISER a domo lleno se lo pudo ver a di Césare cambió el lo-fi de sus grabaciones por su muy buena backing band El Perfume en un show de media hora de ruminaciones cotidianas: el bajón de estar en casa (“Dramón en la tele”), un poco de poesía fracturada (“Deseo permanente” y “Amazonas”) y la nostalgia, algo que para di Césare es gran parte de su tesis (“Obrador”, “Aluminio”) . Donde MAI nace con corazón rockero mirando horizontes progresivos y multirrítmicos, El Príncipe Idiota se para en el cancionero post-punk con cierto groove atmosférico y personal. Es adecuado pensarlo como un nuevo folklore urbano, que en Tecnópolis tuvo un brilloso momento.

El zapateo fantasmagórico

Por haberse convertido en un clásico no perdió su efecto sorpresa. Cada vez que Fantasmagoria abandona los instrumentos para interpretar “A veces” a capela (algo que aparece de forma más o menos estable en sus shows desde 2010) queda claro que la banda de Gori puede llevar el minimalismo de su música al extremo. Su estilo siglo XX para hacer rock and roll tiene un paso más allá en el camino del despojo (ese que ya aparece en sus canciones) y ellos lo transitan con un brillo que es casi exótico. Para “A veces”, los arreglos vocales, los golpes de manos y las suelas y tacos de zapatos chocando contra el escenario alcanzan y sobran. Una pequeña muestra de que la fórmula menos-es-más casi nunca sale mal.

Textos de Daniel Flores, Emilio Zavaley, Ayelén Cisneros, Paz Azcárate, Facundo Arroyo y Federico Martínez Penna